lunes, 29 de abril de 2024

" La oración cristiana" ( CIC 2574-2577)



                                     " Moisés y la oración del mediador

2574   Cuando comienza a realizarse la promesa ( Pascua, Exodo, entrega de la Ley y conclusión de la Alianza), la oración de Moisés es la figura cautivadora de la oración de intercesión que tiene su cumplimiento en " el único Mediador entre Dios y los hombres, Cristo-Jesús ( 1 Tm 2, 5).

2575   También aquí, Dios interviene, el primero. Llama a Moisés desde la zarza ardiendo ( Cf. Ex 3, 1-10). Este acontecimiento quedará como una de las figuras principales de la oración en la tradición espiritual judía y cristiana. En efecto, si el " Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob " llama a su servidor Moisés, es que El es el Dios vivo que quiere la vida de los hombres. El se revela para salvarlos, pero no lo hace solo ni contra la voluntad de los hombres: llama a Moisés para enviarlo, para asociarlo a su compasión, a su obra de salvación. Hay como una imploración divina en esta misión, y Moisés, después de debatirse, acomodará su voluntad a la de Dios salvador. Pero en este diálogo en el que Dios se confia, Moisés aprende también a orar: se humilla, objeta, y sobre todo pide y, en respuesta a su petición, el Señor le confía su Nombre inefable que se revelará en sus grandes gestas.

2576   Pues bien, " Dios hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo" ( Ex 33, 11). La oración de Moisés es típica de la oración contemplativa gracias a la cual el servidor de Dios es fiel a su misión . Moisés " conversa" con Dios frecuentemente y durante largo rato, subiendo a la montaña para escucharle e implorarle, bajando hacia el pueblo para transmitirle las palabras de su Dios y guiarlo. " El es de toda confianza en mi casa; boca a boca hablo con él, abiertamente " ( Nm 12, 7-8), porque " Moisés era un hombre humilde más que hombre alguno sobre la haz de la tierra " ( Nm 12, 3).

2577   De esta intimidad con  el Dios fiel, lento a la ira y rico en amor ( Cf. Ex 34, 6), Moisés ha sacado la fuerza y la tenacidad de su intercesión. No pide por él, sino por el pueblo que Dios ha reunido. Moisés intercede ya durante el combate con los amalecitas ( Cf. Ex 17, 8-13) o para obtener la curación de Myriam ( Cf. Nm 12, 13-14). Pero es sobre todo después de la apostasía del pueblo cuando " se mantiene en la brecha" ante Dios ( Sal 106, 23) para salvar al pueblo ( Cf. Ex 32, 1- 39). Los argumentos de su oración ( la intercesión es también un combate misterioso) inspirarán la audacia de los grandes orantes tanto del pueblo judío como de la Iglesia. Dios es amor, por tanto es justo y fiel; no puede contradecirse, debe acordarse de sus acciones maravillosas , su Gloria está en juego, no puede abandonar al pueblo que lleva su Nombre" ( CIC 2574-2577).

Comentario:

En la persona de Moisés tenemos un ejemplo para orar sabiendo que Dios es amor y todas sus acciones son leales, no nos trata como merecen nuestros pecados sino que perdona siempre si pedimos sinceramente perdón y tratamos con justicia y amor a nuestros hermanos.



 

" La oración cristiana" ( CIC 2570-2573)

 


                                                " La promesa y la oración de la fe

2570   Cuando Dios lo llama, Abraham se pone en camino " como se lo había dicho el Señor" ( Gen 12, 4): todo su corazón se somete a la Palabra y obedece. La obediencia del corazón a Dios que llama es esencial a la oración, las palabras tienen un valor relativo. Por eso, la oración de Abraham se expresa primeramente con hechos: hombre de silencio, en cada etapa construye un altar al Señor. Solamente más tarde aparece su primera oración con palabras: una queja velada recordando a Dios sus promesas que no parecen cumplirse ( Cf. Gen 15, 2-3). De este modo surge desde el principio uno de los aspectos de la tensión dramática de la oración: la prueba de fe en Dios que es fiel.

2571   Habiendo creído en Dios ( Cf. Gen 15, 6); marchando en su presencia y en alianza con El ( Cf. Gen 17, 2), el patriarca está dispuesto a acoger en su tienda al Huésped misterioso: es la admirable hospitalidad de Mambré, preludio a la anunciación del verdadero Hijo de la promesa ( Cf. Gn 18, 1´15; Lc 1, 26-38). Desde entonces, habiéndole confiado Dios su plan, el corazón de Abraham está en consonancia con la compasión de su Señor hacia los hombres y se atreve a interceder por ellos con una audaz confianza  (Cf. Gn 18, 16-33).

2572   Como última purificación de su fe, se le pide al " que había recibido las promesas" (Hb 11, 17) que sacrifique al hijo que Dios le ha dado. Su fe no vacila " Dios proveeá el cordero para el holocausto" ( Gn 22-8), " pensaba que poderoso era Dios aun para resucitar a los muertos" ( HB 11, 19). Así, el padre de los creyentes se hace semejante al Padre que no perdonará a su propio Hijo, sino que lo entregará por todos nosotros ( Cf. Rm 8, 32). La oración restablece al hombre en la semejanza con Dios y le hace participar en la potencia del amor de Dios que salva a la multitud ( Cf. Rm 4, 16-21).

2573   Dios renueva su promesa a Jacob, origen de las doce tribus de Israel ( CF. Gn 28, 10-22). Antes de enfrentarse con su hermano Esaú, lucha una noche entera con " alguien " misterioso que rehúsa revelar su nombre, pero que le bendice antes de dejarle, al alba. La tradición espiritual de la Iglesia ha tomado de este relato el símbolo de la oración como un combate de la fe y una victoria de la perseverancia ( Cf. Gn 32, 25-31; Lc 18, 1-8)." ( CIC 2570-2573).

Comentario:

El ejemplo de Abraham nos debe animar a imitarlo en la relación con Dios: obediencia a la voluntad de Dios, silencio en la oración, abandono en las manos de Dios que se traduce en la confianza aunque no entendamos sus mandatos y perseverancia en la oración.







 

lunes, 15 de abril de 2024

" La oración cristiana" ( CIC 2568-2569)

 


                                              " Capítulo 1: En el Antiguo Testamento

2568   La revelación de la oración en el Antiguo Testamento se encuadra entre la caída y la elevación del hombre, entre la llamada dolorosa de Dios a sus primeros hijos: ¿ Dónde estás..?...¿ Por qué lo has hecho?" ( Gn 3, 9, 13) y la respuesta del Hijo único al entrar en el mundo: " He aquí que vengo... a hacer, oh Dios, tu voluntad" ( Hb 10, 5-7). De este modo, la oración está unida a la historia de los hombres; es la relación a Dios en los acontecimientos de la historia humana.

                                                 La creación, fuente de la oración

2569   La oración se vive primeramente a partir de las realidades de la creación. Los nueve primeros capítulos del Génesis describen esta relación con Dios como ofrenda por Abel de los primogénitos de su rebaño ( Cf. Gn 4, 4), como invocación del nombre divino por Enós ( Cf. Gn 4, 26), como " marcha con Dios" ( Gn 5, 24). La ofrenda de Noé es  "agradable" a Dios que le bendice y, a través de él, bendice a toda la creación ( Cf. Gn 8, 20'9, 17), porque su corazón es justo e íntegro; él también ( marcha con Dios" ( Gn 6, 9). Este carácter de la oración ha sido vivido, en todas las religiones, por una muchedumbre de hombres piadosos.

En su alianza indefectible con todos los seres vivientes ( Cf. Gn 9, 8-16), Dios llama siempre a los hmbres a orar. Pero, en el Antiguo Testamento, la oración se revela sobre todo a partir de nuestro padre Abraham." ( CIC 2568-2569).

Comentario:

La oración es un acto normal del hombre que es un ser religioso por naturaleza. En todas las culturas antiguas hay indicios de ese deseo intrínseco del hombre por encontrar a su Creador con la revelación de Dios al hombre se reinicia el diálogo interrumpido por la desobediencia del hombre a su Creador.

Seamos dóciles a las inspiraciones del Espíritu Santo en la oración diaria.

domingo, 7 de abril de 2024

" La oración cristiana" ( CIC 2565-2567)

 

                                             " La oración como Comunión

2565   En la Nueva Alianza, la oración es la relación viva de los hijos de Dios con su Padre infinitamente bueno, con su Hijo Jesucristo y con el Espíritu Santo. La gracia del Reino es " la unión de la Santísima Trinidad toda entera con el espíritu todo entero" ( San Gregorio Nc., or. 16, 8). Así, la vida de oración es estar habitualmente en presencia de Dios, tres veces Santo, y en comunión con El. Esta comunión de vida es posible siempre porque, mediante el Bautismo, nos hemos convertido en un mismo ser con Cristo ( Cf. Rm 6, 5). La oración es cristiana en tanto en cuanto es comunión con Cristo y se extiende por la Iglesia que es su Cuerpo. Sus dimensiones son las del Amor de Cristo ( Cf. Ef 3, 18-21).


                                                         Capítulo primero

                                              La revelación de la oración.

                                          La llamada universal a la oración

2566   El hombre busca a Dios. Por la creación Dios llama a todo ser desde la nada a la existencia. " Coronado de gloria y esplendor" ( Sal 8, 6), el hombre es, después de los ángeles, capaz de reconocer " ¡ qué glorioso es el nombre del Señor por toda la tierra!"(Sal 8,2). Incluso después de haber perdido, por su pecado, su semejanza con Dios, el hombre sigue siendo imagen de su Creador. Conserva el deseo de Aquel que le llama a la existencia. Todas las religiones dan testimonio de esta búsqueda esencial de los hombres ( Cf. Hch 17, 27).

2567   Dios es quien primero llama al hombre. Olvide el hombre a su Creador o se esconda lejos de su Faz, corra detrás de ídolos o acuse a la divinidad de haberlo abandonado, el Dios vivo y verdadero llama incansablemente a cada persona al encuentro misterioso de la oración. Esta iniciativa de amor del Dios fiel es siempre lo primero en la oración, la iniciativa del hombre es siempre una respuesta. A medida que Dios se revela, y revela al hombre a sí mismo, la oración aparece como un llamamiento recíproco, un hondo acontecimiento de Alianza. A través de palabras y de acciones, tiene lugar un trance que compromete el corazón humano. Este se revela a través de toda la historia de la salvación. " ( CIC 2565-2567).

Comentario:

El Señor " rico en misericordia" siempre está regalándonos segundas oportunidades para cumplir la misión a la que nos ha llamado " ser felices con El en el cielo" nunca se cansa de ofrecernos oportunidades porque " Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad". Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida por eso debemos " buscarlo, encontrarlo y amarlo" en la fe ( Credo), en los sacramentos, en los mandamientos y en la oración.