V Los bienes y las exigencias del amor conyugal
1643 " El amor conyugal comporta una totalidad en la que entran los elementos de la persona- reclamo del cuerpo y del instinto, fuerza del sentimiento y de la afectividad, aspiración del espíritu y de la voluntad- ; mira una unidad profundamente personal que, más allá de la unión en una sola carne, conduce a no tener más que un corazón y un alma; exige la indisolubilidad y la fidelidad de la donación recíproca definitiva; y se abre a la fecundidad. En una palabra: se trata de características normales de todo amor conyugal natural, pero con un significado nuevo que no sólo las purifica y consolida, sino las eleva hasta el punto de hacer de ellas la expresión de valores propiamente cristianos" ( FC 13).
Unidad e indisolubilidad del Matrimonio
1644 El amor de los esposos exige, por su misma naturaleza, la unidad y la indisolubilidad de la comunidad de personas que abarca la vida entera de los esposos: " De manera que ya no son dos sino una sola carne" ( Mt 19, 6; Cf. Gn 2, 24). " Están llamados a crecer continuamente en su comunión a través de la fidelidad cotidiana a la promesa matrimonial de la recíproca donación total" ( FC 19). Esta comunión humana, es confirmada, purificada y perfeccionada por la comunión en Jesucristo dada mediante el sacramento del Matrimonio. Se profundiza por la vida de la fe común y por la Eucaristía recibida en común.
1645 " La unidad del Matrimonio aparece ampliamente confirmada por la igual dignidad personal que hay que reconocer a la mujer y el varón en el mutuo y pleno amor " ( GS 49, 2). La poligamia es contraria a esta igual dignidad de uno y otro y al amor conyugal que es único y exclusivo." ( CIC 1643-1645).
Comentario:
No podemos ocultar que en el desarrollo de la vida matrimonial hay muchas luces y sombras, como también las hay en el desarrollo normal de la vida, pero esas dificultades no deben llevar al rompimiento de las promesas matrimoniales.
" Tendría un pobre concepto del matrimonio y del cariño humano quien pensara que, al tropezar con esas dificultades, el amor y el contento se acaban. Precisamente entonces, cuando los sentimientos que animaban a aquellas criaturas revelan su verdadera naturaleza, la donación y la ternura se arraigan y se manifiestan como un afecto auténtico y hondo, más poderoso que la muerte." ( SJM Homilía "El Matrimonio vocación cristiana" " Es Cristo que pasa" n. 24).