jueves, 28 de diciembre de 2017

" La profesión de la fe" ( CIC 737-741)



                                                    " El Espíritu Santo y la Iglesia



737 La misión de Cristo y del Espíritu Santo se realiza en la Iglesia., Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo. Esta misión conjunta asocia desde ahora a los fieles de Cristo en su Comunión con el Padre y el Espíritu Santo: El Espíritu Santo prepara a los hombres, los previene por su gracia, para atraerlos hacia Cristo. Les manifiesta al Señor resucitado, les recuerda su palabra y abre su mente para entender su Muerte y su Resurrección. Les hace presente el misterio de Cristo, sobre todo en la Eucaristía para reconciliarlos, para conducirlos a la comunión con Dios, para que den " mucho fruto" ( Jn 15, 5.8.16).

738 Así la misión de la Iglesia no se añade a la de Cristo y del Espíritu Santo, sino que es su sacramento: en todo su ser y en todos sus miembros ha sido enviada para anunciar y dar testimonio, para actualizar y extender el misterio de la Comunión de la Santísima Trinidad ( esto será el objeto del próximo articulo).

                                Todos nosotros que hemos recibido el mismo y único espíritu, a saber, el Espíritu Santo, nos hemos fundido entre nosotros y con Dios. Ya que por mucho que nosotros seamos numerosos separadamente y que Cristo haga que el Espíritu del Padre y suyo habite en cada uno de nosotros, este Espíritu único e indivisible lleva por sí mismo a la unidad a aquellos que son distintos entre sí... y hace que todos aparezcan como una sola cosa en El.

                              Y de la misma manera que el poder de la santa humanidad de Cristo hace que todos aquellos en los que ella se encuentra formen un solo cuerpo, pienso que también de la misma manera el Espíritu de Dios que habita en todos, único e indivisible, los lleva a todos a la unidad espiritual ( San Cirilo de Alejandría, Jo. 12).

739 Puesto que el Espíritu Santo es la Unión de Cristo, es Cristo Cabeza del Cuerpo, quien lo distribuye entre sus miembros para alimentarlos, sanarlos, organizarlos en sus funciones mutuas, vivificarlos, enviarlos a dar testimonio, asociarlos a su ofrenda al Padre y a su intercesión por el mundo entero. Por medio de los sacramentos de la Iglesia, Cristo comunica su Espíritu , Santo y Santificador, a los miembros de su Cuerpo ( esto será el objeto de la segunda parte del Catecismo).

740 Estas " maravillas de Dios", ofrecidas a los creyentes en los sacramentos de la Iglesia, producen sus frutos en la vida nueva, en Cristo según el Espíritu ( esto será el objeto de la tercera parte del Catecismo).

741 " El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos pedir como conviene; más el Espíritu  mismo intercede por nosotros con gemidos inefables" ( Rm 8, 26). El Espíritu Santo, artífice de las obras de Dios, es el maestro de la oración ( esto será el objeto de la cuarta parte del Catecismo)." ( CIC 737-741).

Comentario: Lo más importante en la Iglesia no es ver cómo respondemos los hombres, sino ver lo que hace Dios. La Iglesia es eso: Cristo presente entre nosotros; Dios que viene hacia la humanidad para salvarla, llamándonos con su revelación, santificándonos con su gracia, sosteniéndonos con su ayuda constante, en los pequeños y en los grandes combates de la vida diaria.

lunes, 25 de diciembre de 2017

" La profesión de la fe" ( CIC 731-736)



                         " V El Espíritu y la Iglesia
                             en los últimos tiempos


                                                              Pentecostés


731 El día de Pentecostés ( al término de las siete semanas pascuales), la Pascua de Cristo se consuma con la efusión del Espíritu Santo que se  manifiesta, da y comunica como Persona divina: desde su plenitud, Cristo, el Señor ( Cf. Hch 2, 36), derrama profusamente el Espíritu.

732 En este día se revela plenamente la Santísima Trinidad. Desde ese día el Reino anunciado por Cristo está abierto a todos los que creen en El: en la humildad de la carne y en la fe, participan ya en la Comunión de la Santísima Trinidad. Con su venida, que no cesa, el Espíritu Santo hace entrar al mundo en los " últimos tiempos", el tiempo de la Iglesia, el Reino ya heredado, pero todavía no consumado:

                        Hemos visto la verdadera Luz, hemos recibido el Espíritu celestial, hemos encontrado la verdadera fe: adoramos la Trinidad indivisible porque ella nos ha salvado ( Liturgia bizantina, Tropario de las Vísperas de Pentecostés; empleado también en las liturgias eucarísticas después de la comunión ).

                                            El Espíritu Santo, el don de Dios


733 " Dios es Amor" ( 1Jn 4.8.6) y el Amor que es el primer don, contiene todos los demás. Este amor " Dios lo ha derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" ( Rm 5,5).

734 Puesto que hemos muerto, o al menos, hemos sido heridos por el pecado, el primer efecto del don del Amor es la remisión de nuestros pecados. La Comunión con el Espíritu Santo ( 2Co 13,13) es la que, en la Iglesia, vuelve a dar a los bautizados la semejanza divina perdida por el pecado.

735 El nos da entonces las " arras" o las " primicias" de nuestra herencia ( Cf. Rm 8, 23; 2Co 1,21): la Vida misma de la Santísima Trinidad que es amar " como él nos ha amado" ( Cf. 1Jn 4, 11-12). Este amor ( la caridad de 1Co 13) es el principio de la vida nueva en Cristo, hecha posible porque hemos  "recibido una fuerza, la del Espíritu Santo" ( Hch 1, 8).

736 Gracias a este poder del Espíritu Santo los hijos de Dios pueden dar fruto. El que nos ha injertado en la Vid verdadera hará que demos " el fruto del Espíritu que es alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza" ( Ga 5, 22-23). " El Espíritu es nuestra Vida": cuanta más renunciamos a nosotros mismos ( Cf. Mt 16,24-26), más  " obramos también según el Espíritu"  (Ga 5,25):

                           Por la comunión con él, el Espíritu Santo nos hace espirituales, nos restablece en el Paraíso, nos lleva al Reino de los cielos y a la adopción filial, nos da la confianza de llamar a Dios Padre y de participar en la gracia de Cristo, de ser llamado hijo de la luz y de tener parte en la gloria eterna ( San Basilio, Spir, 15, 36". (CIC 731-736).

Comentario: No puede haber por eso fe en el Espíritu Santo, si no hay fe en Cristo, en la doctrina de Cristo, en los sacramentos de Cristo, en la Iglesia de Cristo. No es coherente con la fe cristiana, no cree verdaderamente en el Espíritu Santo quien no ama a la Iglesia, quien no tiene confianza en ella, quien se complace sólo en señalar las deficiencias y las limitaciones de los que la representan, quien juzga desde fuera y es incapaz de sentirse hijo suyo.

Dios ha confiado sus dones a la frágil y débil libertad humana y, aunque la fuerza del Señor ciertamente nos asiste, nuestra concupiscencia, nuestra debilidad y nuestro orgullo la rechazan a veces y nos llevan a caer en pecado.

viernes, 15 de diciembre de 2017

" La profesión de la fe" (CIC 727-730)



                                                                 " Cristo Jesùs


727 Toda la Misión del Hijo y del Espíritu Santo en la plenitud de los tiempos se resume en que el Hijo es el Ungido del Padre desde su Encarnación: Jesùs es Cristo, el Mesìas.

                      Todo el segundo capítulo del Símbolo de la fe hay que leerlo a la luz de esto. Toda la obra de Cristo es misión conjunta del Hijo y del Espíritu Santo. Aquí se mencionará solamente lo que se refiere a la promesa del Espíritu Santo hecha por Jesùs y su don realizado por el Señor glorificado.

728 Jesùs no revela plenamente el Espíritu Santo hasta que El mismo no ha sido glorificado por su Muerte y su Resurrección. Sin embargo, lo sugiere poco a poco, incluso en su enseñanza a la muchedumbre, cuando revela que su Carne será alimento para la vida del mundo ( Cf. Jn 6, 27.51.62-63). Lo sugiere también a Nicodemo ( Cf. Jn 3, 5-8), a la Samaritana ( Cf. Jn 4, 10.14.23-24) y a los que participan en la fiesta de los Tabernáculos ( Cf. Jn 7, 37-39). A sus discípulos les habla de él abiertamente a propósito de la oración ( Cf. Lc 11, 13) y del testimonio que tendrán que dar ( Cf. Mt 10, 19-20).

729 Solamente cuando ha llegado la hora en que va a ser glorificado, Jesùs promete la venida del Espíritu Santo, ya que su Muerte y su Resurrección serán el cumplimiento de la Promesa hecha a los Padres ( Cf. Jn 14, 16-17.26; 15, 26; 16, 7-15; 17, 26): el Espíritu de Verdad, el otro Paràclito, será dado por el Padre en virtud de la oración de Jesùs; Jesùs lo enviará de junto al Padre porque El ha salido del Padre. El Espíritu Santo vendrá, nosotros lo conoceremos, estará con nosotros para siempre, permanecerá con nosotros; nos lo enseñará todo y nos recordará todo lo que Cristo nos ha dicho y dará testimonio de El; nos conducirá a la verdad completa y glorificará a Cristo. En cuanto al mundo, lo acusará en materia de pecado, de justicia y de juicio.

730 Por fin llega la hora de Jesùs ( Cf. Jn 13,1; 17, 1): Jesùs entrega su espíritu en las manos del Padre ( Cf. Lc 23, 46; Jn 19, 30) en el momento en que por su Muerte es vencedor de la muerte, de modo que, " resucitado de los muertos por la Gloria del Padre" ( Rm 6, 14); en seguida da a sus discípulos el Espíritu Santo dirigiendo sobre ellos su aliento ( Cf. Jn 20,22). A partir de esta hora, la misión de Cristo y del Espíritu se convierte en la misión de la Iglesia: " Como el Padre me envió, también yo os envío" ( Jn 20, 21; Cf. Mt 28, 19; Lc 24, 47-48; Hch 1, 8)". (CIC 727-730).

Comentario: La tradición cristiana ha resumido la actitud que debemos adoptar ante el Espíritu Santo en un solo concepto: docilidad. Ser sensibles a lo que el Espíritu Santo promueve a nuestro alrededor y en nosotros mismos: a los carismas que distribuye, a los movimientos e instituciones que suscita, a los afectos y decisiones que hace nacer en nuestro corazón. "
                   
                    Sin su ayuda nada hay en el hombre que sea inocente y valioso, pues es El quien lava lo manchado, quien cura lo enfermo, quien enciende lo que está frío, quien endereza lo extraviado, quien conduce a los hombres hacia el puerto de salvación y del gozo eterno" ( Secuencia Veni Sancte Spiritus, de la Misa de Pentecostés.

domingo, 10 de diciembre de 2017

" La profesión de la fe" (CIC 721-726)




                                                       " "Alégrate llena de gracia"


721 Marìa, la Santísima Madre de Dios, la siempre Virgen es la obra maestra de la Misión del Hijo y del Espíritu Santo en la Plenitud de los tiempos. Por primera vez en el designio de Salvación y porque su Espíritu la ha preparado, el Padre encuentra la Morada en donde su Hijo y su Espíritu pueden habitar entre los hombres. Por ello, los más bellos textos sobre la sabiduría, la tradición de la Iglesia los ha entendido frecuentemente con relación a Marìa ( Cf. Pr 8, 1-9,6; Si 24): Marìa es cantada y representada en la Liturgia como el trono de la "Sabiduría".

       En ella comienzan a manifestarse las " maravillas de Dios", que el Espíritu va a realizar en Cristo y en la Iglesia.

722 El Espíritu Santo preparó a Marìa con su gracia. Convenía que fuese " llena de gracia" la madre de Aquel en quien " reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente" ( Col 2, 9). Ella fue concebida sin pecado, por pura gracia, como la más humilde de todas las criaturas, la más capaz de acoger el don inefable del Omnipotente. Con justa razón, el ángel Gabriel la saluda como la " Hija de Sión": " Alégrate" ( Cf. So 3, 14; Za 2, 14). Cuando ella lleva en sí al Hijo eterno, es la acción de gracias de todo el Pueblo de Dios, y por tanto de la Iglesia, esa acción de gracias que ella eleva en su cántico al Padre en el Espíritu Santo ( Cf. Lc 1, 46-55).

723 En Marìa en Espíritu Santo realiza el designio benevolente del Padre. La Virgen concibe y da a luz al Hijo de Dios por obra del Espíritu Santo. Su virginidad se convierte en fecundidad única por medio del poder del Espíritu y de la fe ( Cf. Lc 1, 26-38; Rm 4, 18-21; Ga 4, 26-28).

724 En Marìa el Espíritu Santo manifiesta al Hijo del Padre hecho Hijo de la Virgen. Ella es la zarza ardiente de la teofanìa definitiva: llena del Espíritu Santo, presenta al Verbo en la humildad de su carne dándolo a conocer a los pobres ( Cf. Lc 2, 15-19) y a las primicias de las naciones ( Cf. Mt 2,11).

725 En fin, por medio de Marìa, el Espíritu Santo comienza a poner en comunión con Cristo a los hombres " objeto del amor benevolente de Dios" ( Cf. Lc 2, 14), y los humildes son siempre los primeros en recibirle: los pastores, los magos, Simeòn y Ana, los esposos de Caná y los primeros discípulos.

726 Al término de esta misión del Espíritu, Marìa se convierte en la " Mujer", nueva Eva " madre de los vivientes", Madre del " Cristo total" ( Cf.Jn 19, 25-27). Así es como ella está presente con los Doce, que " perseveraban en la  oración, con un mismo espíritu" ( Hch 1, 14), en el amanecer de los  "últimos tiempos" que el Espíritu va a inaugurar en la mañana de Pentecostés con la manifestación de la Iglesia ". ( CIC 721-726).

Comentario: Nuestra Madre es modelo de correspondencia a la gracia: Imitar en primer lugar su amor, la Virgen no sólo dijo fíat, sino que cumplió en todo momento esa decisión firme e irrevocable. Hemos de imitar su natural y sobrenatural elegancia, fue testigo delicado que pasa oculto; no le gustó recibir alabanzas, porque no ambicionó su propia gloria. Tratemos de aprender, siguiendo su ejemplo en la obediencia a Dios, en esa delicada combinación de esclavitud y de señorío  con la que nos enseña a que descubramos la libertad de los hijos de Dios.

lunes, 4 de diciembre de 2017

" La profesión de la fe" ( CIC 717-720)



 

                                            " IV El Espíritu de Cristo
                                            en la plenitud de los tiempos


                                       Juan, Precursor, Profeta y Bautista


717 " Hubo un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan  "( Jn 1, 6). Juan  fue " lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre" ( Lc 1, 15-41) por obra del mismo Cristo que la Virgen Marìa acababa de concebir del Espíritu Santo. La " visitación" de Marìa a Isabel se convirtió así en   "visita de Dios a su pueblo" ( Lc 1, 68).

718 Juan es " Elías que debe venir" ( Mt 17, 10-13): El fuego del Espíritu lo habita y le hace correr delante ( como " precursor") del Señor que viene. En Juan el Precursor, el Espíritu Santo culmina la obra de " preparar al Señor un pueblo bien dispuesto" ( Lc 1, 17).

719 Juan es " más que un profeta" ( Lc 7, 26). En él, el Espíritu Santo consuma el " hablar por los profetas". Juan termina el ciclo de los profetas inaugurado por Elías ( Cf. Mt 11, 13-14). Anuncia la inminencia de la consolación de Israel, es la " voz" del Consolador que llega ( Jn 1, 23; Cf. Is 40, 1-3). Como lo hará el Espíritu de Verdad, " vino como testigo para dar testimonio de la luz" ( Jn 1, 7; Cf. Jn 15, 26; 5, 33). Con respecto a Juan el Espíritu colma así las "  indagaciones de los profetas" y la ansiedad de los ángeles ( 1P 10-12): " Aquel sobre quien veas  que baja el Espíritu y se queda sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo... Y yo lo he visto y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios. He ahí el Cordero de Dios" ( Jn 1, 33-36).

720 En fin, con Juan Bautista,  el Espíritu Santo, inaugura, prefigurándolo, lo que realiza con y en Cristo:  volver a dar al hombre " semejanza" divina. El bautismo de Juan era para el arrepentimiento, el del agua y del Espíritu será un nuevo nacimiento ( Cf. Jn 3, 5)." ( CIC 717-720).

Comentario: La figura de Juan el Bautista, nos recuerda la importancia de conocer y ser fieles a la vocación a la que hemos sido llamados por Dios. Toda la esencia de la vida de Juan estuvo determinada por esta misión preparar a Jesùs un pueblo capaz de recibir el reino de Dios y, por otra parte, dar testimonio público de El. Cada hombre, en su sitio y en sus propias circunstancias, tiene una vocación dada por Dios; de su cumplimiento dependen otras muchas cosas queridas por la voluntad divina: ¿ Acercamos al Señor a quienes nos rodean? ¿ Somos ejemplares en la realización de nuestro trabajo, en la familia, en nuestras relaciones sociales? ¿ Hablamos del Señor a quienes estan a nuestro lado?

lunes, 27 de noviembre de 2017

" Ls profesión de la fe" (CIC 711-716)



                              " La espera del Mesìas y de su Espíritu



711 " He aquí que yo lo renuevo" ( Is 43, 19): dos líneas proféticas se van a perfilar, una se refiere a la espera del Mesìas, la otra al anuncio de una Espíritu nuevo, y las dos convergen en el pequeño Resto, el Pueblo de los Pobres ( Cf. So 2, 3), que aguardan en la esperanza la " consolación de Israel" y la  "redención de Jerusalén " ( Cf. Lc 2, 25.38).

                             Ya se ha dicho como Jesùs cumple las profesas que a El se refieren. A continuación se describen aquellas en qué aparece sobre todo la relación del Mesìas y de su Espíritu.

712 Los rasgos del rostro del Mesìas esperado comienzan a aparecer en el libro del Emmanuel ( Cf. Is 6, 12) " cuando Isaías tuvo la visión de la Gloria " de Cristo: ( Jn 12, 41), en particular en Is 11, 1-2:
                          
                           Saldrá un vástago del Tronco de Jesé,
                           y un retoño de sus raíces brotará.
                           Reposarà sobre El el Espíritu del Señor:
                           espíritu de sabiduría e inteligencia,
                           espíritu de consejo y de fortaleza,
                           espíritu de ciencia y de temor del Señor.

713 Los rasgos del Mesìas se revelan sobre todo en los Cantos del Siervo ( Cf. Is 42, 1-9; Cf. Mt 12, 18-21; Jn 1, 32-34; después Is 49, 1-6; Cf. Mt 3, 17; Lc 2, 32, y en fin Is 50, 4-10 y 52, 13-53, 12). Estos cantos anuncian el sentido de la Pasión de Jesùs, e indican así cómo enviará el Espíritu Santo para vivificar a la multitud : no desde fuera, sino desposándose con nuestra " condición de esclavos" ((Flp 2, 7). Tomando sobre sí nuestra muerte, puede comunicarnos su propio Espíritu de vida.

714 Por eso Cristo inaugura el anuncio de la Buena Nueva haciendo suyo este pasaje de Isaías ( Lc 4, 18-19; Cf. Is 61, 1-2):

                           El Espíritu del Señor está sobre mí,
                           porque me ha ungido.
                           Me ha enviado a anunciar
                           a los pobres la Buena Nueva,
                           a proclamar la liberación a los cautivos
                           y la vista a los ciegos,
                           para dar libertad a los oprimidos
                           y proclamar un año de gracia del Señor.

715 Los textos proféticos que se refieren directamente al envío del Espíritu Santo son oráculos en los que Dios habla al corazón de su Pueblo en el lenguaje de la promesa, con los acentos del " amor y de la fidelidad" ( Cf. Ez 11, 19; 36, 25-28; 37, 1-14; Jr 31, 31-34; y Jl 3, 1-5), cuyo cumplimiento proclamará san Pedro la mañana de Pentecostés ( Cf. Hah 2, 17-21). Según estas promesas, en los ""últimos tiempos", el Espíritu del Señor renovará el corazón de los hombres grabando en ellos una Ley nueva; reunirá y reconciliará a los pueblos dispersos y divididos; transformará la primera creación y Dios habitará en ella con los hombres en la paz.

716 El Pueblo de los " pobres" ( Cf. So 2, 3; Sal 22, 27; 34, 3; Is 49, 13; 61, 1; etc. ), los humildes y los mansos, totalmente entregados a los designios misteriosos de Dios, los que esperan la justicia, no de los hombres sino del Mesìas, todo esto es, finalmente, la gran obra de la Misión escondida del Espíritu Santo durante el tiempo de las Promesas para preparar la venida de Cristo. Esta es la calidad de corazón del Pueblo, purificado e iluminado por el Espíritu, que se expresa en los Salmos. En estos pobres, el Espíritu prepara para el Señor " un pueblo bien dispuesto" ( Cf. Lc 1, 17). " ( CIC 711-716).

Comentario:  La historia de la salvación es la historia del Amor de Dios por cada uno de nosotros.Vale la pena jugarse la vida, entregarse por entero, para corresponder al amor y a la confianza que Dios deposita en nosotros. El mensaje divino de victoria, de alegría y de paz de la Pentecostés debe ser el fundamento inquebrantable en el modo de pensar, de reaccionar y de vivir de todo cristiano.

domingo, 19 de noviembre de 2017

" La profesión de la fe" ( CIC 707-710)




                                  " En las Teofanìas y en la Ley


707 Las Teofanìas ( manifestaciones de Dios) iluminan el camino de la Promesa, desde los Patriarcas a Moisés y desde Josué hasta las visiones que inauguran la misión de los grandes profetas. La tradición cristiana siempre ha reconocido que en estas Teofanìas, el Verbo de Dios se dejaba ver y oír, a la vez revelado y " cubierto" por la nube del Espíritu Santo.

708 Esta pedagogía de Dios aparece especialmente en el don de la Ley ( Cf. Ex 19-20; Dt 1-11; 29-30). La letra de la Ley fue dada como un " pedagogo" para conducir al Pueblo hacia Cristo ( Ga 3, 24). Pero su impotencia para salvar al hombre privado de la "semejanza" divina y el conocimiento creciente que ella da del pecado ( Cf. Rm 3, 20) suscitan el deseo del Espíritu Santo. Los gemidos de los Salmos lo atestiguan.

                                        En el Reino y en el Exilio


709  La Ley, signo de la Promesa y de la Alianza, habría debido regir el corazón y las instituciones del Pueblo salido de la fe de Abraham. " Si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza... seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa" ( Ex 19, 5-6; Cf. 1P 2,9). Pero, después de David, Israel sucumbe a la tentación de convertirse en un reino como las demás naciones. Pues bien, el Reino objeto de la promesa hecha a David ( Cf. 2S 7; Sal 88; Lc 1, 32-33) será obra del Espíritu Santo; pertenecerá a los pobres según el Espíritu.

710 El olvido de la Ley y la infidelidad a la Alianza llevan a la muerte: el Exilio, aparente fracasa de las Promesas, es en realidad fidelidad misteriosa del Dios Salvador y comienzo de una restauración prometida, pero según el Espíritu. Era necesario que el Pueblo de Dios sufriese esta purificación ( Cf. Lc 24, 26); el Exilio lleva ya la sombra de la Cruz en el Designio de Dios, y el Reino de pobres que vuelven del Exilio es una de las figuras más transparentes de la Iglesia" (CIC 707-710).

Comentario: Dentro de la Historia de la Salvación es importante reconocer la importancia del pueblo judìo como depositario de la Promesa porque, en el contexto histórico de su tiempo es el único pueblo monoteísta y sólo cuando el hombre reconoce al Creador  es posible que El se manifieste. Aparentemente podemos tener la tentación de desaliento porque hemos conocido la Ley y Cristo ha venido para explicarnos el Amor del Padre y aún el mundo está lejos de cumplir sus mandamientos  ¿Por qué esta paradoja?... Porque Dios no quiere esclavos, sino hijos y respeta nuestra libertad.

martes, 14 de noviembre de 2017

" La profesión de la fe" ( CIC 702-706)




" III El Espíritu y la Palabra de Dios en el tiempo de las    promesas



702 Desde el comienzo y hasta " la plenitud de los tiempos" ( Ga 4, 4), la Misión conjunta del Verbo y del Espíritu del Padre permanece oculta pero activa. El Espíritu de Dios preparaba entonces el tiempo del Mesìas, y ambos sin estar todavía plenamente revelados, ya han sido prometidos a fin de ser esperados y aceptados cuando se manifiesten. Por eso, cuando la Iglesia lee el Antiguo Testamento ( Cf. 2Co 3, 14), investiga en él ( Cf. Jn 5, 39-46) lo que el Espíritu, " que habla por los profetas" , quiere decirnos acerca de Cristo:

                Por " profetas", la fe de la Iglesia entiende aquí a todos los que el Espíritu Santo, en el vivo anuncio y en la redacción de los Libros Santos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. La tradición judía distingue la Ley ( los cinco primeros libros o Pentateuco), los Profetas ( que nosotros llamamos libros históricos y proféticos) y los escritos ( sobre todo sapienciales), en particular los Salmos. ( Cf. Lc 24, 44).

                                                   En la Creación


703 La Palabra de Dios y su Soplo están en los orígenes del ser y de la vida de toda criatura ( Cf. Sal 33,6;104,30; Gn 1,2; 2,7; Qo3,20-21; Ez 37,10).

               Es justo que el Espíritu Santo reine, santifique y anime la creación porque es Dios consubstancial al Padre y al Hijo....a El se le da el poder sobre la vida, porque siendo Dios guarda la creación en el Padre por el Hijo ( Liturgia bizantina, Tropario de maitines, domingos del segundo modo).

704 " En cuanto al hombre, es con sus propias manos ( es decir, el Hijo y el Espíritu Santo) como Dios lo hizo...y El dibujo sobre la carne moldeada su propia forma, de modo que incluso lo que fuese visible llevase la forma divina" ( San Irene, del.11).

                                          El Espíritu de la promesa


705 Desfigurado por el pecado y por la muerte, el hombre continúa siendo " a imagen de Dios" a imagen del Hijo, pero " privado de la Gloria de Dios" ( Rm 3, 23), privado de la " semejanza". La Promesa hecha a Abraham inaugura la Economía de la Salvación, al final de la cual el Hijo mismo  asumirá " la imagen" ( Cf. Jn 1,14; Flp 2, 7) y la restaurará en la " semejanza" con el Padre volviéndole a dar la Gloria, el Espíritu " que da la Vida".

706 Contra toda esperanza humana, Dios promete a Abraham una descendencia, como fruto de la fe y del poder del Espíritu Santo ( Cf. Gn 18, 1-15; Lc 1, 26-38. 54-55; Jn 1, 12-13; Rm 4, 16-21). En ella serán bendecidas todas las naciones de la tierra ( Cf. Gn 12, 3). Esta descendencia será Cristo ( Cf. Ga 3, 16)en quien la efusión del Espíritu Santo formará " la unidad de los hijos de Dios dispersos" ( Cf. Jn 11, 52). Comprometiéndose con juramento ( Cf. Lc 1, 73), Dios se obliga ya al don de su Hijo Amado ( Cf. Gn 22, 17-19; Rm 8, 32; Jn 3, 16) y al don del Espíritu Santo de la Promesa   que es prenda...para redención del Pueblo de su posesión " ( Ef 1, 13-14; Cf. Ga 3, 14):" (CIC 702-706).


Comentario: Por grandes que sean nuestras limitaciones, los hombres podemos mirar con confianza a los cielos y sentirnos llenos de alegría: Dios nos ama y nos libra de nuestros pecados. La experiencia de nuestra debilidad y de nuestros fallos, la desedificaciòn que puede producir el espectáculo doloroso de la pequeñez o incluso de la mezquindad de algunos que se llaman cristianos, el aparente fracaso o la desorientación de algunas empresas apostólicas, todo eso - el comprobar la realidad del pecado y de las limitaciones humanas- puede sin embargo constituir una prueba para nuestra fe, y hacer que se insinúen la tentación y la duda: ¿ dónde están la fuerza y el poder de Dios? Es el momento de reaccionar, de practicar de manera más pura y más recia nuestra esperanza, y por tanto, de procurar que sea más firme nuestra fidelidad.      

lunes, 6 de noviembre de 2017

" La profesión de la fe" ( CIC 696-701)


 Continuación..

                         " Los sìmbolos del Espiritu Santo"


" 696  El fuego. Mientras  que el agua  significaba el nacimiento y la fecundidad de la Vida dada en el Espíritu Santo, el fuego simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu Santo. El profeta Elías que " surgió como el fuego y cuya palabra abrazaba como antorcha" ( Si 48, 1), con su oración, atrajo el fuego del cielo sobre el sacrificio del Monte Carmelo ( Cf. 1R 18, 38-39), figura del fuego del Espíritu Santo que transforma lo que toca. Juan Bautista " que precede al Señor con el espíritu y el poder de Elías " ( Lc 1, 17), anuncia a Cristo como el que " bautizará en el Espíritu Santo y el fuego" ( Lc 3, 16), Espíritu del cual Jesùs dirá: " He venido a traer fuego sobre la tierra y ¡ cuánto desearía que ya estuviese encendido!" ( Lc 12, 49). Es bajo la forma de lenguas  " como de fuego",como el  Espíritu Santo se posa sobre los discípulos la mañana de Pentecostés y los llenó de El ( Hch 2, 3-4). La tradición espiritual conservará este simbolismo del fuego como uno de los más expresivos de la acción del Espíritu Santo ( Cf. San Juan de la Cruz, Llama de amor viva). " No extingáis el Espíritu" ( 1Ts 5, 19).

697 La nube y la luz. Estos dos símbolos son inseparables en las manifestaciones del Espíritu Santo. Desde las teofanìas del Antiguo Testamento, la Nube, unas veces oscura, otras luminosa, revela a Dios vivo y salvador tendiendo así un velo sobre la trascendencia de su gloria: con Moisés en la montaña del Sinaí ( Cf. Ex 24, 15-18), en la Tienda de Reunión ( Cf. Ex  33, 9-10) y durante la marcha por el desierto ( Cf. Ex 40, 36-38; 1Co 10, 1-2); con Salomon en la dedicación del Templo  (Cf. 1R 8, 10-12). Pues bien, estas figuras son cumplidas por Cristo en el Espíritu Santo. El es quien desciende sobre la Virgen Maria y la cubre " con su sombra" para que ella conciba y dé a luz a Jesùs  (Lc 1, 35). En la montaña de la Transfiguración es El quien " vino en una nube y cubrió con su sombra " a Jesùs, a Moisés y a Elías, a Pedro, Santiago y Juan, y " se oyó una voz desde la nube que decía: ' Este es mi Hijo, mi Elegido, escuchadle' " ( Lc 9, 34-35). Es finalmente, la misma nube la que " oculta a Jesùs a los ojos" de los discípulos el día de la Ascensión ( Hch 1, 9) y la que lo revelará como Hijo del hombre en su Gloria el día de su Advenimiento ( cf. Lc 21, 27).

698 El sello es un símbolo cercano al de la unción. En efecto, es Cristo a quien " Dios ha marcado con su sello" ( Jn 6, 27) y el Padre nos marca también en El con su sello ( 2Co 1, 22; Ef 1, 13; 4, 30). Como la imagen del sello ( "sphragis" ) indica el carácter indeleble de la Unción del Espíritu Santo en los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y del Orden, esta imagen se ha utilizado en ciertas tradiciones teológicas para expresar el " carácter" imborrable impreso por estos tres sacramentos, los cuales no pueden ser reiterados.

699 La mano. Imponiendo las manos Jesùs cura a los enfermos ( Cf. Mc 6, 5; 8, 23) y bendice a los niños ( Cf. Mc 10, 16). En su Nombre, los apóstoles harán lo mismo ( Cf. Mc 16, 18; Hch 5, 12; 14, 3). Más aún, mediante la imposición de las manos de los apóstoles el Espíritu Santo nos es dado  ( Cf. Hch 8, 17-19; 13, 3; 19, 6). En la Carta a los hebreos, la imposición de las manos figura en el número de los " artículos fundamentales " de su enseñanza ( Cf. Hb 6, 2). Este signo de la efusión todopoderosa del Espíritu Santo, la Iglesia lo ha conservado en sus epiclesis sacramentales.

700 El dedo. " Por el dedo de Dios expulso yo ( Jesùs) los demonios" ( Lc 11, 20). Si la ley de Dios ha sido escrita en tablas de piedra " por el dedo de Dios" ( Ex 31, 18), la " carta de Cristo" entregada " está escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de carne del corazón" ( 2Co 3, 3). El himno " Veni Creator" invoca al Espíritu Santo como " dígitus paternae dexterae"  ( " dedo de la diestra del Padre").

701 La paloma. Al final del diluvio ( cuyo simbolismo se refiere al Bautismo), la paloma soltada por Noé vuelve con una rama tierna de olivo en el pico, signo de que la tierra es habitable de nuevo ( Cf. Gn 8, 8-12). Cuando Cristo sale del agua de su bautismo, el Espíritu Santo, en forma de paloma, baja y se posa sobre El ( Cf. Mt 3, 16 par.). El Espíritu desciende y reposa en el corazón purificado de los bautizados. En algunos templos la santa Reserva eucarística se conserva en un receptáculo metálico en forma de paloma ( el columbarium), suspendido por encima del altar. El símbolo de la paloma para sugerir al Espíritu Santo es tradicional en la iconografía cristiana." ( CIC 696-701).

Comentario : El Señor, nos dice la Escritura, nos ha salvado haciéndonos renacer por el Bautismo, renovándonos por el Espíritu Santo, que El derramó copiosamente sobre nosotros por Jesucristo Salvador nuestro, para que justificados por la gracia, vengamos a ser herederos de la vida eterna conforme a la esperanza que tenemos. 

Conocer los simbolismos del Espíritu Santo nos ayuda a entender la iconografía de los ornamentos sagrados y de las pinturas que vemos en las iglesias y ver su fundamento en  la Sagrada Escritura.  

martes, 31 de octubre de 2017

" La profesión de la fe " ( CIC 691-695)




  " II El nombre, los apelativos y los símbolos del Espíritu Santo

                                                   El nombre propio del Espíritu Santo

 

691 " Espíritu Santo", tal es el nombre propio de Aquel que adoramos y glorificamos con el Padre y el Hijo. La Iglesia ha recibido este nombre del Señor y lo profesa en el bautismo de sus nuevos hijos  (Cf. Mt 28, 19).

                   El término " Espíritu" traduce el término hebreo " Ruah", que en su primera acepción significa soplo, aire, viento. Jesus utiliza precisamente la imagen sensible del viento para sugerir a Nicodemo la novedad trascendente del que es personalmente el Soplo de Dios, el Espíritu divino ( Jn 3, 5-8). Por otra parte, Espíritu y Santo son atributos divinos comunes a las Tres Personas divinas. Pero, uniendo ambos términos, la Escritura, la liturgia y el lenguaje teológico designan la persona inefable del Espíritu Santo, sin equivoco posible con los demás empleos de los términos " espíritu" y " santo".

                                                 Los apelativos del Espíritu Santo

692 Jesùs cuando anuncia y promete la Venida del Espíritu Santo, le llama el " Paràclito", literalmente " aquel que es llamado junto a uno", " advocatus" ( Jn 14, 16-26; 15, 26; 16, 7).  "Paràclito" se traduce habitualmente por " Consolador", siendo Jesùs el primer consolador ( Cf. 1Jn 2, 1). El mismo Señor llama al Espíritu Santo " Espíritu de Verdad" ( Jn 16, 13).

693 Además de su nombre propio que es el más empleado en el libro de los Hechos y en las cartas de los apóstoles, en san Pablo se encuentran los siguientes apelativos: el Espíritu de la promesa ( Ga 3, 14; Ef 1, 13), el Espíritu de adopción ( Rm 8, 15; Ga 4, 6), el Espíritu de Cristo ( Rm 8, 11), el Espíritu del Señor ( 2Co 3, 17), el Espíritu de Dios ( Rm 8, 9-14; 15, 19; 1Co 6, 11; 7, 40), y en san Pedro, el Espíritu de gloria ( 1P 4, 14).

                                           Los sìmbolos del Espìritu Santo


694 El agua. El simbolismo del agua es significativo del Espíritu Santo en el Bautismo, ya que, después de la invocación del Espíritu Santo, ésta se convierte en el signo sacramental eficaz del nuevo nacimiento: del mismo modo que la gestación de nuestro primer nacimiento se hace en el agua, así el agua bautismal significa realmente que nuestro nacimiento a la vida divina se nos da en el Espíritu Santo. Pero" bautizados en un solo Espíritu", también " hemos bebido de un solo Espíritu"  (1Co 12, 13): el Espíritu es, pues, también personalmente el agua viva que brota de Cristo crucificado ( Cf. Jn 19, 34; 1Jn 5, 8) como de su manantial y que en nosotros brota en vida eterna ( Cf. Jn 4, 10-14; 7, 38; Ex 17, 1-6; Is 55, 1; Za 14, 8; 1Co 10,4; Ap 21, 6; 22, 17).

695 La unción  El simbolismo de la unción con el óleo es también significativo del Espíritu Santo, hasta el punto que se ha convertido en sinónimo suyo ( Cf. 1Jn 2, 20.27; 2Co  1, 21). En la iniciación cristiana es el signo sacramental de la Confirmación, llamada justamente en las Iglesias de Oriente ""Crismaciòn". Pero para captar toda la fuerza que tiene, es necesario volver a la Unción primera realizada por el Espíritu Santo: la de Jesùs. Cristo (" Mesìas" en hebreo) significa " Ungido" del Espíritu de Dios. En la Antigua Alianza hubo " ungidos" del Señor ( Cf. Ex 30, 22-32), de forma eminente el rey David ( Cf. 1S 16, 13). Pero Jesùs es el  Ungido de Dios de una manera única: la humanidad que el Hijo asume está totalmente " ungida por el Espíritu Santo ". Jesùs  es constituido  "Cristo" por el Espíritu Santo ( Cf. Lc 4, 18-19; Is 61, 1). La Virgen Maria concibe a Cristo del Espíritu Santo quien por medio del ángel lo anuncia como Cristo en su nacimiento ( Cf. Lc 2, 11) e impulsa a Simeon a ir al Templo a ver al Cristo del Señor ( Cf. Lc 2, 26-27); es de quien Cristo está lleno ( Cf. Lc 4, 1) cuyo poder emana de Cristo en las curaciones y en sus acciones salvìficas.( Cf. Lc 6, 19; 8, 46). Es El en fin  quien resucita a Jesùs de entre los muertos ( Cf. Rm 1, 4; 8, 11). Por tanto, constituido plenamente " Cristo" en su Humanidad victoriosa de la muerte ( Cf. Hah 2, 36), Jesùs distribuye profusamente el Espíritu Santo hasta que " los santos" constituyan, en su unión con la Humanidad del Hijo de Dios, " ese Hombre perfecto...que realiza la plenitud de Cristo" ( Ef 4, 13):  "el Cristo total" según la expresión de san Agustín." ( CIC 691-695).


Comentario: Debemos ser dóciles a la acción del Espíritu Santo. La fuerza y el poder de Dios iluminan la faz de la tierra. El Espíritu Santo continúa asistiendo a la Iglesia de Cristo, para que sea- siempre y en todo- signo levantado ante las naciones, que anuncia a la humanidad la benevolencia y el amor de Dios. Por eso el Papa , sea quien sea, nos anima " No tengáis miedo".


domingo, 22 de octubre de 2017

" La profesión de la fe" ( CIC 687-690)




                      " Artículo 8: " Creo en el Espíritu Santo"


687 " Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios" ( 1Co 2, 11). Pues bien, su Espíritu que lo revela nos hace conocer a Cristo, su Verbo, su Palabra viva, pero no se  revela a sí mismo. El que " habla por los profetas" nos hace oír la Palabra del Padre. Pero a El no le oímos. No le conocemos sino en la obra mediante la cual nos revela al Verbo y nos dispone a recibir al Verbo en la fe. El Espíritu de verdad que nos " desvela " a Cristo " no habla de sí mismo" ( Jn 16, 13). Un ocultamiento tan discreto, propiamente divino, explica por qué " el mundo no puede recibirle, porque no le ve ni le conoce", mientras que los que creen en Cristo le conocen porque El mora en ellos.
( Jn 14, 17).

688 La Iglesia, comunión viviente en la fe de los apóstoles que ella transmite, es el lugar de nuestro conocimiento del Espíritu Santo:

                   - en  las Escrituras que El ha inspirado;

                   - en la Tradición, de la cual los Padres de la Iglesia son testigos siempre actuales;

                  - en el Magisterio de la Iglesia, al que El asiste;

                  - en la liturgia sacramental, a través de sus palabras y sus símbolos, en donde el Espíritu              Santo nos pone en comunicación con Cristo;

                 - en la oración en la cual El intercede por nosotros;

                 - en los carismas y ministerios mediante los que se edifica la Iglesia;

                 - en el testimonio de los santos, donde El manifiesta su santidad y continúa la obra de la salvación.

                                      I La misión conjunta del Hijo y del Espíritu


689 Aquél al que el Padre ha enviado a nuestros corazones, el Espíritu de su Hijo ( Cf. Ga 4, 6) es realmente Dios. Consubstancial con el Padre y el Hijo, es inseparable de ellos, tanto en la vida íntima de la Trinidad como en su don de amor para el mundo. Pero al adorar a la Santísima Trinidad vivificante, consubstancial e indivisible, la fe de la Iglesia profesa también la distinción de las Personas. Cuando el Padre envía su Verbo, envía también su aliento: misión conjunta en la que el Hijo y el Espíritu Santo son distintos pero inseparables. Sin ninguna duda, Cristo es quien se manifiesta Imagen visible de Dios invisible, pero es el Espíritu Santo quien lo revela.

690 Jesùs es Cristo, " ungido", porque el Espíritu es su Unción y todo lo que sucede a partir de la Encarnación mana de esta plenitud ( Cf. Jn 3, 34). Cuando por fin Cristo es glorificado ( Jn 7, 39), puede a su vez, de junto al Padre, enviar el Espíritu a los que creen en El: El les comunica su Gloria  (Cf. Jn 17, 22), es decir, el Espíritu Santo que lo glorifica ( Cf. Jn 16, 14). La misión conjunta y mutua se desplegará desde entonces en los hijos adoptados por el Padre en el Cuerpo de su Hijo: la misión del Espíritu de adopción será unirlos a Cristo y hacerles vivir en El:

                          La noción de la unción sugiere...que no hay ninguna distancia entre el Hijo y el Espíritu. En efecto, de la misma manera que entre la superficie del cuerpo y la unción del aceite ni la razón ni los sentidos conocen ningún intermediario, así es inmediato el contacto del Hijo con el Espíritu...de tal modo que quien va a tener contacto con el Hijo por la fe tiene que tener antes contacto necesariamente con el óleo. En efecto, no hay parte alguna que esté desnuda del Espíritu Santo. Por eso es por lo que la confesión del Señorío del Hijo se hace en el Espíritu Santo por aquellos que la aceptan, viniendo el Espíritu desde todas partes delante de los que se acercan por la fe ( San Gregorio de Nisa, Spir. 3, 1) " ( CIC 687-690).

Comentario: " Yo rogaré al Padre- anuncio el Señor a sus discípulos- y os dará otro Consolador para que esté con vosotros eternamente". Jesùs ha mantenido sus promesas: ha resucitado, ha subido a los cielos y, en unión con el Eterno Padre, nos envía el Espíritu Santo para que nos santifique y nos dé vida. Esa es la razón de nuestra esperanza no importan las dificultades por las que atraviese la Iglesia, y con  ella nosotros, Cristo está con nosotros y Dios no pierde batallas.  




domingo, 15 de octubre de 2017

" La profesión de la fe" ( CIC 683-686)



                                                          "Capítulo tercero


                                                   " Creo en el Espíritu Santo"

683 " Nadie puede decir: ' ¡Jesùs es Señor! ' sino por el influjo del Espíritu Santo" ( 1Co 12, 3). " Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡ Abba, Padre!" ( Ga 4, 6). Este conocimiento de fe no es posible sino en el Espíritu Santo. Para entrar en contacto con Cristo, es necesario primeramente haber sido atraído por el Espíritu Santo. El es quien nos precede y despierta en nosotros la fe. Mediante el Bautismo, primer sacramento de la fe, la Vida, que tiene su fuente en el Padre y se nos ofrece por el Hijo, se nos comunica íntima y personalmente por el Espíritu Santo en la Iglesia:

                  El Bautismo nos da la gracia del nuevo nacimiento en Dios Padre por medio de su Hijo en el Espíritu Santo. Porque los que son portadores del Espíritu de Dios son conducidos al Verbo, es decir al Hijo; pero el Hijo los presenta al Padre, y el Padre les concede la incorruptibilidad. Por tanto, sin el Espíritu no es posible ver al Hijo de Dios, y, sin el Hijo, nadie puede acercarse al Padre, porque el conocimiento del Padre es el Hijo, y el conocimiento del Hijo de Dios se logra por el Espíritu Santo  ( San Ireneo , dem 7).


684 El Espíritu Santo con su gracia es el " primero" que nos despierta en la fe y nos inicia en la vida nueva que es: " Que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo" ( Jn 17, 3). No obstante, es el " último" en la revelación de las personas de la Santísima Trinidad. San Gregorio Nacianceno, " el Teólogo", explica esta progresión por medio de la pedagogía de la   "condescendencia" divina:

                  El Antiguo Testamento proclamaba muy claramente el Padre, y más oscuramente al Hijo. El Nuevo Testamento revela al Hijo y hace entrever la divinidad del Espíritu. Ahora el Espíritu tiene derecho de ciudadanía entre nosotros y nos da una visión más clara de sí mismo. En efecto, no era prudente, cuando todavía no se confesaba la divinidad del Padre, proclamar abiertamente la del Hijo y, cuando la divinidad del Hijo no era aún admitida, añadir el Espíritu Santo como un fardo suplementario si empleamos una expresión un poco atrevida...Así por avances y progresos " de gloria en gloria", es como la luz de la Trinidad estalla en resplandores cada vez más espléndidos ( San Gregorio Nacianceno, or. theol. 5,26; PG 36, 16C).

685 Creer en el Espíritu Santo es, por tanto, profesar que el Espíritu Santo es una de las personas de la Santísima Trinidad Santa, consubstancial al Padre y al Hijo " que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria" ( Símbolo de Nicea- Constantinopla). Por eso se ha hablado del misterio divino del Espíritu Santo en la " teología" trinitaria, en tanto que aquí no se tratara del Espíritu Santo sino en la " Economía " divina.

686 El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo del Designio de nuestra salvación y hasta su consumación. Pero es en los " últimos tiempos", inaugurados con la Encarnación redentora cuando es reconocido y acogido como persona. Entonces, este Designio divino, que se consuma en Cristo, " primogénito" y Cabeza de la nueva creación, se realiza en la humanidad por el Espíritu que nos es dado: la Iglesia, la comunión de los santos, el perdón de los pecadso, la resurrección de la carne, la vida eterna". ( CIC 683-686).

Comentario: Los Hechos de los Apóstoles, al narrarnos los acontecimientos del día de Pentecostés en el que el Espíritu Santo descendió en forma de lenguas de fuego sobre los discípulos de Nuestro Señor, nos hacen asistir a la gran manifestación del poder de Dios, con el que la Iglesia inició su camino entre las naciones. Los discípulos que ya eran testigos de la gloria del Resucitado, experimentaron en sí la fuerza del Espíritu Santo, de hombres débiles y temerosos se convierten en valientes testigos del Resucitado. El Espíritu Santo, que es espíritu de fortaleza, los ha hecho firmes, seguros, audaces.  





domingo, 8 de octubre de 2017

" La profesión de la fe" ( CIC 677)




"677 La Iglesia solo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección ( Cf. Ap 19, 1-9). El Reino no se realizará,  por tanto, mediante un  triunfo histórico de la Iglesia ( Ap 13, 8) en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal ( Cf. Ap 20, 7-10) que hará descender desde el cielo a su Esposa ( Cf. Ap 21, 2-4). El triunfo de Dios sobre la rebelión del mal tomar la forma de Juicio final ( Cf. Ap 20; 12) después de la última sacudida cósmica de este mundo que pasa ( Cf. 2P 3, 12-13)" CIC 677).


Comentario : En el blog anterior quedó pendiente este punto que hace referencia al final de los tiempos.

" La profesión de la fe" (CIC 678-682)




                                                 II Para juzgar a vivos y muertos

678 Siguiendo a los profetas ( Cf. Dn 7, 10; Jl 3,4; MI 3, 19) y a Juan Bautista ( Cf. Mt 3, 7-12), Jesùs anunció en su predicación el Juicio del último Día.  Entonces, se pondrán a la luz la conducta de cada uno ( Cf. Mc 12, 38-40) y el secreto de los corazones ( Cf. Lc 12, 1-3; Jn 3, 20-21; Rm 2, 16; 1Co 4, 5). Entonces será condenada la incredulidad culpable que ha tenido en nada la gracia ofrecida por Dios ( Cf. Mt 11, 20-24; 12, 41-42). La actitud con respecto al prójimo revelará la acogida o el rechazo de la gracia y del amor divino ( Cf. Mt 5, 22; 7, 1-5). Jesus dirá en el último día: " Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis" ( Mt 25, 40).


679 Cristo es Señor de la vida eterna. El pleno derecho de juzgar definitivamente las obras y los corazones de los hombres pertenece a Cristo como Redentor del mundo. " Adquirió" este derecho por su Cruz. El Padre también ha entregado " todo juicio al Hijo" ( Jn 5, 22; Cf. Jn 5, 27; Mt 25, 31; Hch 10, 42; 17, 31; 2Tm 4, 1). Pues bien, el Hijo no ha venido para juzgar sino para salvar  ( Cf. Jn 3, 17) y para dar la vida que hay en El ( Cf. Jn 5, 26). Es por el rechazo de la gracia en esta vida por la que cada uno se juzga ya a sí mismo ( Cf. Jn 3, 18; 12, 48); es retribuido según sus obras ( Cf. 1Co 3, 12-15) y puede incluso condenarse eternamente al rechazar el Espíritu de amor ( Cf. Mt 12, 32; Hb 6, 4-6; 10, 26-31).


                                                                    Resumen

680               Cristo, el Señor, reina ya por la Iglesia, pero todavía no le están sometidas todas las cosas de este mundo. El triunfo del Reino de Cristo no tendrá lugar sin un último asalto de las fuerzas del mal.

681              El día del Juicio, al fin del mundo, Cristo vendrá en la gloria para llevar a cabo el triunfo definitivo del bien sobre el mal, como el trigo y la cizaña habrán crecido juntos en el curso de la historia.

682             Cristo glorioso, al venir al final de los tiempos a juzgar a vivos y muertos, revelar la disposición secreta de los corazones y retribuirá a cada hombre según sus obras y según su aceptación o su rechazo de la gracia." (CIC 678- 682).

Comentario: La predicación del  fin del mundo y el destino de Cielo o Infierno, así como la existencia del demonio, no debe ser ajena a nuestra meditación sobre la muerte y el destino final de nuestra vida, debemos enfrentarnos a estas realidades con serenidad y confianza porque quien nos juzgará no es un desconocido sino nuestro Padre y Señor que nos ha dejado claro el camino , la verdad y la vida siendo El  mismo " Camino, Verdad y Vida".

martes, 3 de octubre de 2017

" La profesión de la fe" ( CIC 673-676)




                                         El glorioso advenimiento  de Cristo, 
                                         esperanza de Israel

673 Desde la Ascensión, el advenimiento de Cristo en la gloria es inminente ( Cf. Ap 22, 20), aun cuando a nosotros no nos " toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad" ( Hch 1,7; Cf. Mc 13, 32). Este advenimiento escatològico se puede cumplir en cualquier momento ( Cf. Mt 24, 44; 1Ts 5, 2), aunque tal acontecimiento y la prueba final que le ha de preceder estén " retenidos" en las manos de Dios ( Cf. 2Ts 2, 3-12).

674 La venida del Mesìas glorioso, en un momento determinado de la historia ( Cf. Rm 11, 31), se vincula al reconocimiento del Mesìas por " todo Israel" ( Rm 11, 26; Mt 23, 39) del que " una parte está endurecida" ( Rm 11, 25) en " la incredulidad" ( Rm 11, 20) respecto a Jesùs. San Pedro dice a los judìos de Jerusalén después de Pentecostés: " Arrepentíos, pues, y convertíos para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que del Señor venga el tiempo de la consolación y envíe al Cristo que os había sido destinado, a Jesùs, a quien debe retener el cielo hasta el tiempo de la restauración universal, de que Dios habla por boca de sus profetas" ( Hch 3, 19-21). Y san Pablo le hace eco: " Si su reprobación ha sido la reconciliación del mundo ¿ qué será su readmisión sino una resurrección de entre los muertos? ( Rm 11, 5). La entrada de " la plenitud de los judìos" ( Rm 11, 12) en la salvación mesiánica, a continuación de " la plenitud de los gentiles" ( Rm 11, 25; Cf. Lc 21, 24), hará al Pueblo de Dios " llegar a la plenitud de Cristo" ( Ef 4, 13) en la cual " Dios será todo en nosotros" ( 1Co 15, 28).


                                                   La última prueba de la Iglesia

675 Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes ( Cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra ( Cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelarà el " Misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasìa de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudomesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesìas venido en la carne ( Cf. 2Ts 2, 4-12; 1Ts 5, 2-3; 2Jn 7; 1Jn 2, 18.22).


676 Esta impostura del Anticristo aparece esbozada ya en el mundo cada vez que se pretende llevar a cabo la esperanza mesiánica en la historia, lo cual no puede alcanzarse sino más allá del tiempo histórico a través del juicio escatològico: incluso en su forma mitigada, la Iglesia ha rechazado esta falsificación del Reino futuro con el nombre de milenarismo ( Cf. DS 3839), sobre todo bajo la forma política de un mesianismo secularizado, intrínsecamente perverso" ( Cf. Pío XI, " Divini Redemptoris" que condena el " falso misticismo" de esta "falsificación de la redención de los humildes"; GS 20-21)." ( CIC  673-676).

Comentario: Es importante no quejarse de estos tiempos, ni ver en ellos acontecimientos apocalípticos. Amemos esta época nuestra, porque es el ámbito en el que hemos de lograr nuestra personal santificación. No admitamos nostalgias ingenuas y estériles: el mundo no ha estado nunca mejor. Desde siempre, desde la cuna de la Iglesia, cuando aún se escuchaba la predicación de los primeros doce, surgieron ya violentas las persecuciones, comenzaron las herejías, se propaló la mentira y se desencadenó el odio. Trabajemos con entusiasmo siendo sembradores de paz y de alegrià fijos los ojos en la figura y el ejemplo del Resucitado, El no pierde batallas.!!!  



martes, 26 de septiembre de 2017

" La profesión de la fe " ( CIC 668-672)




                      " Artículo 7: " Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos"

                                                       I Volverá en gloria

                                              Cristo reina ya mediante la Iglesia...

668 " Cristo murió y volvió a la vida para eso, para ser Señor de muertos y vivos" ( Rm 14,9). La Ascensión de Cristo al Cielo significa su participación , en su humanidad, en el poder y en la autoridad de Dios mismo. Jesucristo es Señor: posee todo poder en los cielos y en la tierra. El está  "por encima de todo Principado, Potestad, Virtud, Dominación" porque el Padre " bajo sus pies sometió todas las cosas" ( Ef 1, 20-22). Cristo es el Señor del cosmos ( Cf. Ef 4, 10; 1Co 15, 24.27-28) y de la historia. En El, la historia de la humanidad e incluso toda la Creación encuentran su recapitulación ( Ef 1, 10), su cumplimiento trascendente.

669 Como Señor, Cristo es también la cabeza de la Iglesia que es su Cuerpo ( Cf. Ef 1, 22). Elevado al cielo y glorificado, habiendo cumplido así su misión permanece en la tierra en su Iglesia. La Redención es la fuente de la autoridad que Cristo, en virtud del Espíritu Santo ejerce sobre la Iglesia  (Cf. Ef 4, 11-13). " La Iglesia, o el reino de Cristo presente ya en misterio",  " constituye el germen y el comienzo de este Reino en la tierra" ( LG 3; 5).

670 Desde la Ascensión, el designio de Dios ha entrado en su consumación. Estamos ya en la "última hora" ( 1Jn 2, 18; Cf. 1 P 4,7). " El final de la historia ha llegado ya a nosotros y la renovación del mundo está ya decidida de manera irrevocable e incluso de alguna manera real está ya por anticipado en este mundo. La Iglesia, en efecto, ya en la tierra, se caracteriza por una verdadera santidad, aunque todavía imperfecta" ( LG 48). El Reino de Cristo manifiesta ya su presencia por los signos milagrosos ( Cf. Mc 16, 17-18) que acompañan su anuncio por la Iglesia ( Cf. Mc 16, 20).


                                          ...esperando que todo le sea sometido

671 El Reino de Cristo, presente ya en su Iglesia, sin embargo, no está todavía acabado " con gran poder y gloria" ( Lc 21, 27; Cf. Mt 25, 31) con el advenimiento del Rey a la tierra. Este Reino aún es objeto de los ataques de los poderes del mal ( Cf. 2Ts 2, 7), a pesar de que estos poderes hayan sido vencidos en su raíz por la Pascua de Cristo. Hasta que todo le haya sido sometido ( Cf. 1Co 15, 28), y " mientras no haya nuevos cielos y nueva tierra, en los que habite la justicia, la Iglesia peregrina lleva en sus sacramentos e instituciones, que pertenecen a este tiempo, la imagen de este mundo que pasa. Ella misma vive entre las criaturas que gimen en dolores de parto hasta ahora y que esperan la manifestación de los hijos de Dios" ( LG 48). Por esta razón los cristianos piden, sobre todo en la Eucaristía ( Cf. 1Co 11, 26), que se apresure el retorno de Cristo ( Cf. 2P 3, 11-12) cuando suplican:  " Ven, Señor Jesùs" ( Cf. 1Co 16, 22; Ap 22, 17-20).


672 Cristo afirmó antes  de su Ascensión que aún no era la hora del establecimiento glorioso del Reino mesiánico esperado por Israel ( Cf. Hah 1, 6-7) que, según los profetas ( Cf. Is 11, 1-9), debía traer a todos los hombres el orden definitivo de la justicia, del amor y de la paz. El tiempo presente, según el Señor, es el tiempo del Espíritu y del testimonio ( Cf. Hah 1, 8), pero es también un tiempo marcado todavía por la " tristeza" ( 1Co 7, 26) y la prueba del mal ( Cf. Ef 5, 16) que afecta también a la Iglesia ( Cf. 1P 4, 17) inaugura los combates de los últimos días ( 1Jn 2, 18; 4, 3; 1Tm 4, 1). Es un tiempo de espera y de vigilia ( Cf. Mt 25, 1-13; Mc 13, 33-37)". (CIC 668-672).

Comentario: Esos eran los designios de Dios: Jesùs muriendo en la Cruz, nos daba el Espíritu de Verdad y de Vida. Cristo permanece en su Iglesia: en sus sacramentos, en su liturgia, en su predicación, en toda su actividad. De modo especial Cristo sigue entre nosotros, en esa entrega diaria de la Sagrada Eucaristía. Por eso la Misa es centro y raíz de la vida cristiana.


 

lunes, 18 de septiembre de 2017

" La profesión de la fe" ( CIC 665-667)




                                                                 "Resumen

665                  La ascensión de Jesucristo marca la entrada definitiva de la humanidad de Jesùs en el dominio celestial de Dios de donde ha de volver ( cf. Hah 1, 11), aunque mientras tanto lo esconde a los ojos de los hombres ( Cf. Col 3, 3).

666                 Jesucristo, cabeza de la Iglesia, nos precede en el Reino glorioso del Padre para que nosotros, miembros de su cuerpo, vivamos en la esperanza de estar un día con El eternamente.

667                 Jesucristo, habiendo entrado una vez por todas en el santuario del cielo, intercede sin cesar por nosotros como el mediador que nos asegura permanentemente la efusión del Espíritu Santo. " ( CIC 665-667).


Comentario: Cristo ha subido a los cielos, pero ha transmitido a todo lo humano honesto la posibilidad concreta de ser redimido. El mundo es santificable en la labor ordinaria, el trabajo de cada día es santificable y santificador, la rectitud de intención y el deseo de hacer siempre y en todo la voluntad de Dios debe ser nuestra norma de conducta, al irse el Señor nos ha dejado el encargo de " Id a todo el mundo y anunciad el evangelio", esa labor no admite espera.

lunes, 11 de septiembre de 2017

" La profesión de la fe " ( CIC 659-664)



                Artículo 6: " Jesucristo subió a los cielos, y está sentado a la derecha de Dios,
                                                             Padre todopoderoso"


659 " Con esto, el Señor Jesùs, después de hablarles, fue elevado al Cielo y se sentó a la diestra de Dios" ( Mc 16, 19). El cuerpo de Cristo fue glorificado desde el instante de su Resurrección como lo prueban las propiedades nuevas y sobrenaturales, de las que desde entonces su cuerpo disfruta para siempre ( Cf. Lc 24, 31; Jn 20, 19. 26). Pero durante los cuarenta días en los que El come y bebe familiarmente con sus discípulos ( Cf. Hah 10, 41) y les instruye sobre el Reino ( Cf. Hah 1, 3), su gloria aún queda velada bajo los rasgos de una humanidad ordinaria ( Cf. Mc 16, 12; Lc 24, 15; Jn 20, 14-15; 21, 4). La última aparición de Jesùs termina con la entrada irreversible de su humanidad en la gloria divina simbolizada por la nube ( Cf. Hch 1, 9; Cf. también Lc 9, 34-35; Ex 13, 22) y por el cielo ( Cf. Lc 24, 51) donde El se sienta para siempre a la derecha de Dios ( Cf. Mc 16,19; Hch 2, 33; 7, 56; Cf. también Sal 110, 1). Sólo de manera completamente excepcional y única, se muestra a Pablo " como un abortivo" ( 1Co 15, 8) en una última aparición que constituye a éste en apóstol
( Cf. 1Co 9, 1; Ga 1,16).


660 El carácter velado de la gloria del Resucitado durante este tiempo se transparenta en sus palabras misteriosas a Maria Magdalena: " Todavía no he subido al Padre. Vete donde los hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios " ( Jn 20, 17). Esto indica una diferencia de manifestación entre la gloria de Cristo resucitado y la de Cristo exaltado a la derecha del Padre. El acontecimiento a la vez histórico y trascendente de la Ascensión marca la transición de una a otra.

661  Esta última etapa permanece estrechamente unida a la primera, es decir, a la bajada desde el cielo realizada en la Encarnación. Sólo el que  " salió del Padre" puede " volver al Padre": Cristo
( Cf. Jn 16, 28). " Nadie ha subido al cielo sino el que bajo del cielo: el Hijo del hombre" ( Jn 3, 13; Cf. Ef 4, 8-10). Dejada a sus fuerzas naturales, la humanidad no tiene acceso a la " Casa del Padre"
( Jn 14, 2), a la vida y a la felicidad de Dios. Sólo Cristo ha podido abrir este acceso al hombre: " ha querido precedernos como cabeza nuestra para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su Reino" ( M, Prefacio de la Ascensión).

662 " Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" ( Jn 12, 32). La elevación en la Cruz significa y anuncia la elevación en la Ascensión al cielo. Es su comienzo. Jesucristo, único Sacerdote de la Alianza nueva y eterna, no " penetrò en un Santuario hecho por mano de hombre..., sino en el mismo cielo  para presentarse ahora ante el acatamiento de Dios en favor nuestro "
( Hb 9, 24). En el cielo, Cristo ejerce permanentemente su sacerdocio. " De ahí que pueda salvar perfectamente a los que por El se llegan a Dios ya que está siempre vivo para interceder en su favor" (Hb 7, 25). Como  " Sumo Sacerdote de los bienes futuros" ( Hb 9, 11), es el centro y el oficiante principal de la liturgia que honra al Padre en los cielos ( Cf. Ap 4, 6- 11).

663 Cristo, desde entonces, está sentado a la derecha del Padre: " por derecha del Padre entendemos la gloria y el honor de la divinidad, donde El que existía como Hijo de Dios antes de todos los siglos, como Dios y consubstancial al Padre, está sentado corporalmente después de que se encarna y de que su carne fue glorificada ( San Juan Damasceno, f. o. 4, 2; PG 94, 1104C).

664 Sentarse a la derecha del Padre significa la inauguración del reino del Mesìas, cumpliéndose la visión del profeta Daniel respecto del Hijo del hombre: " A él se le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasarà y su reino no será destruido jamas" ( Dn 7, 14). A partir de este momento, los apóstoles se convirtieron en los testigos del " Reino que no tendrá fin" ( Símbolo de Nicea- Constantinopla"
  (CIC 659-664).

Comentario: Jesùs se ha ido a los cielos!!..Pero los cristianos podemos , en la oración y en la Eucaristía, tratarle para encendernos en su celo apostòlico que es sembrar la paz y la alegría con el servicio, porque el apostolado es servir. sin importar si ese servicio es reconocido y alabado , vale la pena hacer todo con Amor a Dios y a los hombres.

domingo, 3 de septiembre de 2017

" La profesión de la fe " ( CIC 656-658)




                                                                  Resumen

656                La fe en la Resurrección tiene por objeto un acontecimiento a la vez históricamente atestiguado por los discípulos que se encontraron realmente con el Resucitado, y misteriosamente trascendente en cuanto entrada de la humanidad de Cristo en la gloria de Dios.

657               El sepulcro vacío y las vendas en el suelo significan por sí mismas que el cuerpo de Cristo ha escapado por el poder de Dios de las ataduras de la muerte y de la corrupción. Preparan a los discípulos para su encuentro con el Resucitado.

658              Cristo, " el primogénito de entre los muertos" ( Col 1, 18), es el principio de nuestra propia resurrección, ya desde ahora por la justificación de nuestra alma ( Cf. Rm 6, 4), más tarde por la vivificación de nuestro cuerpo ( Cf. Rm 8, 11). ( CIC 656-658).


Comentario: El Papa Benedicto XVI en " Jesùs de Nazareth" dice: " La resurrección da entrada al espacio nuevo que abre la historia más allá de sí misma y crea lo definitivo....Se podría expresar tal vez todo esto así: la resurrección de Jesùs va más allá de la historia, pero ha dejado su huella en la historia. Por eso puede ser refrendada por testigos como un acontecimiento de una cualidad del todo nueva".

domingo, 27 de agosto de 2017

" La profesión de la fe " ( CIC 651-655)




                                "III Sentido y alcance salvìfico de la Resurrección



651 " Si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación, vana también vuestra fe " ( 1Co 15, 14). La Resurrección constituye ante todo la confirmación de todo lo que Cristo hizo y enseñò. Todas las verdades, incluso las más inaccesibles al espíritu humano, encuentran su justificación si Cristo, al resucitar, ha dado la prueba definitiva de su autoridad divina según lo había prometido.

652 La Resurrección de Cristo es cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento ( Cf. Lc 24, 26-27. 44- 48) y del mismo Jesùs durante su vida terrenal ( Cf. Mt 28, 6; Mc 16, 7; Lc 24, 6-7). La expresión " según las Escrituras" ( Cf 1Co 15, 3-4 y el Símbolo Niceno- constantinopolitano) indica que la Resurrección de Cristo cumpliò estas predicciones.

653 La verdad de la divinidad de Jesùs es confirmada por su Resurrección. El había dicho: " Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo soy " ( Jn 8, 28). La Resurrección del Crucificado demostró que verdaderamente, El era " Yo soy", el Hijo de Dios y Dios mismo. San Pablo pudo decir a los judìos : " La Promesa hecha a los padres, Dios la ha cumplido en nosotros... al resucitar a Jesùs, como está escrito en el salmo primero: " Hijo mío eres tú; yo te he engendrado
hoy "( Hch 13, 32-33; Cf. Salk 2, 7). La Resurrección de Cristo está estrechamente unida al misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, es su plenitud según el designio eterno de Dios.

654 Hay un doble aspecto en el misterio pascual: por su muerte nos libera del pecado, por su Resurrección nos abre el acceso a una nueva vida. Esta es, en primer lugar, la justificación que nos devuelve a la gracia de Dios ( Cf. Rm 4, 25) " a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos... así también nosotros vivamos una nueva vida " ( Rm 6, 4). Consiste en la victoria sobre la muerte y el pecado y en la nueva participación en la gracia ( Cf. Ef 2, 4-5; 1P 1, 3). Realiza la adopción filial porque los hombres se convierten en hermanos de Cristo, como Jesùs mismo llama a sus discípulos después de su Resurrección: " Id, avisad a mis hermanos" ( Mt 28, 10; Jn 20, 17). Hermanos no por naturaleza, sino por don de la gracia, porque esta filiación adoptiva confiere una participación real en la vida del Hijo único, la que ha revelado plenamente en su Resurrección.

655 Por último, la Resurrección de Cristo- y el propio Cristo resucitado- es principio y fuente de nuestra resurrección futura: " Cristo resucita de entre los muertos como primicia de los que durmieron..., del mismo modo que  en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo"   (1Co 15, 20-22). En las espera de que esto se realice, Cristo resucitado vive en el corazón de sus fieles. En El los cristianos " saborean los prodigios del mundo futuro ( Hb 6, 5) y su vida es arrastrada por Cristo al seno de la vida divina ( Cf. Col 3, 1-3) para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos" ( 2Co 5, 15). ( CIC 651-655).

Comentario: Cuando pensamos en la Resurrección del Señor debemos agarrarnos de su mano y tener la certeza de que si somos fieles, también nosotros resucitaremos con El a una vida plena de Amor. No podemos olvidar nunca: después del la muerte, nos recibirá el Amor. Y en el amor de Dios encontraremos, además, todos los amores limpios que hemos tenido en la tierra. El Señor ha dispuesto que pasemos esta breve jornada de nuestra existencia trabajando y, como su Unigénito, haciendo el bien. Entretanto hemos de estar alerta, a la escucha de aquellas llamadas: ven al Padre, ven hacia tu Padre, que te espera ansioso.

martes, 22 de agosto de 2017

" La profesiòn de la fe" ( CIC 648-650)



                                   II La Resurrección, obra de la Santísima Trinidad

648 La Resurrección de Cristo es objeto de fe en cuanto es una intervención trascendente de Dios mismo en la creación y en la historia. En ella, las tres personas divinas actúan juntas a la vez y manifiestan su propia originalidad. Se realiza por el poder del Padre que " ha resucitado" ( Cf. Hah 2, 14) a Cristo, su Hijo, y de este modo ha introducido de manera perfecta su humanidad- con su cuerpo- en la Trinidad. Jesus se revela definitivamente " Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos " ( Rm 1, 3-4). San Pablo insiste en la manifestación del poder de Dios ( Cf. Rm 6, 4; 2Co 13, 4; Flp 3, 10; Ef 1, 19-22) por la acción del Espíritu que ha vivificado la humanidad muerta de Jesùs y la ha llamado al estado glorioso de Señor.


649 En cuanto al Hijo, El realiza su propia Resurrección en virtud de su poder divino. Jesùs anuncia que el Hijo del hombre deberá sufrir mucho, morir y luego resucitar ( sentido activo del término ) m( Cf. Mc 8, 31; 9, 9-31; 10, 34). Por otra parte, El afirma explícitamente: " Doy movida, para recobrarla de nuevo... Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo" ( Jn 10, 17-18). " Creemos que Jesùs murió y resucitó" ( 1Ts 4, 14).


650 Los Padres contemplan la Resurrección a partir de la persona divina de Cristo que permaneció unida a su alma y a su cuerpo separados entre sí por la muerte: " Por la unidad de la naturaleza divina que permanece presente en cada una de las dos partes del hombre, éstas se unen de nuevo. Así la muerte se produce por la separación del compuesto humano, y la Resurrección por la unión de las dos partes separadas " ( San Gregorio de Nisa, res.1; Cf. también DS 325; 359; 369; 539). ( CIC 648-650).

Comentario: La presencia de la Santísima Trinidad se hace presente no sólo en el acto de la Resurrección sino en la Santa Misa, toda la Trinidad está presente en el sacrificio del Altar. Aprendamos a tratar a la Trinidad Beatìsima, Dios uno y Trino: tres personas divinas en la unidad de su substancia, de su amor, de su acción eficazmente santificadora.

viernes, 18 de agosto de 2017

" La profesión de la fe ( CIC 645-647)




                               " El estado de la humanidad resucitada de Cristo

645 Jesùs resucitado establece con sus discípulos relaciones directas mediante el tacto ( Cf. Lc 24, 39; Jn 20, 27) y el compartir la comida ( Cf. Lc 24, 30. 41-43; Jn 21, 9. 13-15). Les invita así a reconocer que El no es un espíritu ( Cf. Lc 24, 39) pero sobre todo a que comprueben que el cuerpo resucitado con el que se presenta ante ellos es el mismo que ha sido martirizado y crucificado ya que sigue llevando las huellas de su pasión ( Cf. Lc 24, 40; Jn 20, 20.27). Este cuerpo auténtico y real posee, sin embargo, al mismo tiempo propiedades nuevas de un cuerpo glorioso: no está situado en el espacio ni en el tiempo, pero puede hacerse presenta a su voluntad donde quiere y cuando quiere ( Cf. Mt 28, 9. 16-17; Lc 24, 15. 36 Jn 20, 14. 19. 26; 21, 4) porque su humanidad ya no puede ser retenida en la tierra y no pertenece ya más que al dominio divino del Padre  ( Cf. Jn 20, 17). Por esta razón también Jesùs resucitado es soberanamente libre de aparecer como quiere: bajo la apariencia de un jardinero ( Cf. Jn 20. 14-15) o " bajo otra figura" ( Mc 16, 12) distinta de la que les era familiar a los discípulos, y eso para suscitar su fe ( Cf. Jn 20, 14.16; 21, 4.7).

646 La Resurrección de Cristo no fue un retorno a la vida terrena como en el caso de las resurrecciones que El había realizado antes de Pascua: la hija de Jairo, el joven de Naìm, Lázaro. Estos hechos eran acontecimientos milagrosos, pero las personas afectadas por el milagro volvían a tener, por el poder de Jesùs, una vida terrena " ordinaria". En cierto momento, volveràn a morir. La Resurrección de Cristo es esencialmente diferente. En su cuerpo resucitado, pasa del estado de muerte a otra vida más allá del tiempo y del espacio. En la Resurrección, el cuerpo de Jesùs se llena del poder del Espíritu Santo; participa de la vida divina en el estado de su gloria, tanto que san Pablo puede decir de Cristo que es " el hombre celestial" ( Cf. 1Co 15, 35- 50).


                           La Resurrección como acontecimiento trascendente


647 " ¡ Qué noche tan dichosa- canta el " Exultet" de Pascua- solo ella conoció el momento en que Cristo resucitó de entre los muertos!" En efecto, nadie fue testigo ocular del acontecimiento mismo de la Resurrección y ningún evangelista lo describe. Nadie puede decir como sucedió físicamente. Menos aún, su esencia más íntima, el paso a otra vida, fue perceptible a los sentidos. Acontecimiento histórico demostrable por la señal del sepulcro vacío y por la realidad de los encuentros de los apóstoles con Cristo resucitado, no por ello, la Resurrección pertenece menos al centro del Misterio de la fe en aquello que trasciende y sobrepasa a la historia. Por eso, Cristo resucitado no se manifiesta al mundo ( Cf. Jn 14, 22) sino a sus discípulos, " a los que habían subido con El de Galilea a Jerusalén y que ahora son testigos suyos ante el pueblo " ( Hch 13, 31). " ( CIC 645- 647).

Comentario:  La Resurrección del Señor es prenda de nuestra propia resurrección al final de los tiempos, esta seguridad nos debe animar a no temer nuestra propia muerte sabiendo que  para llegar a esa resurrección debemos ser dóciles en el cumplimiento de la voluntad del Padre que vemos en la lectura de los evangelios y en la oración y frecuentar los sacramentos de la Reconciliación , cuando hemos fallado, y la Eucaristía.

miércoles, 9 de agosto de 2017

" La profesión de la fe " ( CIC 641-644)



                                            "Las apariciones del Resucitado

641 Maria Magdalena y las santas mujeres, que iban a embalsamar el cuerpo de Jesùs ( Cf. Mc 16,1; Lc 24, 1) enterrado a prisa en la tarde del Viernes Santo por la llegada del Sábado ( Cf. Jn 19, 31. 42), fueron las primeras en encontrar al Resucitado ( Cf. Mt 28, 9-10; Jn 20, 11-18). Así las mujeres fueron las primeras mensajeras del la Resurrección de Cristo para los propios Apóstoles ( Cf. Lc 24, 6-10). Jesùs se apareció en seguida a ellos, primero a Pedro; después a los Doce ( Cf. 1Co 15,5). Pedro, llamado a confirmar en la fe a sus hermanos ( Cf. Lc 22, 31-32), ve por tanto al Resucitado antes que los demás y es sobre su testimonio que la comunidad exclama: " ¡Es verdad! ¡ El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!"  Lc 24, 34).


642 Todo lo que sucedió en estas jornadas pascuales compromete a cada uno de los apóstoles - y a Pedro en particular-  en la constitución de la era nueva que comenzó en la mañana de Pascua. Como testigos del Resucitado, los apóstoles son la s piedras de fundación de su Iglesia. La fe de la primera comunidad de creyentes se funda en el testimonio de hombres concretos, conocidos de los cristianos y, para la mayoría, viviendo entre ellos todavía. Estos " testigos de la Resurrección de Cristo " ( Cf. Hah 1, 22) son ante todo Pedro y los Doce, pero no solamente ellos: Pablo habla claramente de más de quinientas personas a las que se apareció Jesùs en una sola vez, además de Santiago y de todos los Apóstoles. ( Cf. 1Co 15, 4-8).

643 Ante estos testimonios es imposible interpretar la Resurrección de Cristo fuera del orden físico, y no reconocerlo como un hecho histórico. Sabemos por los hechos que la fe de los discípulos fue sometida a la prueba radical de la pasión y de la muerte en cruz de su Maestro, anunciada por El de antemano ( Cf. Lc 22, 31-32): La sacudida provocada por la pasión fue tan grande que ( por lo menos, algunos de ellos) no creyeron tan pronto en la noticia de la resurrección. Los Evangelios, lejos de mostrarnos una comunidad arrobada por una exaltación mística, nos presentan a los discípulos abatidos ( " la cara sombría": Lc 24,17) y  asustados ( Cf. Jn 20, 19). Por eso no creyeron a las santas mujeres que regresaban del sepulcro y " sus palabras les parecían como desatinos" ( Lc 24, 11; Cf. Mc 16, 11. 13). Cuando Jesùs se manifiesta a los Once en la tarde de Pascua, " les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón por no haber creído a quienes le habían  visto resucitado" ( Mc 16, 14).

644 Tan imposible les parece la cosa que, incluso puestos ante la realidad de Jesùs resucitado, los discípulos dudan todavía ( Cf. Lc 24, 38): creen ver un espíritu ( Cf. Lc 24, 39). " No acaban de creerlo a causa de la alegría y estaban asombrados " ( Lc 24, 41). Tomás conocerá la misma prueba de la duda ( Cf. Jn 20, 24-27) y, en su última aparición en Galilea referida por Mateo, " algunos sin embargo dudaron " ( Mt 28, 17). Por esta hipótesis según la cual la resurrección habría sido un " producto" de la fe ( o de la credulidad de los Apóstoles) no tiene consistencia. Muy al contrario, su fe en la Resurrección nació- bajo la acción de la gracia divina- de la experiencia directa de la realidad de Jesùs resucitado" ( CIC 641-644).

Comentario: Cristo vive. Esta es la gran verdad que llena de contenido nuestra fe. Jesus, que murió en la cruz, ha resucitado, ha triunfado de la muerte, del poder de las tinieblas, del dolor y de la angustia. Cristo vive en su Iglesia y de modo especial Cristo sigue presente entre nosotros, en esa entrega diaria de la Sagrada Eucaristía. Por eso la Misa es centro y raíz de la vida cristiana. En toda Misa está siempre el Cristo total, Cabeza y Cuerpo. Cristo es el Camino, el Mediador: en El lo encontramos todo; fuera de El, nuestra vida queda vacía. En Jesucristo, e instruidos instruidos El, nos atrevemos a decir , Padre nuestro. Nos atrevemos a llamar Padre al Señor de los cielos y de la tierra.  

martes, 1 de agosto de 2017

" La profesión de la fe" ( CIC 638-640)





                                  "Párrafo 2 Al tercer día resucita de entre los muertos

638 " Os anunciamos la Buena Nueva de que la Promesa hecha a los padres, Dios la ha cumplido en nosotros los hijos, al resucitar a Jesùs" ( Hch 13, 32-33). La Resurrección de Jesùs es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo, creída y vívida por la primera comunidad cristiana como verdad central, transmitida como fundamental por la Tradición, establecida en los documentos del Nuevo Testamento, predicada como parte esencial del Misterio Pascual al mismo tiempo que la Cruz:

                                Cristo resucitó de entre los muertos.
                                Con su muerte venció a la muerte.
                                A los muertos ha dado la vida.

                                                                                 ( Liturgia bizantina, Tropario de Pascua).

                                        I El acontecimiento histórico y trascendente

639 El misterio de la resurrección de Cristo es un acontecimiento real que tuvo manifestaciones históricamente comprobadas como lo atestigua el Nuevo Testamento. Ya san Pablo, hacia el año 56, puede escribir a los corintios: " Porque os transmití , en primer lugar lo que a mi vez recibí : que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce" ( 1Co 15, 3-4). El Apóstol habla aquí de la tradición viva de la Resurrección que recibió después de su conversión a las puertas de Damasco ( Cf. Hah 9, 3-18).


                                                   El sepulcro vacío

640 " ¿Por qué buscar entre los muertos al que vive?. No está aquí, ha resucitado" ( Lc 24, 5-6). En el marco de los acontecimientos de Pascua, el primer elemento que se encuentra es el sepulcro vacío. No es en sí una prueba directa. La ausencia del cuerpo de Cristo en el sepulcro podría explicarse de otro modo ( Cf. Jn 20, 13; Mt 28, 11-15). A pesar de esto, el sepulcro vacío ha constituido  para todos un signo esencial. Su descubrimiento por los discípulos fue el primer paso para el reconocimiento del hecho de la Resurrección. Es el caso, en primer lugar, de las santas mujeres ( Cf. Lc 24, 3.22-23), después de Pedro ( Cf. Lc 24,12). " El discípulo que Jesùs amaba" ( Jn 20, 2) afirma que, al entrar en el sepulcro vacío y al descubrir " las vendas en el suelo" ( Jn 20, 6) " vio y creyó" ( Jn 20,8). Eso supone que constató en el estado del sepulcro vacío  ( CF. Jn 20, 5-7) que la ausencia del cuerpo de Jesùs no había podido ser obra humana y que Jesùs no había vuelto simplemente a una vida  terrenal como había sido el caso de Lázaro ( Cf. Jn 11, 44)." (CIC 638-640).

Comentario: La Resurrección del Señor es el misterio central de nuestra fe " si Cristo no hubiera resucitado vana sería nuestra esperanza y vana sería nuestra fe " dice san Pablo. Cristo resucitado, es el compañero, el Amigo. Un compañero que se deja ver sólo entre sombras, pero cuya realidad llena toda nuestra vida y que nos hace desear su compañía definitiva.

martes, 25 de julio de 2017

" La profesiòn de la fe" ( CIC 631-637)




                                         "Artículo 5: " Jesucristo descendió a los infiernos,
                                                   al tercer día resucitó de entre los muertos"


"631 " Jesùs baja a las regiones inferiores de la tierra. Este que bajo es el mismo que subió" ( Ef 4, 9-10). El Símbolo de los Apóstoles confiesa en un mismo artículo de fe el descenso de Cristo a los infiernos y su Resurrección de los muertos al tercer día, porque es en su Pascua donde, desde el fondo de la muerte, El hace brotar la vida:

                  "Christus, Filius tuus, qui, regressus ab inferis, humano generi serenus illuxit, et vivi et regnat in saecula saeculorum. Amen.( Es Cristo, tu Hijo resucitado, que, al salir del sepulcro, brilla sereno para el linaje humano, y vive y reina glorioso por los siglos de los siglos. Amén)".

                                                                                            (MR, Vigilia pascual 18: Exultet.)


                                                Párrafo 1 Cristo descendió a los infiernos


632 Las frecuentes afirmaciones del Nuevo Testamento según las cuales Jesùs " resucita de entre los muertos" ( Hch 3, 15; Rm 8, 11; 1Co 15, 20) presuponen que, antes de la resurrección, permaneció en la morada de los muertos ( Cf. Hb 13, 20). Es el primer sentido que dio la predicación apostólica al descenso de Jesùs a los infiernos; Jesùs conoció la muerte como todos los hombres y se reunió con ellos en la morada de los muertos. Pero ha descendido como Salvador proclamando la buena nueva a los espíritus que estaban allí detenidos ( Cf. 1P 3, 18-19).

633 La Escritura llama infiernos, sheol o hades ( Cf. Ftp 2, 10; Hch 2, 24; Ap 1, 18; Ef 4, 9) a la morada de los muertos donde bajó Cristo después de muerto, porque los que se encontraban allí estaban privados de la visión de Dios ( Cf. Sal 6,6; 88, 11-13). Tal era en efecto, a la espera del Redentor, el estado de todos los muertos malos o justos ( Cf. Sal 89, 49; 1S 28, 19; Ez 32, 17-32), lo que no quiere decir que su suerte sea idéntica como lo enseñaba Jesùs en la parábola del pobre Lázaro recibido en el  "seno de Abraham"( Cf. Lc 16, 22-26). " Son precisamente estas almas santas, que esperaban a su Libertador en el seno de Abraham, a las que Jesucristo libera cuando descendió a los infiernos" ( Catech. R. 1, 6,3). Jesus no bajó a los infiernos para liberar allí a los condenados ( Cf. Cc. de Roma del año 745: DS 587) ni para destruir el infierno de la condenación ( Cf. DS 1011; 1077) sino para liberar a los justos que le habían precedido ( Cf. Cc de Toledo IV en el año 625: DS 485; Cf. también Mt 27, 52-53).

634 " Hasta a los muertos ha sido anunciada la Buena Nueva..." ( 1P 4, 6). El descenso a los infiernos es el pleno cumplimiento del anuncio evangélico de la salvación. Es la última fase de la misión mesiánica de Jesùs, fase condensada en el tiempo pero inmensamente amplia en su significado real de extensión de la obra redentora a todos los hombres de todos los tiempos y de todos los lugares, porque todos los que se salvan se hacen partícipes de la Redención.

635 Cristo, por tanto, bajo a la profundidad de la muerte ( Cf. Mt 12, 40; Rm 10, 7; Ef 4,9) para "que  los muertos oigan la voz del Hijo de Dios y los que la oigan vivan" ( Jn 5, 25). Jesùs " Príncipe de la vida"  ( Hch 3, 15) aniquiló " mediante la muerte al señor del la muerte, es decir, al diablo y liberta a cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a la esclavitud" ( Hb 2, 14-15). En adelante, Cristo resucitado " tiene las llaves de la muerte y del Hades" ( Ap 1, 18) y " al nombre de Jesùs toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en los abismos" ( Flp 2, 10).

                        Un gran silencio reina hoy en la tierra, un gran silencio y una gran soledad. Un gran silencio porque el Rey duerme. La tierra ha temblado y se ha calmado porque Dios se ha dormido en la carne y ha ido a despertar a los que dormían desde hacia siglos....Va a buscar a Adán, nuestro primer Padre, la oveja perdida. Quiere ir a visitar a todos los que se encuentran en las tinieblas y a la sombra de la muerte. Va para liberar de sus dolores a Adán encadenado y a Eva, cautiva con él. El que es al mismo tiempo su Dios y su Hijo..." Yo soy tu Dios y por tu causa he sido hecho tu Hijo. Levántate, tú que dormías porque no te he creado para que permanezcas aquí encadenado en el infierno. Levántate de entre los muertos; yo soy la vida de los muertos" ( Antigua homilìa para el Sábado Santo).

                                                                     Resumen


636                 En la expresión " Jesùs descendió a los infiernos" el Símbolo confiesa que Jesùs murió realmente, y que, por su muerte en favor nuestro, ha vencido a la muerte y al diablo, " señor de la muerte" ( Hb 2, 14).

637                 Cristo muerto, en su alma unida a su persona divina, descendió a la morada de los muertos. Abrió las puertas del cielo a los justos que le había precedido." ( CIC 631-637).


Comentario: El amor a Dios con " todo el corazón y con toda el alma" es la que nos anima a pedirle   insistentemente aumente nuestra fe  en Cristo, muerto y resucitado,  para que El se haga presente en todos y cada uno de los momentos de nuestra vida, e ilumine nuestras conciencias, incitándonos a participar con todas las fuerzas en las vicisitudes y en los problemas de la historia humana.

lunes, 17 de julio de 2017

" La profesión de la fe" ( CIC 627-630)



                                    " No dejaras que tu santo vea la corrupción"


627 La muerte de Cristo fue una verdadera muerte en cuanto que puso fin a su existencia humana terrena. Pero a causa de la unión que la persona del Hijo conservó con su cuerpo, éste no fue un despojo mortal. como los demás porque  " no era posible  que la muerte lo dominase" ( Hch 2, 24) y por eso " la virtud divina preservó de la corrupción al cuerpo de Cristo " ( Santo Tomás de Aquino, s. th. 3, 51, 3). De Cristo se puede decir a la vez: " Fue arrancado de la tierra de los vivos" ( Is 53, 8), y: " Mi carne reposará en la espera de que no abandonarás mi alma en el Infierno ni permitirás que tu santo experimente la corrupción" ( Hch 2, 26 - 27 ; Cf. Sal 6, 9-1). La Resurrección de Jesùs " al tercer día " ( 1Co 15, 4; Lc 24, 46 ), era el signo de ello,  también porque se suponía que la corrupción se manifestaba a partir del cuarto día ( Cf. Jn 11, 39).

                                                  " Sepultados con Cristo..."


628 El Bautismo, cuyo signo original y pleno es la inmersión, significa eficazmente la bajada del cristiano al sepulcro muriendo al pecado con Cristo para una nueva vida: " Fuimos, pues, con El sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva " ( Rm 6, 4; Cf. Col 2, 12; Ef 5, 26).

                                                                   Resumen

629 Jesùs gustó la muerte para bien de todos ( Cf. Hb 2, 9). Es verdaderamente el Hijo de Dios hecho hombre que murió y fue sepultado.

630 Durante el tiempo que Cristo permaneció en el sepulcro su Persona divina continuò asumiendo tanto su alma como su cuerpo, separados sin embargo entre sí por causa de la muerte. Por eso el cuerpo muerto de Cristo " no conoció la corrupción" ( Hch 13, 37)." ( CIC 627- 630).


Comentario:  "Pensar en la muerte de Cristo se traduce en una invitación a situarnos con absoluta sinceridad ante nuestro quehacer ordinario, a tomar en serio la fe que profesamos." Somos conscientes de esa responsabilidad? Somos luz del mundo y sal de la tierra como nos pide el Señor?