domingo, 25 de febrero de 2024

" La vida en Cristo" ( CIC 2541-2543)

 


                                            "  II Los deseos del Espíritu

2541   La economía de la Ley y de la Gracia aparta el corazón de los hombres de la codicia y de la envidia: lo inicia en el deseo del Supremo Bien; lo instruye en los deseos del Espíritu Santo, que sacia el corazón del hombre.

El Dios de las promesas puso desde el comienzo al hombre en guardia contra la seducción de lo que, desde entonces, aparece como " bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría" ( Gn 3, 6).

2542   La Ley confiada a Israel nunca fue suficiente para justificar a los que estaban sometidos; incluso vino a ser instrumento de la " concupiscencia" ( Cf. Rm 7, 7). la inadecuación entre el querer y el hacer ( Cf. Rm 7, 10) manifiesta el conflicto entre la  "Ley de Dios", que es la " Ley de la razón", y la otra ley que " me esclaviza a la ley del pecado que está en mis miembros" ( Rm 7, 23).

2543 " Pero ahora, independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, atestiguada por la ley y los profetas, justicia de Dios por la fe en Jesucristo, para todos los que creen" ( Rm 3, 21-22). Por eso, los fieles de Cristo " han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias" ( Ga 5, 24); " son guiados por el Espíritu" ( Rm 8, 14) y siguen los deseos del Espíritu ( Cf. Rm 8, 27)." ( CIC 2541-2543).

Comentario:

Seguir con fidelidad y amor el cumplimiento de la voluntad de Dios expresada en los diez mandamientos es asegurar la identificación con Cristo que se hizo obediente hasta sufrir con paciencia el horror de la pasión, muerte y Resurrección. Docilidad a las inspiraciones del Espíritu Santo que nos santifica y protege haciendonos "otro Cristo el mismo Cristo" en expresión de San Pablo.


lunes, 19 de febrero de 2024

" La vida en Cristo" ( CIC 2538-2540)

 


                                       "   El desorden de la concupiscencia

...2538   El décimo mandamiento exige que se destierre del corazón humano la envidia. Cuando el profeta Natán quiso estimular el arrepentimiento del rey David, le contó la historia del pobre que sólo poseía una oveja, a la que trataba como una hija, y del rico que, a pesar de sus numerosos rebaños envidiaba al primero y acabó por robarle la cordera ( Cf. 2S 12, 1-4). La envidia conduce a las peores fechorías ( Cf. Gn 4, 3-7; 1R 21, 1-29). La muerte entró en el mundo por la envidia del diablo ( Cf. Sb 2, 24).

Luchamos entre nosotros, y es la envidia la que nos arma unos contra otros... Si todos se afanan así por pertubar el Cuerpo de Cristo, ¿ a dónde llegaremos? Estamos debilitando el Cuerpo de Cristo... Nos declaramos miembros de un mismo organismo y nos devoramos como lo harían las fieras ( San Juan Crisóstomo, hom. in 2Co, 3-4).

2539   La envidia es un pecado capital. Manifiesta la tristeza experimentada ante el bien del prójimo y el deseo desordenado de poseerlo, aunque sea en forma indebida. Cuando desea al prójimo un mal grave es un pecado mortal:

San Agustín veía en la envidia el " pecado diabólico por excelencia" ( catech 4, 8) " De la envidia nacen el odio, la maledicencia, la calumnia, la alegría causada por el mal del prójimo y la tristeza causada por su prosperidad" ( San Gregorio Magno, mor, 31, 45).

2540   La envidia representa una de las formas de la tristeza y, por tanto, un rechazo de la caridad; el bautizado debe luchar contra ella mediante la benevolencia. La envidia procede con frecuencia del orgullo; el bautizado ha de esforzarse por vivir en la humildad: " ¿ Querríais ver a Dios glorificado por vosotros? Pues bien, alegraos del progreso de vuestro hermano y con ello Dios será glorificado por vosotros. Dios será alabado- se dirá- porque su siervo ha sabido vencer la envidia poniendo su alegría en los méritos de otros  (San Juan Crisóstomo, hom. in Rom. 7, 3)." ( CIC 2538-2540).

Comentario:

Debemos seriamente luchar por adquirir las virtudes de la humildad, la comprensión, la benevolencia, la  caridad que nos ayudan a luchar contra la envidia y nos hacen cada día más cercanos a nuestro modelo Jesucristo.

Pidamos con insistencia en la oración al Espíritu Santo nuestra santificación sin El no podemos hacer nada. " Espíritu Santo, ilumínanos y santíficanos! "


sábado, 10 de febrero de 2024

" La vida en Cristo" ( CIC 2534-2537)

 


                                 " Artículo 10: El Décimo mandamiento

No codiciarás nada... nada que sea de tu prójimo

( Ex 20,17)

No desearás... su casa, su campo, su siervo o su sierva, su buey o su asno: nada que sea de tu prójimo ( Dt 5, 21)

Dónde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón ( Mt 6, 21)

2534   El décimo mandamiento desdobla y completa el noveno, que versa sobre la concupiscencia de la carne. Prohibe la codicia del bien ajeno, raíz del robo, de la rapiña y del fraude, prohibidos por el séptimo mandamiento. La " concupiscencia de los ojos" ( Cf. 1Jn 2, 16) lleva a la violencia y la injusticia prohibidas por el quinto precepto ( Cf. Mt 2, 2). La codicia tiene su origen, como la fornicación, en la idolatría condenada en las tres primeras prescripciones de la ley ( Cf. Sb 14, 12). El décimo mandamiento se refiere a la intención del corazón; resume, con el noveno, todos los preceptos de la ley.

                                                    I El desorden de la concupiscencia

2535   El apetito sensible nos impulsa a desear las cosas agradables que no poseemos. Así desear comer cuando se tiene hambre, o calentarse cuando se tiene frío. Estos deseos son buenos en sí mismos; pero con frecuencia no guardan la medida de la razón y nos empujan a codiciar injustamente lo que no es nuestro y pertenece, o es debido, a otra persona.

2536   El décimo mandamiento prohibe la avaricia y el deseo de una apropiación inmoderada de los bienes terrenos. Prohibe el deseo desordenado nacido de la pasión inmoderada de las riquezas y de su poder. Prohibe también el deseo de cometer una injusticia mediante la cual se dañaría al prójimo en sus bienes temporales:

Cuando la Ley nos dice: " No codiciarás ", nos dice, en otros términos, que apartemos nuestros deseos de todo lo que no nos pertenece. Porque la sed del bien del prójimo es inmensa, infinita y jamás saciada, como está escrito: " El ojo del avaro no se satisface con su suerte" ( Si 14, 9) ( Catec. R. 3, 37).

2537   No se quebranta este mandamiento deseando obtener cosas que pertenecen al prójimo siempre que sea por medios justos. La catequesis tradicional señala con realismo " quiénes son los que más deben luchar contra su codicias pecaminosas" y a los que, por tanto, es preciso " exhortar más a observar este precepto":

Los comerciantes que desean la escasez o la carestía de las mercancías, que ven con tristeza que no son los únicos en comprar y vender, pues de lo contrario podrán vender más caro y comprar a precio más bajo; los que desean que sus semejantes estén en la miseria para lucrarse vendiéndoles o comprándoles...Los médicos, que desean tener enfermos; los abogados que anhelan causas y procesos importantes y numerosos...( Catec. R. 3, 37). 

( CIC 2534-2537)

Comentario:

Al estudiar y cumplir el décimo mandamiento estamos siguiendo la voluntad de Dios en nuestra relación con las propiedades del prójimo siendo sinceros y leales en el uso de los bienes materiales que administramos sin desear más de lo que honradamente hemos ganado con nuestro trabajo y esfuerzo.


martes, 6 de febrero de 2024

" La vida en Cristo" ( CIC 2528- 2533)

 


                                                                     " Resumen

2528   " Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón " ( Mt 5, 28).

2529   El noveno mandamiento pone en guardia contra el desorden o concupiscencia de la carne.

2530   La lucha contra la concupiscencia de la carne pasa por la purificación del corazón y por la práctica de la templanza.

2531   La pureza del corazón nos alcanzará el ver a Dios: nos da desde ahora la capacidad de ver según Dios todas las cosas.

2532   La purificación del corazón es imposible sin la oración, la práctica de la castidad y la pureza de intención y de mirada.

2533   La pureza del corazón requiere el pudor, que es paciencia, modestia y discreción. El pudor preserva la intimidad de la persona." ( CIC 2528-2533).

Comentario:

El noveno mandamiento nos ayuda a reconocer las huellas del pecado el " fomes peccati" ( inclinación, propensión al pecado) que nos aleja de la voluntad de Dios pero haciendo uso de la libertad podemos resistir con oración, práctica de la castidas y la pureza de intención y de mirada esa inclinación.