sábado, 25 de noviembre de 2023

" La vida en Cristo" ( CIC 2471-2474)

 


                                                        II " Dar testimonio de la verdad"


2471   Ante Pilato, Cristo proclama que había " venido al mundo: para dar testimonio de la verdad" ( Jn 18, 37). El cristiano no debe " avergonzarse de dar testimonio del Señor" (2Tm 1, 8). En las situaciones que exigen dar testimonio de la fe, el cristiano debe profesarla sin ambiguedad, a ejemplo de san Pablo ante sus jueces. Debe guardar una  "conciencia limpia ante Dios y ante los hombres" ( Hch 24, 16).

2472   El deber de los cristianos de tomar parte en la vida de la Iglesia, los impulsa a actuar como testigos del Evangelio y de las obligaciones que de él se derivan. Este testimonio es transmisión de la fe en palabras y obras. El testimonio es un acto de justicia que establece o da a conocer la verdad ( Cf. Mt 18, 16):

Todos los fieles cristianos, dondequiera que vivan, están obligados a manifestar con el ejemplo de su vida y el testimonio de su palabra al hombre nuevo de que se revistieron por el bautismo y la fuerza del Espíritu Santo que les ha fortalecido con la confirmación ( AG 11).

2473   El martirio es el supremo testimonio de la verdad de la fe; designa un testimonio que llega hasta la muerte. El mártir da testimonio de Cristo, muerto y resucitado, al cual está unido por la caridad. Da testimonio de la verdad de la fe y de la doctrina cristiana. Soporta la muerte mediante un acto de fortaleza. " Dejadme ser pasto de las fieras. Por ellas me será dado llegar a Dios" ( San Ignacio de Antioquía, Rom 4, 1).

2474   Con el más exquisito cuidado, la Iglesia ha recogido los recuerdos de quienes llegaron hasta el extremo de dar testimonio de su fe. Son las actas de los Mártires, que constituyen los archivos de la Verdad escritos con letras de sangre:

No me servirá nada de los atractivos del mundo ni de los reinos de este siglo. Es mejor para mí morir ( para unirme) a Cristo Jesús, que reinar hasta los confines de la tierra. Es a El a quien busco, a quien murió por  nosotros. A El quiero, al que resucitó por nosotros. Mi nacimiento se acerca...( San Ignacio de Antioquía, Rom. 6, 1-2).

Te bendigo por haberme juzgado digno de este día y esta hora, digno de ser contado en el número de tus mártires... Haz cumplido tu promesa . Dios de la fidelidad y de la verdad. Por esta gracia y por todo te alabo, te bendigo, te glorifico por el eterno y celestial Sumo Sacerdote, Jesucristo, tu Hijo amado. Por El que está contigo y con el Espíritu te sea dada gloria ahora y en los siglos venideros. Amén. ( San Policarpo mart, 14, 2-3)." CIC 2471-2474).

Comentario:

Probablemente a nosotros no nos espera un martirio aparatoso para dar testimonio de la Verdad y es en los pequeños detalles de cada día, de la vida ordinaria donde debemos dar el testimonio de hijos de la luz. Estamos dispuestos a vencernos en las cosas pequeñas?




domingo, 19 de noviembre de 2023

" La vida en Cristo" ( CIC 2464-2470)

 

                               " Artículo 8: El octavo mandamiento

No darás testimonio falso contra tu prójimo ( Ex 20, 16)

Se dijo a los antepasados: No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos ( Mt 5, 33).

2464   El octavo mandamiento prohibe falsear la verdad en las relaciones con el prójimo. Este precepto moral deriva de la vocación del pueblo santo a ser testigo de su Dios que es y que quiere la verdad. Las ofensas a la verdad expresan, mediante palabras o acciones, un rechazo a comprometerse con la rectitud moral: son infidelidades básicas frente a Dios y, en este sentido, socavan las bases de la Alianza.

                                           I Vivir en la verdad

2465   El Antiguo Testamento lo proclama: Dios es fuente de toda verdad. Su palabra es verdad ( Cf. Pr 8, 7; 2S 7, 28). Su ley es verdad ( Cf. Sal 119, 142). Tu verdad, de edad en edad" ( Sal 119, 90; Lc 1, 50). Puesto que Dios es el " Veraz" ( Rm 3, 4), los miembros de su pueblo son llamados a vivir en la verdad ( Cf. Sal 119, 30).

2466   En Jesucristo la verdad de Dios se manifiestó en plenitud " Lleno de gracia y de verdad" ( Jn 1, 14), él es la "luz del mundo" ( Jn 8, 12), la Verdad ( Cf. Jn 14, 6). El que cree en él, no permanece en las tinieblas ( Cf. Jn 12, 46). El discípulo de Jesús, " permanece en su palabra", para conocer " la verdad que hace libre" ( Cf. Jn 8, 31-32) y que santifica ( Cf. Jn 17, 17). Seguir a Jesús es vivir del " Espíritu de verdad" ( Jn 14, 17) que el Padre envía en su nombre ( Cf. Jn 14, 26) y que conduce " a la verdad completa" ( Jn 16, 13). Jesús enseña a sus discípulos el amor incondicional de la verdad: " Sea vuestro lenguaje:' Sí,sí'; 'no,no'" ( Mt 5, 37).

2467   El hombre busca naturalmente la verdad. Está obligado a honrarla y atestiguarla: "Todos los hombres, conforme a su dignidad, por ser personas..., se ven impulsados, por su misma naturaleza, a buscar la verdad y, además, tienen la obligación moral de hacerlo, y sobre todo con respecto a la verdad religiosa. Están obligados también a adherirse a la verdad una vez que la han conocido y a ordenar toda su vida según sus exigencias" ( DH 2).

2468   La verdad como rectitud de la acción y de la palabra humana, tiene por nombre veracidad, sinceridad o franqueza. La verdad o veracidad es la virtud que consiste en mostrarse veraz en los propios actos y en decir verdad en sus palabras, evitando la duplicidad, la simulación y la hipocrecía.

2469 " Los hombres no podrían vivir juntos si no tuvieran confianza recíproca, es decir, si no se manifestasen la verdad" ( Santo Tomás de A., s.th. 2-2, 109,3 ad 1). La virtud de la veracidad da justamente al prójimo lo que le es debido; observa un justo medio entre lo que debe ser expresado y el secreto que debe ser guardado: implica la honradez y la discreción. En justicia, " un hombre debe honestamente a otro la manifestación de la verdad" ( Santo Tomás de A., s.th.2-2, 109, 3).

2470   El discípulo de Cristo acepta " vivir en la verdad", es decir, en la simplicidad de una vida conforme al ejemplo del Señor y permaneciendo en su Verdad. " Si decimos que estamos en comunión con él, y caminamos en tinieblas, mentimos y no obramos conforme a la verdad" ( 1Jn 1, 6).

Comentario:

El Papa Francisco en su catequesis sobre los diez mandamientos nos recuerda la " la mentira consiste en decir falsedad con intención de engañar. y nos recuerda tres aspectos fundamentales de la virtud de la veracidad: 

- sinceridad con uno mismo: es reconocer la verdad sobre la propia conducta, externa o interna: intenciones, pensamientos, afectos, etc., sin miedo a agotar la verdad, sin cerrar los ojos a la realidad.

-sinceridad con los demás: sería imposible la convivencia humana si los hombres no tuvieran confianza recíproca, es decir, si no se dijesen la verdad o no se comportasen, p. ej., respetando los contratos, o más en general los pactos, la palabra comprometida.

- sinceridad con Dios: Dios lo ve todo, pero como somos hijos suyos quiere que se lo manifestemos. Nuestro Padre del Cielo perdona cualquier ofensa, cuando el hijo vuelve de nuevo a El, cuando se arrepiente y pide perdón."


 

                                 

sábado, 11 de noviembre de 2023

" La vida en Cristo" ( CIC 2450-2463)

 


                                         " Resumen

2450   " No robarás" ( Dt 5, 19). " Ni los ladrones, ni los avaros..., ni los rapaces heredarán el Reino de Dios" ( 1Co 6, 10).

2451   El séptimo mandamiento prescribe la práctica de la justicia y de la caridad en el uso de los bienes terrenos y de los frutos del trabajo de los hombres.

2452   Los bienes de la creación están destinados a todo el género humano. El derecho a la propiedad privada no anula el destino universal de los bienes.

2453   El séptimo mandamiento prohibe el robo. El robo es la usurpación del bien ajeno contra la voluntad razonable de su dueño.

2454   Toda manera de tomar y de usar injustamente un bien ajeno es contraria al séptimo mandamiento. La injusticia cometida exige reparación. La justicia conmutativa impone la restitución del bien robado.

2455   La ley moral prohibe los actos que, con fines mercantiles o totalitarios, llevan a esclavizar a los seres humanos, a comprarlos, venderlos y cambiarlos como si fueran mercaderías.

2456   El dominio, concedido por el Creador, sobre los recursos minerales, vegetales y animales del universo, no puede ser separado del respeto de las obligaciones morales frente a todos los hombres, incluidos los de las generaciones venideras.

2457   Los animales están confiados a la administración del hombre que les debe benevolencia. Pueden servir a la justa satisfacción de las necesidades del hombre.

2458   La Iglesia pronuncia un juicio en materia económica y social cuando lo exigen los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas. Cuida del bien común temporal de los hombres en razón de su ordenación al supremo Bien, nuestro fin último.

2459   El hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida económica y social. El punto decisivo de la cuestión social estriba en que los bienes creados por Dios para todos lleguen de hecho a todos, según la justicia y con la ayuda de la caridad.

2460   El valor primordial del trabajo atañe al hombre mismo que es su autor y su destinatario. Mediante su trabajo, el hombre participa en la obra de la creación. Unido a Cristo, el trabajo puede ser redentor.

2461   El desarrollo verdadero es el del hombre en su integridad. Se trata de hacer crecer la capacidad de cada persona a fin de responder a su vocación y por lo tanto, a la llamada de Dios ( Cf. CA 29).

2462   La limosna hecha a los pobres es un testimonio de caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios.

2463   En la multitud de seres humanos sin pan, sin techo, sin patria, hay que reconocer a Lázaro, el mendigo hambriento de la parábola ( Cf. Lc 16, 19-31). En dicha multitud hay que oír a Jesús que dice: " Cuanto dejasteis de hacer con uno de éstos, también conmigo dejasteis de hacerlo" ( Mt 25, 45).

Comentario:

Todas las normas morales del séptimo mandamiento nos interpelan sobre la sociedad de consumo y la cultura del descarte que tanto ha denunciado el Papa Francisco, hagamos examen sobre cómo estamos usando los bienes materiales que poseemos y hagamos las correcciones que sean necesarias para ser de verdad discípulos del Maestro.



martes, 7 de noviembre de 2023

" La vida en Cristo " ( CIC 2447- 2449)

 


                                            " VI El amor de los pobres

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2447  Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales ( Cf. Is 58, 6-7; Hb 13, 3 ). Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras de misericordia espiritual, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales consisten principalmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no  lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos ( Cf. Mt 25, 41-46). Entre estas obras, la limosna hecha a los pobres ( Cf. Tb 4, 5-11; Si 17, 22) es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios ( Cf. Mt 6, 2-4):

El que tenga dos túnicas que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer que hago lo mismo ( Lc 3, 11). Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros ( Lc 11, 41). Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario y alguno de ustedes les dice : " Id en paz calentaos y hartaos", pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿ de qué sirve? ( St 2, 15-16; Cf 1Jn 3, 17).

2448   " Bajo sus múltiples formas- indigencia material, opresión injusta, enfermedades físicas o psíquicas y, por último. la muerte-, la miseria humana es el signo manifiesto de la debilidad congénita en que se encuentra el hombre tras el primer pecado y de la necesidad que tiene de salvación. Por ello, la miseria humana atrae la compasión de Cristo Salvador, que la ha querido cargar sobre sí e identificarse con los ' más pequeños de sus hermanos'. También por ello, los oprimidos por la miseria son objeto de un amor de preferencia por parte de la Iglesia, que, desde los orígenes. y a pesar de los fallos de muchos de sus miembros, no ha cesado de trabajar para aliviarlos, defenderlos y liberarlos. Lo ha jecho mediante innumerables obras de beneficencia, que siempre y en todo lugar continúan siendo indispensables" ( CDF, instr. " Libertatis conscientia" 68).

2449   En el Antiguo Testamento, toda una serie de medidas jurídicas ( el año jubilar, prohibición del préstamo a interés, retención de la prenda, obligación del diezmo, pago cotidiano del jornalero, derecho de rebusca después de la vendimia y la siega ) corresponden a la exhortación del Deuteronomio: " Ciertamente nunca faltarán pobres en este país: por eso te doy yo este mandamiento: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquél de los tuyos que es indigente y pobre en tu tierra" ( Dt 15, 11). Jesús hace suyas estas palabras: " Por que pobres siempre tendréis entre vosotros; pero a mí no siempre me tendréis" ( Jn 12, 8). Con esto, no hace caduca la vehemencia de los oráculos antiguos: "Comprando por dinero a los débiles y al pobre por un par de sandalias..." ( Am 8, 6), sino que nos invita a reconocer su presencia en los pobres que son sus hermanos ( Cf. Mt 25, 40):

El día en que su madre le reprendió por atender en su casa a pobres y enfermos, santa Rosa de Lima le contestó: " Cuando servimos a los pobres y a los enfermos, servimos a Jesús. No debemos cansarnos de ayudar a nuestro prójimo, porque en ellos servimos a Jesús" .

( CIC 2447-2449).

Comentario:

El amor a los hermanos indigentes y necesitados de una mano amiga que les ayude y proteja es una obligación moral que nos debe llevar a contribuir en la medida de nuestras posibilidades a las iniciativas de la iglesia en nuestras parroquias en una solidaridad organizada.