lunes, 26 de julio de 2021

" Vida en Cristo" ( CIC 1786-1789)

 


                                                            " III Decidir en conciencia


1786   Ante la necesidad de decidir moralmente, la conciencia puede formular un juicio recto de acuerdo con la razón y con la ley divina, o al contrario un juicio erróneo que se aleja de ellas.

1787  El hombre se ve a veces enfrentado con situaciones que hacen el juicio moral menos seguro, y la decisión difícil. Pero debe buscar siempre lo que es justo y bueno y discernir la voluntad de Dios expresada en la ley divina

1788   Para esto, el hombre se esfuerza por interpretar los datos de la experiencia y los signos de los tiempos, gracias a la virtud de la prudencia, los consejos de las personas entendidas y la ayuda del Espíritu Santo y de sus dones

1789   En todos los casos son aplicables algunas reglas:

- Nunca está permitido hacer un mal para obtener un bien.

- La " regla de oro": " Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros" ( Mt 7, 12; Cf. Lc 6, 31; Tb 4, 15).

- La caridad debe actuar siempre con respeto hacia el prójimo y hacia su conciencia: " Pecando así contra vuestros hermanos, hiriendo su conciencia..., pecáis contra Cristo" ( 1Co 8, 12). " lo bueno es..., no hacer cosa que sea para tu hermano ocasión de caída, tropiezo o debilidad" ( Rm 14, 21)."

 ( CIC 1786-1789).

Comentario:

La formación de la conciencia recta se logra con estudio, mortificación y oración. Debemos pedir consejo a quien sabemos está capacitado para ayudarnos cuando tenemos dudas sobre nuestro juicio en cualquier decisión importante que debemos tomar . " Voluntad- Energía- Ejemplo- Lo que hay que hacer se hace... Sin vacilar...Sin miramientos" ( SJM Camino 11)"

lunes, 19 de julio de 2021

" vida en Cristo" ( CIC 1783-1785)

 


                                                          " II La Formación de la conciencia


1783   Hay que formar la conciencia y esclarecer el juicio moral. Una conciencia bien formada es recta y veraz. Formula sus juicios según la razón, conforme al bien verdadero querido por la sabiduría del Creador. La educación de la conciencia es indispensable a seres humanos sometidos a influencias negativas y tentados por el pecado a preferir su propio juicio y a rechazar las enseñanzas autorizadas.

1784   La educación de la conciencia es una tarea de toda la vida. Desde los primeros años despierta al niño al conocimiento y la práctica de la ley interior reconocida por la conciencia moral. Una educación prudente enseña la virtud; preserva o sana del miedo, del egoísmo y del orgullo, de los insanos sentimientos de culpabilidad y de los movimientos de complacencia, nacidos de la debilidad y de las faltas humanas. La educación de la conciencia garantiza la libertad y engendra la paz del corazón.

1785   En la formación de la conciencia, la Palabra de Dios es la luz de nuestro caminar; es preciso que la asimilemos en la fe y la oración, y la pongamos en práctica. Es preciso también que examinemos nuestra conciencia atendiendo a la cruz del Señor. Estamos asistidos por los dones del Espíritu Santo, ayudados por el testimonio o los consejos de otros y guiados por la enseñanza autorizada de la Iglesia  (Cf. DH 14)." ( CIC 1783-1785).

Comentario:

Con el bautismo se nos infunden las virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad como regalos que Dios nos da para ayudarnos en nuestro camino hacia la perfección, pero es nuestro deber hacer crecer estas virtudes y no dejar que se pierdan siendo constantes con estudio y oración frecuentes para formar correctamente la conciencia. El Señor nos invita a orar y actuar conforme a la voluntad que Dios nos manifiesta en la oración y práctica de  los sacramentos.   


domingo, 11 de julio de 2021

" Vida en Cristo" ( CIC 1776-1782)

 


                                                            " Artículo 6: La conciencia moral

1776   " En lo más profundo de su conciencia el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón, llamándole siempre a amar y a hacer el bien y a evitar el mal...El hombre tiene una ley inscrita por Dios en su corazón...La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella" ( GS 16).

                                                          I El dictamen de la conciencia

1777  Presente en el corazón de la persona, la conciencia moral ( Cf. Rm 2, 14-16) le ordena, en el momento oportuno, practicar el bien y evitar el mal. Juzga también las opciones concretas aprobando las que son buenas y denunciando las que son malas ( Cf. Rm 1, 32). Atestigua la autoridad de la verdad con referencia al Bien supremo por el cual la persona humana se siente atraída y cuyos mandamientos acoge. El hombre prudente, cuando escucha la conciencia moral, puede oír a Dios que le habla.

1778   La conciencia moral es un juicio de la razón por el que la persona humana reconoce la cualidad moral de un acto concreto que piensa hacer, está haciendo o ha hecho. En todo lo que dice y hace, el hombre está obligado a seguir fielmente lo que sabe que es justo y recto. Mediante el dictamen de su conciencia el hombre percibe y reconoce las prescripciones de la ley divina:

      La conciencia es una ley de nuestro espíritu, pero que va más allá de él, nos da órdenes, significa responsabilidad y deber, temor y esperanza...La conciencia es la mensajera del que, tanto en el mundo de la naturaleza como en el de la gracia, a través de un velo nos habla, nos instruye y nos gobierna. La conciencia es el primero de todos los vicarios de Cristo ( Newman, carta al duque de Norfolk 5).

1779   Es preciso que cada uno preste mucha atención a sí mismo para oír y seguir la voz de su conciencia. Esta exigencia de interioridad  es tanto más necesaria cuanto que la vida nos impulsa con frecuencia a prescindir de toda reflexión, examen o interiorización:

     Retorna a tu conciencia, interrógala..., retornad, hermanos, al interior, y en todo lo que hagáis, mirad al Testigo, Dios ( San Agustín, ep, Jo, 8, 9 ).

1780   La dignidad de la persona humana implica y exige la rectitud de la conciencia moral. La conciencia moral comprende la percepción de los principios de la moralidad (" sindéresis"), su aplicación a las circunstancias concretas mediante un discernimiento práctico de las razones y de los bienes, y en definitiva el juicio formado sobre los actos concretos que se van a realizar o se han realizado. La verdad sobre el bien moral, declarada en la ley de la razón, es reconocida práctica y concretamente por el dictamen prudente de la conciencia. Se llama prudente al hombre que elige conforme a este dictamen o juicio.

1781   La conciencia hace posible asumir la responsabilidad de los actos realizados. Si el hombre comete el mal, el justo juicio de la conciencia puede ser en él el testigo de la verdad universal del bien, al mismo tiempo que de la malicia de su elección concreta. El veredicto del dictamen de conciencia constituye una garantía de esperanza y de misericordia. Al hacer patente la falta cometida recuerda el perdón que se ha de pedir, el bien que se ha de practicar todavía y la virtud que se ha de cultivar sin cesar con la gracia de Dios:

   Tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo ( 1Jn 3, 19-20).

1782   El hombre tiene el derecho de actuar en conciencia y en libertad a fin de tomar personalmente las decisiones morales. " No debe ser obligado a actuar contra su conciencia. Ni se le debe impedir que actúe según su conciencia, sobre todo en materia religiosa" ( DH 3)." ( CIC 1776-1782).

Comentario:

Es nuestra responsabilidad formar nuestra conciencia estudiando la norma  moral de nuestros actos, estudiar los mandamientos de la ley de Dios y amarlos es hacer posible seguir la voluntad de Dios en todos nuestros actos. 

lunes, 5 de julio de 2021

" Vida en Cristo" ( CIC 1771-1775)

 


                                                            " Resumen 

1771   El término " pasiones" designa los afectos y los sentimientos. Por medio de sus emociones, el hombre intuye lo bueno y lo malo.

1772   Ejemplos  eminentes de pasiones son el amor y el odio, el deseo y el temor, la alegría, la tristeza y la ira.

1773   En las pasiones, en cuanto impulsos de la sensibilidad, no hay ni bien ni mal moral. Pero según dependan o no de la razón y de la voluntad, hay en ellas bien o mal moral.

1774   Las emociones y los sentimientos pueden ser asumidos por las virtudes, o pervertidos en los vicios.

1775   La perfección del bien moral consiste en que el hombre no sea movido al bien sólo por su voluntad sino también por su 'corazón'."  ( CIC 1771-1775).

Comentario:

Las virtudes humanas se logran con mortificación interior, donde no hay mortificación no hay virtud y no hay mortificación interior si se desprecia la mortificación de los sentidos.