domingo, 31 de enero de 2016

"La profesión de la fe" (CIC 257-260)



                                            "IV Las obras divinas y las misiones trinitarias"

"257 "¡O lux beata Trinitas et principales Unitas!" ( ¡Oh Trinidad, luz bienaventurada y unidad esencial!", LH, himno de vísperas) Dios es eterna beatitud, vida inmortal, luz sin ocaso. Dios es amor: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dios quiere comunicar libremente la gloria de su vida bienaventurada. Tal es el " designio benevolente" ( Ef 1, 9) que concibió antes de la creación del mundo en su Hijo amado, " predestinándonos a la adopción filial en El " ( Ef 1, 4-5), es decir, "a reproducir la imagen de su Hijo" ( Rm 8, 29) gracias al " Espíritu de adopción filial" ( Rm 8, 15). Este designio es una " gracia dada antes de todos los siglos" ( 2Tm 1, 9-10), nacido inmediatamente del amor trinitario. Se despliega en la obra de la creación, en toda la historia de la salvación después de la caída, en las misiones del Hijo y del Espíritu Santo, cuya prolongación es la misión de la Iglesia.

258 Toda la economía divina es la obra común de las tres personas divinas. porque la Trinidad, del mismo modo que tiene una sola y misma naturaleza, así también tiene una sola y misma operación ( Cf. Cc de Constantinopla, año 553:DS 421). " El Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo no son tres principios de las criaturas, sino un solo principio" ( Cc de Florencia, año 1442: DS 1331). Sin embargo, cada persona divina realiza la obra común según su propiedad personal. Así la Iglesia confiesa, siguiendo al Nuevo Testamento ( Cf. 1Co 8,6):" Uno es Dios y Padre de quien proceden todas las cosas, uno solo el Señor, Jesucristo, por el cual son todas las cosas, y uno el Espíritu Santo en quien son todas las cosas" ( Cc. de Constantinopla II: DS 421). Son, sobre todo, las misiones divinas de la Encarnación del Hijo y del don del Espíritu Santo las que manifiestan las propiedades de las personas divinas.

259  Toda la economía divina, obra a la vez común y personal, da a conocer la propiedad de las personas divinas y su naturaleza única. Así, toda la vida cristiana es comunión con cada una de las personas divinas, sin separarlas de ningún modo. El que da gloria al Padre lo hace por el Hijo en el Espíritu Santo; el que sigue a Cristo, lo hace porque el Padre lo atrae ( Cf. Jn 6, 44) y el Espíritu lo mueve ( Cf. Rm 8, 14).

260 El fin último de toda la economía divina es la entrada de las criaturas en la unidad perfecta de la Bienaventurada Trinidad ( Cf. Jn 17, 21-23). Pero desde ahora somos llamados a ser habitados por la  Santísima Trinidad: " Si alguno me ama- dice el Señor_ guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él" ( Jn 14,23).

                      Dios mío, Trinidad que adoro, ayúdame a olvidarme enteramente de mí mismo para establecerme en ti, inmóvil y apacible como si mi alma estuviera ya en la eternidad, que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de ti, mi inmutable, sino que cada minuto me lleve más lejos en la profundidad de tu Misterio. Pacifica mi alma. Haz de ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo. Que yo no te deje jamás solo en ella, sino que yo esté allí enteramente, totalmente despierta en mi fe, en adoración entregada sin reservas a tu acción creadora ( Oración de la Beata  Isabel de la Trinidad). (CIC 257-260).  

Comentario: Si tuviéramos presente que al estar en gracia la Trinidad habita en nosotros, seguramente nuestros actos serían siempre del agrado de Dios, sujetos a su Voluntad. " Que poco es una vida, para reparar"

domingo, 24 de enero de 2016

" La profesión de la fe" (CIC 253-256)



                                           "El dogma de la Santísima Trinidad"

253 La Trinidad es una. No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas: " La Trinidad consubstancial" ( Cc Constantinopla II, año 553: DS 421). Las personas divinas no se reparten la única divinidad, sino que cada una de ellas es enteramente Dios:" El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza" ( Cc de Toledo XI, año 675: DS 530). " Cada una de las tres personas es esta realidad, es decir la substancia, la esencia o la naturaleza divina" ( Cc de Letrán IV año 1215: DS 804).

254  Las personas divinas son realmente distintas entre sí." Dios es único pero no solitario" ( Fides Damasi: DS 71). " Padre", "Hijo", " Espíritu Santo" no son simplemente nombres que designan modalidades del ser divino, pues son realmente distintos entre sí: " El que es el Hijo no es el Padre, y el que es el Padre no es Hijo, ni el Espíritu Santo el que es el Padre o el Hijo" ( Cc de Toledo XI, año 675: DS 530). Son distintos entre sí por sus relaciones de origen:" El Padre es quien engendra, el Hijo quien es engendrado, y el Espíritu Santo es quien procede"( Cc Letrán IV, año 1215: DS 804). La Unidad divina es Trina.

255 Las personas divinas son relativas unas a otras. La distinción real de las personas entre sí, porque no divide la unidad divina, reside únicamente en las relaciones que las refieren unas a otras: " En los nombres relativos de las personas, el Padre es referido al Hijo, el Hijo lo es al Padre, el Espíritu Santo lo es a los dos; sin embargo, cuando se habla de estas tres personas considerando las relaciones se cree en una sola naturaleza o substancia" ( Cc Toledo XI, año 675: DS 528). En efecto, " todo es uno (en ello) donde no existe oposición de relación" ( Cc de Florencia, año 1442: DS 1330). " A causa de esta unidad, el Padre está todo en el Hijo, todo en el Espíritu Santo; el Hijo está todo en el Padre, todo en el Espíritu Santo; El Espíritu Santo está todo en el Padre, todo en el Hijo" ( Cc de Florencia 1442: DS 1331).

256 A los catecúmenos de Constantinopla, san Gregorio Nacianceno, llamado también " el Teólogo", confía este resumen de la fe trinitaria:

                     Ante todo, guardadme este buen depósito, por el cual vivo y combato, con el cual quiero morir, que me hace soportar todos los males y de despreciar todos los placeres: quiero decir la profesión de fe en el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo. Os la confío hoy. Por ella os lo introduciré dentro de poco en el agua y os sacaré de ella. Os la doy como compañera y patrona de toda vuestra vida. Os doy una sola Divinidad y Poder, que existe Una en los Tres, y contiene los Tres de una manera distinta. Divinidad sin distinción de substancia o de naturaleza, sin grado superior que eleve o grado inferior que abaje...Es la infinita connaturalidad de los tres infinitos. Cada uno, considerado en sí mismo, es Dios todo entero...Dios los Tres considerados en conjunto... No he comenzado a pensar en la Unidad cuando ya la Trinidad me baña con su esplendor. No he comenzado a pensar en la Trinidad cuando ya la unidad me posee de nuevo...( Or. 40,41: PG 36, 417). (CIC 253-256).

Comentario: La Santísima Trinidad Tres personas distintas y un solo Dios verdadero, misterio sublime que Cristo quiso revelarnos para facilitar nuestra relación con Dios, Tres personas distintas que nos manifiestan su amor con sus actuaciones: el Padre creando, el Hijo redimiendo y el Espíritu Santo santificando, dejarlos actuar en nosotros es amar a Dios sobre todas las cosas.

lunes, 18 de enero de 2016

"La profesión de la fe"(CIC 249-252)



                                     "III La Santísima Trinidad en la doctrina de la fe"

                                               "La formación del dogma trinitario

249 La verdad revelada de la Santísima Trinidad ha estado desde los orígenes en la raíz de la fe viva de la Iglesia, principalmente en el acto del bautismo. Encuentra su expresión en la regla de la fe bautismal, formulada en la predicación, la catequesis y la oración de la Iglesia. Estas formulaciones se encuentran ya en los escritos apostólicos, como este saludo recogido en la liturgia eucarística:" La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios Padre y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros" ( 2Co 13,13; Cf. 1Co 12, 4-6; Ef 4, 4-6).

250 Durante los primeros siglos, la Iglesia formula más explícitamente su fe trinitaria tanto para profundizar su propia inteligencia de la fe como para defenderla de los errores que la deformaban. Esta fue la obra de los Concilios antiguos, ayudados por el trabajo teológico de los Padres de la Iglesia y sostenidos por el sentido de la fe del pueblo cristiano.

251 Para la formulación del dogma de la Trinidad, la Iglesia debió crear una terminología propia con ayuda de nociones de origen filosófico: " Substancia", " persona", o " hipóstasis", " relación", etc. Al hacer esto, no sometía la fe a una sabiduría humana, sino que daba  un sentido nuevo sorprendente, a estos términos destinados también a significar en adelante un Misterio inefable, " infinitamente más allá de todo lo que podemos concebir según la medida humana" ( Pablo VI, SPF 2).

252 La Iglesia utiliza el término " substancia" ( traducido a veces también por "esencia" o por "naturaleza") para designar el ser divino en su unidad; el término " persona" para designar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en su distinción real entre sí; el término " relación" para designar el hecho de que su distinción reside en la referencia de cada uno a los otros."(CIC 249-252).

Comentario: Es importante recordar esta terminología para explicar a otros la esencia del misterio. Como ya lo hemos comentado no lo entenderemos a cabalidad pero si podemos tratar de acercarnos a él con humildad y fe en una oración constante.

miércoles, 13 de enero de 2016

"La profesión de la fe" (CIC 243-248)



                                       "El Padre y el Hijo revelados por el Espíritu"

"243 Antes de su Pascua, Jesús anuncia el envío de "otro Paráclito" ( Defensor), el Espíritu Santo. Este, que actúo ya en la Creación ( Cf. Gn 1, 2 ) y "por los profetas" ( Credo de Nicea-Constantinopla), estará ahora junto a los discípulos y en ellos ( Cf. Jn 14, 17), para enseñarles ( Cf. Jn 14, 16) y conducirlos "hasta la verdad completa" ( Jn 16, 13). El Espíritu Santo es revelado así como otra persona divina con relación a Jesús y al Padre.

244 El origen eterno del Espíritu se revela en su misión temporal. El Espíritu Santo es enviado a los apóstoles y a la Iglesia tanto por el Padre en nombre del Hijo, como por el Hijo en persona, una vez que vuelve junto al Padre (Cf. Jn 14, 26; 15,26; 16, 14). El envío de la persona del Espíritu tras la glorificación de Jesús ( Cf. Jn 7, 39), revela en plenitud el misterio de la Santísima Trinidad.

245 La fe apostólica relativa al Espíritu fue confesada por el Segundo Concilio Ecuménico en el año 381 en Constantinopla " Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre" ( DS 150). La Iglesia reconoce así al Padre como " la fuente y el origen de toda la divinidad" (Cc. de Toledo VI, año 638: DS 490). Sin embargo, el origen eterno del Espíritu Santo está en conexión con el del Hijo:" El Espíritu Santo, que es la tercera persona de la Trinidad, es Dios, uno e igual al Padre y al Hijo, de la misma substancia y también de la misma naturaleza. Por eso, no se dice que es sólo el Espíritu del Padre, sino a la vez el Espíritu del Padre y del Hijo" ( Cc de Toledo XI, año 675:DS 527). El Credo del Concilio de Constantinopla ( año 381) confiesa: "Con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria" (DS 150).

246 La tradición latina del Credo confiesa que el Espíritu " procede del Padre y del Hijo ( filioque). El Concilio de Florencia, en el año 1438, explícita: "El Espíritu Santo tiene su esencia y su ser a la vez del Padre y del Hijo y procede eternamente tanto de Uno como del Otro como de un solo Principio y por una sola espiración...Y porque todo lo que pertenece al Padre, el Padre lo dio a su Hijo único, al engendrarlo, a excepción de su ser de Padre, esta procesión misma del Espíritu Santo a partir del Hijo, éste la tiene eternamente de su Padre que lo engendró eternamente" ( DS 1300-1301).

247  La afirmación del filioque no figuraba en el símbolo confesado el año 381 en Constantinopla. Pero sobre la base de una antigua tradición latina y alejandrina, el Papa S. León la había ya confesado dogmáticamente el año 447 ( Cf. DS 284) antes incluso que Roma conociese y recibiese el año 451, en el Concilio de Calcedonia, el símbolo del 381. El uso de esta fórmula en el Credo fue poco a poco admitido en la liturgia latina (entre los siglos VIII y XI). La introducción del Filioque en el Símbolo de Nicea-Constantinopla por la liturgia latina constituye, todavía hoy, un motivo de no convergencia con las Iglesias ortodoxas.

248 La tradición oriental expresa en primer lugar el carácter de origen primero del Padre por relación al Espíritu Santo. Al confesar al Espíritu como " salido del Padre" (Jn 15, 2),esa tradición afirma que este procede del Padre por el Hijo ( Cf. AG 2). La tradición occidental expresa en primer lugar la comunión consubstancial entre el Padre y el Hijo diciendo que el Espíritu procede del Padre y del Hijo (Filioque). Lo dice "de manera legítima y razonable" ( Cc de Florencia, 1439:DS 1302), por el orden eterno de las personas divinas en su comunión consubstancial implica que el Padre sea el origen primero del Espíritu en tanto que " principio sin principio" ( DS 1331), pero también  que, en cuanto Padre del Hijo único, sea con El " el único principio de que procede el Espíritu Santo" ( Cc de Lyon II, 1274: DS 850). Esta legítima complementariedad, si no se desorbita, no afecta a la identidad de la fe en la realidad del mismo misterio confesado." (CIC 243-248).

Comentario: Al ser tan delicado el tema de la explicación de la fe en la Santísima Trinidad, en relación con  el Espíritu Santo,  me pareció mejor compartir con uds el texto completo de esta sección.

domingo, 3 de enero de 2016

"La profesión de la fe"(CIC 238-242)



                                               "II La revelación de Dios como Trinidad"

238 La invocación de Dios como "Padre" es conocida en muchas religiones. La divinidad es con frecuencia considerada como " padre de los dioses y de los hombres". En Israel, Dios es llamado Padre en cuanto Creador del mundo ( Cf. Dt 32, 6; Ml 2, 10). Pues aún más, es Padre en razón de la alianza y del don de la Ley a Israel, su " primogénito" ( Ex 4, 22). Es llamado también Padre del rey de Israel ( Cf. 2S 7, 14 ). Es muy especialmente " el Padre de los pobres", del huérfano y de la viuda que están bajo su protección amorosa ( Cf. Sal 68, 6).

239 Al designar a Dios con el nombre de "Padre", el lenguaje de la fe indica principalmente dos aspectos: que Dios es origen primero de todo y autoridad trascendente y que es al mismo tiempo bondad y solicitud amorosa para todos sus hijos. Esta ternura paternal de Dios puede ser expresada también mediante la imagen de la maternidad ( Cf. Is 66, 13; Sal 131, 2) que indica más expresivamente la inmanencia de Dios, la intimidad entre Dios y su criatura. El lenguaje de la fe se sirve así de la experiencia humana de los padres que son en cierta manera los primeros representantes de Dios para el hombre. Pero esta experiencia dice también que los padres humanos son falibles y que pueden desfigurar la imagen de la paternidad y de la maternidad. Conviene recordar, entonces, que Dios trasciende la distinción humana de los sexos. No es hombre ni mujer, es Dios. Trasciende también la paternidad y la maternidad humanas ( Cf. Sal 27,10), aunque sea su origen y medida ( Cf. Ef 3,14; Is 49, 15): nadie es padre como lo es Dios.

240 Jesús ha revelado que Dios es " Padre" en un sentido nuevo: no lo es sólo en cuanto Creador; El es eternamente Padre en relación a su Hijo Único, el cual eternamente es Hijo sólo en relación a su Padre:" Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar" ( Mt 11,27).

241 Por eso los apóstoles confiesan a Jesús como " el Verbo que en el principio estaba junto a Dios y que era Dios" ( Jn 1,1), como " la imagen del Dios invisible" ( Col 1, 15), como "el resplandor de su gloria y la impronta de su esencia" ( Hb 1, 3 ).

242 Después de ellos, siguiendo la tradición apostólica, la Iglesia confesó en el año 325 en el primer Concilio Ecuménico de Nicea que el Hijo es " consubstancial al Padre", es decir, un solo Dios con El. El segundo Concilio Ecuménico, reunido en Constantinopla en el año 381, conservó esta expresión en su formulación del Credo de Nicea y confesó " al Hijo Único de Dios, engendrado del Padre antes de todos los siglos, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, consubstancial al Padre"( DS 150). (CIC 238-242).

Comentario: Esa filiación divina es la razón de nuestra alegría y consuelo, el sabernos hijos de Dios y como dice Sn Juan " que lo seamos" nos permite sentirnos seguros en sus manos "todo es para bien" incluso las contrariedades que ahora no entendemos.