domingo, 27 de agosto de 2017

" La profesión de la fe " ( CIC 651-655)




                                "III Sentido y alcance salvìfico de la Resurrección



651 " Si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación, vana también vuestra fe " ( 1Co 15, 14). La Resurrección constituye ante todo la confirmación de todo lo que Cristo hizo y enseñò. Todas las verdades, incluso las más inaccesibles al espíritu humano, encuentran su justificación si Cristo, al resucitar, ha dado la prueba definitiva de su autoridad divina según lo había prometido.

652 La Resurrección de Cristo es cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento ( Cf. Lc 24, 26-27. 44- 48) y del mismo Jesùs durante su vida terrenal ( Cf. Mt 28, 6; Mc 16, 7; Lc 24, 6-7). La expresión " según las Escrituras" ( Cf 1Co 15, 3-4 y el Símbolo Niceno- constantinopolitano) indica que la Resurrección de Cristo cumpliò estas predicciones.

653 La verdad de la divinidad de Jesùs es confirmada por su Resurrección. El había dicho: " Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo soy " ( Jn 8, 28). La Resurrección del Crucificado demostró que verdaderamente, El era " Yo soy", el Hijo de Dios y Dios mismo. San Pablo pudo decir a los judìos : " La Promesa hecha a los padres, Dios la ha cumplido en nosotros... al resucitar a Jesùs, como está escrito en el salmo primero: " Hijo mío eres tú; yo te he engendrado
hoy "( Hch 13, 32-33; Cf. Salk 2, 7). La Resurrección de Cristo está estrechamente unida al misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, es su plenitud según el designio eterno de Dios.

654 Hay un doble aspecto en el misterio pascual: por su muerte nos libera del pecado, por su Resurrección nos abre el acceso a una nueva vida. Esta es, en primer lugar, la justificación que nos devuelve a la gracia de Dios ( Cf. Rm 4, 25) " a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos... así también nosotros vivamos una nueva vida " ( Rm 6, 4). Consiste en la victoria sobre la muerte y el pecado y en la nueva participación en la gracia ( Cf. Ef 2, 4-5; 1P 1, 3). Realiza la adopción filial porque los hombres se convierten en hermanos de Cristo, como Jesùs mismo llama a sus discípulos después de su Resurrección: " Id, avisad a mis hermanos" ( Mt 28, 10; Jn 20, 17). Hermanos no por naturaleza, sino por don de la gracia, porque esta filiación adoptiva confiere una participación real en la vida del Hijo único, la que ha revelado plenamente en su Resurrección.

655 Por último, la Resurrección de Cristo- y el propio Cristo resucitado- es principio y fuente de nuestra resurrección futura: " Cristo resucita de entre los muertos como primicia de los que durmieron..., del mismo modo que  en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo"   (1Co 15, 20-22). En las espera de que esto se realice, Cristo resucitado vive en el corazón de sus fieles. En El los cristianos " saborean los prodigios del mundo futuro ( Hb 6, 5) y su vida es arrastrada por Cristo al seno de la vida divina ( Cf. Col 3, 1-3) para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos" ( 2Co 5, 15). ( CIC 651-655).

Comentario: Cuando pensamos en la Resurrección del Señor debemos agarrarnos de su mano y tener la certeza de que si somos fieles, también nosotros resucitaremos con El a una vida plena de Amor. No podemos olvidar nunca: después del la muerte, nos recibirá el Amor. Y en el amor de Dios encontraremos, además, todos los amores limpios que hemos tenido en la tierra. El Señor ha dispuesto que pasemos esta breve jornada de nuestra existencia trabajando y, como su Unigénito, haciendo el bien. Entretanto hemos de estar alerta, a la escucha de aquellas llamadas: ven al Padre, ven hacia tu Padre, que te espera ansioso.

martes, 22 de agosto de 2017

" La profesiòn de la fe" ( CIC 648-650)



                                   II La Resurrección, obra de la Santísima Trinidad

648 La Resurrección de Cristo es objeto de fe en cuanto es una intervención trascendente de Dios mismo en la creación y en la historia. En ella, las tres personas divinas actúan juntas a la vez y manifiestan su propia originalidad. Se realiza por el poder del Padre que " ha resucitado" ( Cf. Hah 2, 14) a Cristo, su Hijo, y de este modo ha introducido de manera perfecta su humanidad- con su cuerpo- en la Trinidad. Jesus se revela definitivamente " Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos " ( Rm 1, 3-4). San Pablo insiste en la manifestación del poder de Dios ( Cf. Rm 6, 4; 2Co 13, 4; Flp 3, 10; Ef 1, 19-22) por la acción del Espíritu que ha vivificado la humanidad muerta de Jesùs y la ha llamado al estado glorioso de Señor.


649 En cuanto al Hijo, El realiza su propia Resurrección en virtud de su poder divino. Jesùs anuncia que el Hijo del hombre deberá sufrir mucho, morir y luego resucitar ( sentido activo del término ) m( Cf. Mc 8, 31; 9, 9-31; 10, 34). Por otra parte, El afirma explícitamente: " Doy movida, para recobrarla de nuevo... Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo" ( Jn 10, 17-18). " Creemos que Jesùs murió y resucitó" ( 1Ts 4, 14).


650 Los Padres contemplan la Resurrección a partir de la persona divina de Cristo que permaneció unida a su alma y a su cuerpo separados entre sí por la muerte: " Por la unidad de la naturaleza divina que permanece presente en cada una de las dos partes del hombre, éstas se unen de nuevo. Así la muerte se produce por la separación del compuesto humano, y la Resurrección por la unión de las dos partes separadas " ( San Gregorio de Nisa, res.1; Cf. también DS 325; 359; 369; 539). ( CIC 648-650).

Comentario: La presencia de la Santísima Trinidad se hace presente no sólo en el acto de la Resurrección sino en la Santa Misa, toda la Trinidad está presente en el sacrificio del Altar. Aprendamos a tratar a la Trinidad Beatìsima, Dios uno y Trino: tres personas divinas en la unidad de su substancia, de su amor, de su acción eficazmente santificadora.

viernes, 18 de agosto de 2017

" La profesión de la fe ( CIC 645-647)




                               " El estado de la humanidad resucitada de Cristo

645 Jesùs resucitado establece con sus discípulos relaciones directas mediante el tacto ( Cf. Lc 24, 39; Jn 20, 27) y el compartir la comida ( Cf. Lc 24, 30. 41-43; Jn 21, 9. 13-15). Les invita así a reconocer que El no es un espíritu ( Cf. Lc 24, 39) pero sobre todo a que comprueben que el cuerpo resucitado con el que se presenta ante ellos es el mismo que ha sido martirizado y crucificado ya que sigue llevando las huellas de su pasión ( Cf. Lc 24, 40; Jn 20, 20.27). Este cuerpo auténtico y real posee, sin embargo, al mismo tiempo propiedades nuevas de un cuerpo glorioso: no está situado en el espacio ni en el tiempo, pero puede hacerse presenta a su voluntad donde quiere y cuando quiere ( Cf. Mt 28, 9. 16-17; Lc 24, 15. 36 Jn 20, 14. 19. 26; 21, 4) porque su humanidad ya no puede ser retenida en la tierra y no pertenece ya más que al dominio divino del Padre  ( Cf. Jn 20, 17). Por esta razón también Jesùs resucitado es soberanamente libre de aparecer como quiere: bajo la apariencia de un jardinero ( Cf. Jn 20. 14-15) o " bajo otra figura" ( Mc 16, 12) distinta de la que les era familiar a los discípulos, y eso para suscitar su fe ( Cf. Jn 20, 14.16; 21, 4.7).

646 La Resurrección de Cristo no fue un retorno a la vida terrena como en el caso de las resurrecciones que El había realizado antes de Pascua: la hija de Jairo, el joven de Naìm, Lázaro. Estos hechos eran acontecimientos milagrosos, pero las personas afectadas por el milagro volvían a tener, por el poder de Jesùs, una vida terrena " ordinaria". En cierto momento, volveràn a morir. La Resurrección de Cristo es esencialmente diferente. En su cuerpo resucitado, pasa del estado de muerte a otra vida más allá del tiempo y del espacio. En la Resurrección, el cuerpo de Jesùs se llena del poder del Espíritu Santo; participa de la vida divina en el estado de su gloria, tanto que san Pablo puede decir de Cristo que es " el hombre celestial" ( Cf. 1Co 15, 35- 50).


                           La Resurrección como acontecimiento trascendente


647 " ¡ Qué noche tan dichosa- canta el " Exultet" de Pascua- solo ella conoció el momento en que Cristo resucitó de entre los muertos!" En efecto, nadie fue testigo ocular del acontecimiento mismo de la Resurrección y ningún evangelista lo describe. Nadie puede decir como sucedió físicamente. Menos aún, su esencia más íntima, el paso a otra vida, fue perceptible a los sentidos. Acontecimiento histórico demostrable por la señal del sepulcro vacío y por la realidad de los encuentros de los apóstoles con Cristo resucitado, no por ello, la Resurrección pertenece menos al centro del Misterio de la fe en aquello que trasciende y sobrepasa a la historia. Por eso, Cristo resucitado no se manifiesta al mundo ( Cf. Jn 14, 22) sino a sus discípulos, " a los que habían subido con El de Galilea a Jerusalén y que ahora son testigos suyos ante el pueblo " ( Hch 13, 31). " ( CIC 645- 647).

Comentario:  La Resurrección del Señor es prenda de nuestra propia resurrección al final de los tiempos, esta seguridad nos debe animar a no temer nuestra propia muerte sabiendo que  para llegar a esa resurrección debemos ser dóciles en el cumplimiento de la voluntad del Padre que vemos en la lectura de los evangelios y en la oración y frecuentar los sacramentos de la Reconciliación , cuando hemos fallado, y la Eucaristía.

miércoles, 9 de agosto de 2017

" La profesión de la fe " ( CIC 641-644)



                                            "Las apariciones del Resucitado

641 Maria Magdalena y las santas mujeres, que iban a embalsamar el cuerpo de Jesùs ( Cf. Mc 16,1; Lc 24, 1) enterrado a prisa en la tarde del Viernes Santo por la llegada del Sábado ( Cf. Jn 19, 31. 42), fueron las primeras en encontrar al Resucitado ( Cf. Mt 28, 9-10; Jn 20, 11-18). Así las mujeres fueron las primeras mensajeras del la Resurrección de Cristo para los propios Apóstoles ( Cf. Lc 24, 6-10). Jesùs se apareció en seguida a ellos, primero a Pedro; después a los Doce ( Cf. 1Co 15,5). Pedro, llamado a confirmar en la fe a sus hermanos ( Cf. Lc 22, 31-32), ve por tanto al Resucitado antes que los demás y es sobre su testimonio que la comunidad exclama: " ¡Es verdad! ¡ El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!"  Lc 24, 34).


642 Todo lo que sucedió en estas jornadas pascuales compromete a cada uno de los apóstoles - y a Pedro en particular-  en la constitución de la era nueva que comenzó en la mañana de Pascua. Como testigos del Resucitado, los apóstoles son la s piedras de fundación de su Iglesia. La fe de la primera comunidad de creyentes se funda en el testimonio de hombres concretos, conocidos de los cristianos y, para la mayoría, viviendo entre ellos todavía. Estos " testigos de la Resurrección de Cristo " ( Cf. Hah 1, 22) son ante todo Pedro y los Doce, pero no solamente ellos: Pablo habla claramente de más de quinientas personas a las que se apareció Jesùs en una sola vez, además de Santiago y de todos los Apóstoles. ( Cf. 1Co 15, 4-8).

643 Ante estos testimonios es imposible interpretar la Resurrección de Cristo fuera del orden físico, y no reconocerlo como un hecho histórico. Sabemos por los hechos que la fe de los discípulos fue sometida a la prueba radical de la pasión y de la muerte en cruz de su Maestro, anunciada por El de antemano ( Cf. Lc 22, 31-32): La sacudida provocada por la pasión fue tan grande que ( por lo menos, algunos de ellos) no creyeron tan pronto en la noticia de la resurrección. Los Evangelios, lejos de mostrarnos una comunidad arrobada por una exaltación mística, nos presentan a los discípulos abatidos ( " la cara sombría": Lc 24,17) y  asustados ( Cf. Jn 20, 19). Por eso no creyeron a las santas mujeres que regresaban del sepulcro y " sus palabras les parecían como desatinos" ( Lc 24, 11; Cf. Mc 16, 11. 13). Cuando Jesùs se manifiesta a los Once en la tarde de Pascua, " les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón por no haber creído a quienes le habían  visto resucitado" ( Mc 16, 14).

644 Tan imposible les parece la cosa que, incluso puestos ante la realidad de Jesùs resucitado, los discípulos dudan todavía ( Cf. Lc 24, 38): creen ver un espíritu ( Cf. Lc 24, 39). " No acaban de creerlo a causa de la alegría y estaban asombrados " ( Lc 24, 41). Tomás conocerá la misma prueba de la duda ( Cf. Jn 20, 24-27) y, en su última aparición en Galilea referida por Mateo, " algunos sin embargo dudaron " ( Mt 28, 17). Por esta hipótesis según la cual la resurrección habría sido un " producto" de la fe ( o de la credulidad de los Apóstoles) no tiene consistencia. Muy al contrario, su fe en la Resurrección nació- bajo la acción de la gracia divina- de la experiencia directa de la realidad de Jesùs resucitado" ( CIC 641-644).

Comentario: Cristo vive. Esta es la gran verdad que llena de contenido nuestra fe. Jesus, que murió en la cruz, ha resucitado, ha triunfado de la muerte, del poder de las tinieblas, del dolor y de la angustia. Cristo vive en su Iglesia y de modo especial Cristo sigue presente entre nosotros, en esa entrega diaria de la Sagrada Eucaristía. Por eso la Misa es centro y raíz de la vida cristiana. En toda Misa está siempre el Cristo total, Cabeza y Cuerpo. Cristo es el Camino, el Mediador: en El lo encontramos todo; fuera de El, nuestra vida queda vacía. En Jesucristo, e instruidos instruidos El, nos atrevemos a decir , Padre nuestro. Nos atrevemos a llamar Padre al Señor de los cielos y de la tierra.  

martes, 1 de agosto de 2017

" La profesión de la fe" ( CIC 638-640)





                                  "Párrafo 2 Al tercer día resucita de entre los muertos

638 " Os anunciamos la Buena Nueva de que la Promesa hecha a los padres, Dios la ha cumplido en nosotros los hijos, al resucitar a Jesùs" ( Hch 13, 32-33). La Resurrección de Jesùs es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo, creída y vívida por la primera comunidad cristiana como verdad central, transmitida como fundamental por la Tradición, establecida en los documentos del Nuevo Testamento, predicada como parte esencial del Misterio Pascual al mismo tiempo que la Cruz:

                                Cristo resucitó de entre los muertos.
                                Con su muerte venció a la muerte.
                                A los muertos ha dado la vida.

                                                                                 ( Liturgia bizantina, Tropario de Pascua).

                                        I El acontecimiento histórico y trascendente

639 El misterio de la resurrección de Cristo es un acontecimiento real que tuvo manifestaciones históricamente comprobadas como lo atestigua el Nuevo Testamento. Ya san Pablo, hacia el año 56, puede escribir a los corintios: " Porque os transmití , en primer lugar lo que a mi vez recibí : que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce" ( 1Co 15, 3-4). El Apóstol habla aquí de la tradición viva de la Resurrección que recibió después de su conversión a las puertas de Damasco ( Cf. Hah 9, 3-18).


                                                   El sepulcro vacío

640 " ¿Por qué buscar entre los muertos al que vive?. No está aquí, ha resucitado" ( Lc 24, 5-6). En el marco de los acontecimientos de Pascua, el primer elemento que se encuentra es el sepulcro vacío. No es en sí una prueba directa. La ausencia del cuerpo de Cristo en el sepulcro podría explicarse de otro modo ( Cf. Jn 20, 13; Mt 28, 11-15). A pesar de esto, el sepulcro vacío ha constituido  para todos un signo esencial. Su descubrimiento por los discípulos fue el primer paso para el reconocimiento del hecho de la Resurrección. Es el caso, en primer lugar, de las santas mujeres ( Cf. Lc 24, 3.22-23), después de Pedro ( Cf. Lc 24,12). " El discípulo que Jesùs amaba" ( Jn 20, 2) afirma que, al entrar en el sepulcro vacío y al descubrir " las vendas en el suelo" ( Jn 20, 6) " vio y creyó" ( Jn 20,8). Eso supone que constató en el estado del sepulcro vacío  ( CF. Jn 20, 5-7) que la ausencia del cuerpo de Jesùs no había podido ser obra humana y que Jesùs no había vuelto simplemente a una vida  terrenal como había sido el caso de Lázaro ( Cf. Jn 11, 44)." (CIC 638-640).

Comentario: La Resurrección del Señor es el misterio central de nuestra fe " si Cristo no hubiera resucitado vana sería nuestra esperanza y vana sería nuestra fe " dice san Pablo. Cristo resucitado, es el compañero, el Amigo. Un compañero que se deja ver sólo entre sombras, pero cuya realidad llena toda nuestra vida y que nos hace desear su compañía definitiva.