martes, 26 de abril de 2016

"La profesión de la fe" (CIC 309-314)



                                        " La providencia y el escándalo del mal"

"309 Si Dios Padre Todopoderoso, Creador del mundo ordenado y bueno, tiene cuidado de todas sus criaturas, ¿por qué existe el mal? A esta pregunta tan apremiante como inevitable, tan dolorosa como misteriosa no se puede dar una respuesta simple. El conjunto de la fe cristiana constituye la respuesta a esta pregunta: la bondad de la creación, el drama del pecado, el amor paciente de Dios que sale al encuentro del hombre con sus Alianzas, con la Encarnación redentora de su Hijo, con el don del Espíritu, con la congregación de la Iglesia, con la fuerza de los sacramentos, con la llamada a una vida bienaventurada que las criaturas son invitadas a aceptar libremente, pero a la cual, también libremente, por un misterio terrible, pueden negarse o rechazar. No hay un rasgo del mensaje cristiano que no sea en parte una respuesta a la cuestión del mal.

310   Pero ¿ por qué Dios no creo un mundo tan perfecto que en él no pudiera existir ningún mal? En su poder infinito, dios podría siempre crear algo mejor ( Cf. Santo Tomás de A., s. th. 1, 25,6). Sin embargo, en su sabiduría y bondad infinitas, Dios quiso libremente crear un mundo " en estado de vía" hacia su perfección última. Este devenir trae consigo en el designio de Dios, junto con la aparición de ciertos seres, la desaparición de otros; junto con lo más perfecto  lo menos perfecto; junto con las construcciones de la naturaleza también las destrucciones. Por tanto, con el bien físico existe también el mal físico, mientras la creación no haya alcanzado su perfección. ( Cf. Santo Tomás de A.,s. gent. 3, 71).

311 Los ángeles y los hombres, criaturas inteligentes y libres deben caminar hacia su destino último por elección libre y amor de preferencia. Por ello pueden desviarse. De hecho pecaron. Y fue así como el mal moral entró en el mundo, incomparablemente más grave que el mal físico. Dios no es de ninguna manera, ni directa ni indirectamente, la causa del mal moral, ( Cf. San Agustín, lib. 1, 1, 1); Santo Tomás de A, s. th. 1-2, 79,1). Sin embargo, lo permite, respetando la libertad de su criatura, y, misteriosamente, sabe sacar de él el bien:

           Porque el Dios Todopoderoso...por ser soberanamente bueno, no permitiría jamás que en sus obras existiera algún mal, si El no fuera suficientemente poderoso y bueno para hacer surgir un bien del mismo mal ( San Agustín, enchir. 11, 3).

312 Así, con el tiempo, se puede descubrir que Dios, en su providencia todopoderosa, puede sacar un bien de las consecuencias de un mal, incluso moral, causado por sus criaturas: " No fuisteis vosotros, dice José a sus hermanos, los que me enviasteis acá, sino Dios...aunque vosotros pensasteis hacerme daño, Dios lo pensó para bien, para hacer sobrevivir...un pueblo numeroso" ( Gn 45, 8; 50, 20; Cf. Tb 2, 12-18 Vg ). Del mayor mal moral que ha sido cometido jamás, el rechazo y la muerte del Hijo de Dios, causado por los pecados de todos los hombres, Dios por la superabundancia de su gracia ( Cf. Rm 5, 20), sacó el mayor de los bienes: la glorificación de Cristo y nuestra Redención. Sin embargo, no por esto el mal se convierte en un bien.

313  "Todo coopera al bien de los que aman a Dios" ( Rm 8, 28). El testimonio de los santos no cesa de confirmar esta verdad:

              Así santa Catalina de Siena dice a " los que se escandalizan y se rebelan por lo que les sucede": " Todo procede del amor, todo está ordenado a la salvación del hombre, Dios no hace nada que no sea con este fin"(dial.4,138).

             Y santo Tomás Moro, poco antes de su martirio, consuela a su hija: " Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que El quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor" ( carta).

314 Creemos firmemente que Dios es el Señor del mundo y de la historia. Pero los caminos de su providencia nos son con frecuencia desconocidos. Sólo al final, cuando tenga fin nuestro conocimiento parcial, cuando veamos a Dios " cara a cara" ( Cf. 1Co 13,12), nos serán plenamente conocidos los caminos por los cuales, incluso a través de los dramas del mal y del pecado, Dios habrá conducido su creación hasta el reposo de ese Sabbat ( Cf. Gn 2,2) definitivo, en vista del cual creó el cielo y la tierra". ( CIC 309-314).

Comentario: El misterio del dolor nos asusta y desconcierta, porque no lo entendemos, Dios en su misericordia infinita, responde a la rebeldía y la desobediencia del hombre con Amor incondicional y nos hace en Cristo sus hijos, herederos con El de la vida eterna.¿ Cuando dejaremos en las manos de Dios nuestras vidas, y abrazaremos su Voluntad como decimos en el padrenuestro?

martes, 19 de abril de 2016

"La profesión de la fe"(CIC 302-308)



                                   "V Dios realiza su designio: la divina providencia"

"302 La creación tiene su bondad y su perfección propias, pero no salió plenamente acabada de las manos del Creador. Fue creada "en estado de vía" (" in statu viae") hacia una perfección última todavía por alcanzar, a la que Dios la destinó. Llamamos divina providencia a las disposiciones por las que Dios conduce la obra de la creación hacia esta perfección:

             Dios guarda y gobierna por su providencia todo lo que creó, " alcanzando con fuerza de un extremo al otro del mundo y disponiéndolo todo con dulzura"(Sb 8, 1). Porque "todo está desnudo patente a sus ojos" (Hb 4, 13), incluso lo que la acción libre de las criaturas producirá ( Cc. Vaticano I: DS 3003).

303 El testimonio de la Escritura es unánime: la solicitud de la divina providencia es concreta e inmediata; tiene cuidado de todo, de las cosas más pequeñas hasta los grandes acontecimientos del mundo y de la historia. Las Sagradas Escrituras afirman con fuerza la soberanía absoluta de Dios en el curso de los acontecimientos: " Nuestro Dios en los cielos y en la tierra, todo cuanto le place lo realiza"( Sal 115, 3); y de Cristo se dice: " Si El abre, nadie puede cerrar; si El cierra, nadie puede abrir" ( Apoc 3, 7); " hay muchos proyectos en el corazón del hombre, pero sólo el plan de Dios se realiza" ( Pr 19, 21).

304 Así vemos al Espíritu Santo, autor principal de la Sagrada Escritura atribuir con frecuencia a Dios acciones sin mencionar causas segundas. Esto no es " una manera de hablar" primitiva, sino un modo profundo de recordar la primacía de Dios y su señorío absoluto sobre la historia del mundo ( Cf. Is 10, 5-15; 45, 5-7; Dt 32, 39; Si 11, 14) y de educar así para la confianza en El. La oración de los salmos es la gran escuela de esta confianza ( Cf. Sal 22; 32; 35;103; 138).

305 Jesús pide un abandono filial en la providencia del Padre celestial que cuida de las más pequeñas necesidades de sus hijos " No andéis, pues, preocupados diciendo:¿ qué vamos a comer?, ¿ qué vamos a beber?....Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, todas esas cosas se os darán por añadidura" ( Mt 6, 31-33; Cf. 10, 29-31).

                                         La providencia y las causas segundas

306 Dios es el Señor soberano de su designio. Pero para su realización se sirve también del concurso de las criaturas. Esto no es un signo de debilidad, sino de la  grandeza y bondad de Dios Todopoderoso. Porque Dios no da solamente a sus criaturas la existencia, les da también la dignidad de actuar por sí mismas, de ser causas y principios unas de otras y de cooperar así a la realización de su designio.

307 Dios concede a los hombres incluso poder participar libremente en su providencia confiándoles la responsabilidad de " someter" la tierra y dominarla (  Cf. Gn 1, 26-28). Dios da así a los hombres el ser causas inteligentes y libres para completar la obra en la Creación, para perfeccionar su armonía para su bien y el de sus prójimos. Los hombres, cooperadores a menudo inconscientes de la voluntad divina, pueden entrar libremente en el plan divino no sólo por sus acciones y sus oraciones, sino también por sus sufrimientos ( Cf. Col 1, 24): Entonces llegan a ser plenamente " colaboradores de Dios" ( 1Co 3,9; 1Ts 3,2) y de su Reino ( Cf. Col 4,11).

308 Es una verdad inseparable de la fe en Dios Creador: Dios actúa en las obras de sus criaturas. Es la causa primera que opera en y por las causas segundas:" Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar, como bien le parece"(Flp 2, 13; Cf.1Co 1, 6). Esta verdad, lejos de disminuir la dignidad de la criatura la, la realza. Sacada de la nada por el poder, la sabiduría y la bondad de Dios, no puede nada si está separada de su origen, porque " sin el Creador la criatura se diluye" (GS 36, 3); menos aún puede ella alcanzar su fin  último sin la ayuda de la gracia ( Cf. Mt 19, 26; Jn 15, 5; Fl 4, 13). (CIC 302-308)

Comentario: Estamos en las manos de Dios como un niño en los brazos de su Padre, nada debemos temer "Aunque camine por cañadas oscuras nada temo, tu mano y tu cayado me sostienen porque Tu vas conmigo, y habitaré en la casa del Señor por años sin término." En el año de la misericordia repitamos muchas veces como le pidió el Señor a santa Faustina " Jesús en ti confío" 



lunes, 4 de abril de 2016

"La profesión de la fe"(CIC 295-301)



                                             "IV El misterio de la Creación

                                      Dios crea por sabiduría y por amor

"295 Creemos que Dios creó el mundo según su sabiduría ( Cf. Sb 9,9). Este no es producto de una necesidad cualquiera, de un destino ciego o del azar. Creemos que procede de la voluntad libre de Dios que ha querido hacer participar a las criaturas de su ser, de su sabiduría y de su bondad: " Porque tú has creado todas las cosas; por tu voluntad lo que no existía fue creado" ( Ap 4, 11). "¡Cuán numerosas son tus obras, Señor! Todas las has hecho con sabiduría" ( Sal 104, 24). " Bueno es el Señor para con todos, y sus ternuras sobre todas sus obras" ( Sal 145,9).

                                              Dios crea " de la nada"

296  Creemos que Dios no necesita nada preexistente ni ninguna ayuda para crear ( Cf. Cc Vaticano I: DS 3022). La creación tampoco es una emanación necesaria de la substancia divina ( Cf. Cc Vaticano I: DS 3023-3024). Dios crea libremente " de la nada" ( DS 800: 3025):

          ¿Qué tendría de extraordinario si Dios hubiera sacado el mundo de una materia preexistente? Un artífice humano, cuando se le da un material, hace de él todo lo que quiere. Mientras que el poder de Dios se muestra precisamente cuando parte de la nada para hacer todo lo que quiere. ( San Teófilo de Antioquía, Autol. 2, 4).

297 La fe en la creación " de la nada" está atestiguada en la Escritura como una verdad llena de promesa y de esperanza. Así la madre de los siete hijos macabeos los alienta al martirio:

             "Yo no sé como aparecisteis en mis entrañas, ni fui yo quien os regaló el espíritu y la vida ni tampoco organicé yo los elementos de cada uno. Pues así el Creador del mundo, el que modeló al hombre en su nacimiento y proyectó el origen de todas las cosas, os devolverá el espíritu y la vida con misericordia, porque ahora no miráis por vosotros mismos a causa de sus leyes...Te ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra y, al ver todo lo que hay en ellos, sepas que a partir de la nada lo hizo Dios y que también el género humano ha llegado así a la existencia " ( 2M 7, 22-23, 28).

298  Puesto que Dios puede crear de la nada, puede por el Espíritu Santo dar la vida del alma a los pecadores creando en ellos un corazón puro ( Cf. Sal 51, 12), y la vida del cuerpo a los difuntos mediante la Resurrección. El " da la vida a los muertos y llama a las cosas que no son para que sean" ( Rm 4, 17). Y puesto, que por su Palabra, pudo hacer resplandecer la luz en las tinieblas ( Cf. Gn 1, 3), puede también dar la luz de la fe a los que lo ignoran" ( Cf. 2Co 4, 6).

                                           Dios crea un mundo ordenado y bueno

299 Porque Dios crea con sabiduría, la creación está ordenada: " Tú todo lo dispusiste con medida, número y peso" ( Sb 11, 20). Creada en y por el Verbo eterno, " imagen del Dios invisible" ( Col 1, 15), la creación está destinada, dirigida al hombre, imagen de Dios ( Cf. Gn 1, 26), llamado a una relación personal con Dios. Nuestra inteligencia, participando en la luz del Entendimiento divino, puede entender lo que Dios nos dice por su creación ( Cf. Sal 19, 2-5), ciertamente no sin gran esfuerzo y en un espíritu de humildad y de respeto ante el Creador y su obra ( Cf. Jb 42, 3). Salida de la bondad divina, la creación participa en esa bondad ( " Y vio Dios que era bueno...muy bueno" ( Gn 1, 4. 10.12.18.21. 31.). Porque la creación es querida por Dios como un don dirigido al hombre, como una herencia que le es destinada y confiada. La Iglesia ha debido, en repetidas ocasiones, defender la bondad de la creación, comprendida la del mundo material ( Cf. DS  286; 455-463; 800; 1333; 3002).

                               Dios trasciende la creación y está presente en ella

300 Dios es infinitamente más grande que todas sus obras ( Cf. Si 43, 28):"Su majestad es más alta que los cielos" ( Sal 8, 2), " su grandeza no tiene medida "( Sal 145, 3). Pero porque es el Creador soberano y libre, causa primera de todo lo que existe, está presente en lo más íntimo de sus criaturas: " En él vivimos, nos movemos y existimos" ( Hch 17, 28). Según las palabras de San Agustín es " superior summo meo et interior intimo meo" ( " Dios está por encima de lo más alto que hay en mí y está en lo más hondo de mi intimidad", conf. 3, 6, 11).

                                  Dios mantiene y conduce la creación

301 Realizada la creación, Dios no abandona su criatura a ella misma. No sólo le da el ser y el existir, sino que la mantiene a cada instante en el ser, le da el obrar y la lleva a su término. Reconocer esta dependencia completa con respecto al Creador es fuente de sabiduría y de libertad, de gozo y de confianza:

                Amas a todos los seres y nada de lo que hiciste aborreces, pues si algo odiases no lo hubieras creado. Y ¿Cómo podría subsistir cosa que no hubieses querido? ¿ Cómo se conservaría si no la hubieses llamado? Más tú todo lo perdonas porque todo es tuyo, Señor que amas la vida ( Sb 11, 24- 26). ( CIC 295-301).

Comentario: El Papa Francisco en su encíclica " Laudato si" nos invita a reflexionar y cuidar la casa común, que ¡bueno si leyéramos su mensaje de misericordia con el planeta!