domingo, 28 de febrero de 2021

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1659-1666)

 


                                                                    " Resumen


1659   San Pablo dice: " Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia.... Gran misterio es éste, lo digo con respecto a Cristo y a la Iglesia" ( Ef 5, 25.32).

1660   La alianza matrimonial, por la que un hombre y una mujer constituyen una íntima comunidad de vida y de amor, fue fundada y dotada de sus leyes propias por el Creador. Por su naturaleza está ordenada al bien de los cónyuges así como a la generación y educación de los hijos. Entre bautizados, el Matrimonio ha sido elevado por Cristo Señor a la dignidad de sacramento ( Cf. GS 48, 1; CIC can. 1055, 1).

1661   El sacramento del Matrimonio significa la unión de Cristo con la Iglesia. Da a los esposos la gracia de amarse con el amor con que Cristo amó a su Iglesia; la gracia del sacramento perfecciona así el amor humano de los esposos, reafirma su unidad indisoluble y los santifica en el camino de la vida eterna ( Cf. Cc de Trento: DS 1799).

1662   El Matrimonio se funda en el consentimiento de los contrayentes, es decir, en la voluntad de darse mutua y definitivamente con el fin de vivir una alianza de amor fiel y fecundo.

1663   Dado que el Matrimonio establece a los cónyuges en un estado público de vida en la Iglesia, la celebración del mismo se hace ordinariamente de modo público, en el marco de una celebración litúrgica, ante el sacerdote ( o el testigo cualificado de la Iglesia), los testigos y la asamblea de los fieles.

1664   La unidad, la indisolubilidad, y la apertura a la fecundidad son esenciales al Matrimonio. La poligamia es incompatible con la unidad del Matrimonio; el divorcio separa lo que Dios ha unido; el rechazo de la fecundidad priva a la vida conyugal de su " don más excelente", el hijo ( GS 50, 1).

1665   Contraer un nuevo Matrimonio por parte de los divorciados mientras viven sus cónyuges legítimos, contradice el plan y la ley de Dios enseñados por Cristo. Los que viven en esta situación no están separados de la Iglesia, pero no pueden acceder a la comunión eucarística. Pueden vivir su vida cristiana sobre todo educando a sus hijos en la fe.

1666   El hogar cristiano es el lugar en que los hijos reciben el primer anuncio de la fe. Por eso la casa familiar es llamada justamente " iglesia doméstica", comunidad de gracia y de oración, escuela de virtudes humanas y de caridad cristiana". ( CIC 1659-1666) .

Comentario:

Al terminar la explicación del sacramento del Matrimonio creo oportuno reiterar:

"...Si tuviera que dar un consejo a los padres, les daría sobre todo éste: que vuestros hijos vean- lo ven todo desde niños, y lo juzgan; no os hagáis ilusiones- que procuráis vivir de acuerdo con vuestra fe, que Dios no está sólo en vuestros labios, que está en vuestras obras; que os esforzáis por ser sinceros y leales, que os queréis y que los queréis de veras"... ( " El Matrimonio, vocación cristiana" Homilía de SJM en " Es Cristo que pasa" 28.

Que nuestros hogares sean luminosos y alegres como el hogar de Nazareth pidamos esta gracia a San José y a la Virgen nuestra Madre.

domingo, 21 de febrero de 2021

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1655-1658)

 


                                                   " VI La Iglesia doméstica

1655   Cristo quiso nacer y crecer en el seno de la Sagrada Familia de José y de María. La Iglesia no es otra cosa que la " familia de Dios". Desde sus orígenes, el núcleo de la Iglesia estaba a menudo constituido por los que, " con toda su casa", habían llegado a ser creyentes ( Cf. Hch 18, 8). Cuando se convertían deseaban también que se salvase " toda su casa" ( Cf. Hch 16, 31; 11, 14). Estas familias convertidas eran islotes de vida cristiana en un mundo no creyente.

1656   En nuestros días, en un mundo frecuentemente extraño e incluso hostil a la fe, las familias creyentes tienen una importancia primordial en cuanto faros de una fe viva e irradiadora. Por eso el Concilio Vaticano II llama a la familia, con una antigua expresión, " Ecclesia domestica" ( LG 11; Cf. FC 21). En el seno de la familia, " los padres han de ser para sus hijos los primeros anunciadores de la fe con su palabra y con su ejemplo, y han de fomentar la vocación personal de cada uno y, con especial cuidado, la vocación a la vida consagrada" ( LG 11).

1657   Aquí es donde se ejercita de manera privilegiada el sacerdocio bautismal del padre de familia, de la madre, de los hijos, de todos los miembros de la familia, " en la recepción de los sacramentos, en la oración y en la acción de gracias, con el testimonio de una vida santa, con la renuncia y el amor que se traduce en obras" ( LG 10). El hogar es así la primera escuela de vida cristiana y " escuela del más rico humanismo" ( GS 52, 1). Aquí se aprende la paciencia y el gozo del trabajo, el amor fraterno, el perdón generoso, incluso reiterado, y sobre todo el culto divino por medio de la oración y la ofrenda de su vida.

1658   Es preciso recordar así mismo a un gran número de personas que permanecen solteras a causa de las concretas condiciones en que deben vivir, a menudo sin haberlo querido ellas mismas. Estas personas se encuentran particularmente cercanas al corazón de Jesús; y, por ello, merecen afecto y solicitud diligentes de la Iglesia, particularmente de sus pastores. Muchas de ellas viven sin familia humana, con frecuencia a causa de condiciones de pobreza. Hay quienes viven su situación según el espíritu de las bienaventuranzas sirviendo a Dios y al prójimo de manera ejemplar. A todas ellas es preciso abrirles las puertas de los hogares, " iglesias domésticas" y las puertas de la gran familia que es la Iglesia. " Nadie se sienta sin familia en este mundo: la Iglesia es casa y familia de todos, especialmente para cuantos están " fatigados y agobiados" ( Mt 11, 28)"; ( FC 85)." ( CIC 1655-1658).


Comentario:

Terminado el tema del sacramento del Matrimonio y antes de estudiar el resumen me parece oportuno la siguiente reflexión tomada del libro de SJM " Es Cristo que pasa" punto 27 de la Homilía " El Matrimonio, vocación cristiana" que he estado glosando:

"... Los padres  son los principales educadores de sus hijos, tanto en lo humano como en lo sobrenatural, y han de sentir la responsabilidad de esa misión, que exige de ellos comprensión, prudencia, saber enseñar y, sobre todo, saber querer; y poner empeño en dar buen ejemplo. No es camino acertado, para la educación, la imposición autoritaria y violenta. El ideal de los padres se concreta más bien en llegar a ser amigos de sus hijos: amigos a los que se confían las inquietudes, con quienes se consultan los problemas, de los que se espera una ayuda eficaz y amable.." 


  

domingo, 14 de febrero de 2021

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1652-1654)

 


                                                    " La apertura a la fecundidad

1652   " Por su naturaleza misma, la institución misma del Matrimonio y el amor conyugal están ordenados a la procreación y a la educación de la prole y con  ellas son coronados como su culminación"  (GS 4B. 1):

        Los hijos son, ciertamente, el don más excelente del Matrimonio y contribuyen mucho al bien de sus mismos padres. El mismo Dios que dijo: " No es bueno que el hombre esté solo" ( Gn 2, 18), " y que hizo desde el principio al hombre, varón y mujer" ( Mt 19, 4), queriendo comunicarle cierta participación especial en su propia obra creadora, bendijo al varón y a la mujer diciendo: " Creced y multiplicaos"  (Gn 1, 28). De ahí que el cultivo verdadero del amor conyugal y todo el sistema de vida familiar que de El procede, sin dejar de posponer los otros fines del Matrimonio, tiende a que los esposos estén dispuestos con fortaleza de ánimo a cooperar con el amor del Creador y Salvador, que por medio de ellos aumenta y enriquece su propia familia cada día más ( GS 50, 1).

1653   La fecundidad del amor conyugal se extiende a los frutos de la vida moral, espiritual y sobrenatural que los padres transmiten a sus hijos por medio de la educación. Los padres son los principales y primeros educadores de sus hijos ( Cf. GE 3). En este sentido, la tarea fundamental del Matrimonio y de la familia es estar al servicio de la vida ( Cf. FC 28).

1654   Sin embargo, los esposos a los que Dios no ha concedido tener hijos pueden llevar una vida conyugal plena de sentido, humana y cristianamente. Su Matrimonio puede irradiar una fecundidad de caridad, de acogida y de sacrificio" ( CIC 1652- 1654)

Comentario:

En relación con la acogida a los hijos hoy en día hay movimientos pro-aborto que no respetan el mandamiento de la vida y matan a seres indefensos en el vientre de su madre que debía proteger y no asesinar. Santa Teresa de Calcuta imploraba cesar esa práctica y pedía: " No los maten, dénmelos a mi, hay muchas parejas deseosas de recibirlos y protegerlos". 


domingo, 7 de febrero de 2021

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1646-1651)

 


                                                " La fidelidad del amor conyugal

1646   El amor conyugal exige de los esposos, por su misma naturaleza una fidelidad inviolable. Esto es consecuencia del don de sí mismos que se hacen mutuamente los esposos. El auténtico amor tiende por sí mismo a ser definitivo, no algo pasajero. " Esta íntima unión, en cuanto donación mutua de dos personas, como el bien de los hijos, exigen la fidelidad de los cónyuges y urgen su indisoluble unidad" ( GS 48, 1).

1647   Su motivo más profundo consiste en la fidelidad de Dios a su alianza, de Cristo  a su Iglesia. Por el sacramento del Matrimonio los esposos son capacitados para representar y testimoniar esta fidelidad. Por el sacramento, la indisolubilidad del Matrimonio adquiere un sentido nuevo y más profundo.

1648   Puede parecer difícil, incluso imposible, atarse para toda la vida a un ser humano. por ello es tanto más importante anunciar la Buena Nueva de que Dios nos ama con un amor definitivo e irrevocable, de que los esposos participan de este amor, que les conforta y mantiene, y de que por su fidelidad se convierten en testigos del amor fiel de Dios. Los esposos que, con la gracia de Dios, dan este testimonio, con frecuencia en condiciones muy difíciles, merecen la gratitud y el apoyo de la comunidad eclesial ( Cf. FC 20).

1649   Existen, sin embargo, situaciones en que la convivencia matrimonial se hace prácticamente imposible por razones muy diversas. En tales casos, la Iglesia admite la separación física de los esposos y el fin de la cohabitación. Los esposos no cesan de ser marido y mujer delante de Dios, ni son libres para contraer una nueva unión. En esta difícil situación, la mejor solución sería, si es posible, la reconciliación. La comunidad cristiana está llamada a ayudar a estas personas a vivir cristianamente su situación en la fidelidad al vínculo de su Matrimonio que permanece indisoluble ( Cf. FC ; 83; CIC can. 1151- 1155).

1650   Hoy son numerosos en muchos países los católicos que recurren al divorcio según las leyes civiles y que contraen también  civilmente una nueva unión. La Iglesia mantiene, por fidelidad a la palabra de Jesucristo ( " Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquella; y si ella repudia a su marido y se casa con  otro, comete adulterio": Mc 10, 11- 12), que no puede reconocer como válida esta nueva unión, si era válido el primer Matrimonio. Si los divorciados se vuelven a casar civilmente, se ponen en una situación que contradice objetivamente a la ley de Dios. Por lo cual no pueden acceder a la comunión eucarística mientras persista esta situación, y por la misma razón no pueden ejercer ciertas responsabilidades eclesiales. La reconciliación mediante el sacramento de la Penitencia no puede ser concedida más que a aquellos que se arrepientan de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo y que se comprometan a vivir en total continencia. 

1651   Respecto a los cristianos que viven en esta situación y que con frecuencia conservan la fe y desean educar cristianamente a sus hijos, los sacerdotes y toda la comunidad deben dar prueba de una atenta solicitud a fin de que aquellos no se consideren como separados de la Iglesia, de cuya vida pueden y deben participar en cuanto bautizados:

       Se les exhorte a escuchar la Palabra de Dios, a frecuentar el sacrificio de la misa, a perseverar en la oración, a incrementar las obras de caridad y las iniciativas de la comunidad en favor de la justicia, a educar a sus hijos en la fe cristiana, a cultivar el espíritu y las obras de penitencia para implorar de este modo, día a día, la gracia de Dios ( FC 84)." ( CIC 1646-1651).

Comentario:

En los últimos años el Papa Francisco publicó la exhortación post- sinodal" Amoris Laetitia " en el capítulo cuarto propone una paráfrasis del  himno al amor de San Pablo , sacando de él indicaciones concretas para los esposos. 

En el sexto capítulo habla de las familias como sujetos activos de la pastoral familiar tratando la problemática de matrimonios divorciados y vueltos a casar civilmente.

Debemos saber que hay casos que deben someterse a estudio del Tribunal Eclesiástico porque la unión no es válida y el vínculo no existe. La persona que tiene dudas sobre su vínculo debe informarse sobre cómo realizar estas solicitudes de estudio para definir la realidad de su unión..