martes, 30 de mayo de 2017

" La profesión de la fe " ( CIC 602-605)



                                           " Dios le hizo pecado por nosotros"


" 602 En consecuencia, san Pedro pudo formular así la fe apostólica en el designio divino de salvación: " Habéis sido rescatados de la conducta necia heredada de vuestros padres, no con algo caduco, oro o plata, sino con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin mancilla, Cristo, predestinado antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos a causa de vosotros" ( 1P 1, 18-20). Los pecados de los hombres, consecuencia del pecado original, están sancionados con la muerte ( Cf. Rm 5, 12; 1Co 15, 56). Al enviar a su propio Hijo en la condición de esclavo ( Cf. Ftp 2, 7), la de una humanidad cada y destinada a la muerte a causa del pecado ( Cf. Rm 8, 3), " a quien no conoció pecado, Dios le hizo pecado por nosotros, para que viniésemos a ser justicia de Dios en El" ( 2Co 5, 21).

603 Jesùs no conoció la reprobación como si El mismo hubiese pecado ( Cf. Jn 8, 46). Pero, en el amor redentor que le unía siempre al Padre ( Cf. Jn 8, 29), nos asumió desde el alejamiento con relación a Dios por nuestro pecado hasta el punto de poder decir en nuestro nombre en la cruz: " Dios mío, Dios mío,¿por qué` me has abandonado?" (Mc 15, 34; Sal 22, 2). Al haberle hecho así solidario con nosotros, pecadores, " Dios no perdona ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros"( Rm 8, 32) para que fuéramos " reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo ( Rm 5, 10).

                                   Dios tiene la iniciativa del amor redentor universal


604 Al entregar a su Hijo por nuestros pecados, Dios manifiesta que su designio sobre nosotros es un designio de amor benevolente que precede a todo mérito por nuestra parte: " En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó y nos envió a su Hijo como propiciaciòn por nuestros pecados " ( 1Jn 4, 10; Cf. 4, 19). " La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros" ( Rm 5, 8).

605  Jesùs ha recordado al final de la parábola de la oveja perdida que este amor es sin excepción:  "De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno de estos pequeños"( Mt 18, 14): Afirma " dar su vida en rescate por muchos" ( Mt 20, 28);este ùltimo término no es restrictivo: opone el conjunto de la humanidad a la única persona del Redentor que se entrega para salvarla ( Cf. Rm 5, 18-19). La Iglesia, siguiendo a los Apóstoles ( Cf. 2Co 5, 15; 1Jn 2, 2), enseña que Cristo ha muerto por todos los hombres sin excepción: " No hay, ni hubo ni habrá hombre alguno por quien no haya padecido Cristo" ( Cc. Comentario en el año 853: DS 624)". (CIC 602-605).

Comentario: " El poder de Dios se manifiesta en nuestra flaqueza, y nos impulsa a luchar, a combatir contra defectos, aún sabiendo que no obtendremos jamas del todo la victoria durante el caminar terreno. La vida cristiana es un constante comenzar y recomenzar, un renovarse cada día" (Sn Josemarìa. Es Cristo que pasa 114).

martes, 23 de mayo de 2017

" La profesión de la fe" ( CIC 599-601)



                     
                         " La muerte redentora de Cristo en el designio divino de la salvación

                                   " Jesùs entregado según el preciso designio de Dios "

599 La muerte violenta de Jesùs no fue fruto del azar en una desgraciada constelación de circunstancias. Pertenece al misterio del designio de Dios como lo explica san Pedro a los judìos de Jerusalén ya en su primer discurso de Pentecostés: " Fue entregado según el determinado designio y previo conocimiento de Dios " ( Hch 2, 23). Este lenguaje bíblico no significa que los que " han entregado a Jesùs" ( Hch 3, 13) fuesen solamente ejecutores pasivos de un drama escrito de antemano por Dios.

600 Para Dios todos los momentos del tiempo están presentes en su actualidad. Por tanto establece su designio eterno de " predestinación" incluyendo en èl la respuesta libre de cada hombre a su gracia:  "Sì, verdaderamente, se han reunido en esta ciudad contra su santo siervo Jesùs, que tù has ungido, Herodes y Poncio Pilato con las naciones gentiles y los pueblos de Israel ( Cf. Sal 2, 1-2), de tal suerte que ellos han cumplido todo lo que, en tu poder y sabiduría, habìas predestinado" ( Hch 4, 27-28). Dios ha permitido los actos nacidos de su ceguera ( Cf. Mt 26, 54; Jn 18, 36; 19, 11) para realizar su designio de salvación ( Cf. Hah 3, 17-18).

                               " Muerto por nuestros pecado según las Escrituras"

601 Este designio divino de salvación a través de la muerte del " Siervo, el Justo" ( Is 53, 11; Cf Hch 3, 14) había sido anunciado antes en la Escritura como un misterio de redención universal, es decir, de rescate que libera a los hombres de la esclavitud del pecado ( Cf. Is 53, 11-12; Jn 8, 34-36). San Pablo profesa en una confesión de fe que dice haber " recibido" ( 1Co 15, 3) que "  Cristo ha muerto por nuestros pecados según las Escrituras " ( Ibid.; Cf. también Hch 3, 18; 7, 52; 13, 29; 26, 22-23). La muerte redentora de Jesùs cumple, en particular, la profecía del Siervo doliente ( Cf. Is 53, 7-8 y Hch 8, 32-35). Jesus mismo presente el sentido de su vida y de su muerte a la luz del Siervo doliente  (Cf. Mt 20, 28). Después de su Resurrección dio esta interpretación de las Escrituras a los discípulos de Emacs ( Cf. Lc 24, 25-27), luego a los propios apóstoles ( Cf. Lc 24, 44- 45)." ( CIC  599-601).

Comentario: Con la desobediencia de nuestros primeros padres el plan de Dios con el hombre fue destruido y en el mismo instante de la condena Dios le promete al hombre un Salvador, Cristo. Con el " fíat "de Marìa al anuncio del ángel de la Encarnación del Hijo de Dios en su seno, se restaura el plan original, solo la obediencia del Hijo " hasta la muerte, y muerte de Cruz" nos abrió el camino a nuestra propia resurrección en la Resurrección del " Hijo".




martes, 16 de mayo de 2017

" La profesión de la fe" ( CIC 597-598)



                    " Los judìos no son responsables colectivamente de la muerte de Jesùs

597 Teniendo en cuenta la complejidad histórica manifestada en las narraciones evangélicas  sobre el proceso de Jesùs y sea cual sea el pecado personal de los protagonistas del suceso ( Judas, el Sanedrín, Pilato), lo cual solo Dios conoce, no se puede atribuir la responsabilidad del proceso al conjunto de los judìos de Jerusalén, a pesar de los gritos de la muchedumbre manipulada ( Cf. Mc 15, 11) y de las acusaciones colectivas contenidas en las exhortaciones a la conversión después de Pentecostés ( Cf. Hah 2, 23.36; 3, 13-14; 4, 10; 5, 30; 7, 52; 10, 39; 13, 27-28; 1Ts 2, 14-15). El mismo Jesùs perdonando en la Cruz ( Cf. Lc 23, 34) y Pedro siguiendo su ejemplo apelan a la " ignorancia" ( Hch 3, 17) de los judìos de Jerusalén e incluso de sus jefes. Y aún menos, apoyándose en el grito del pueblo: " ¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos! " ( Mt 27, 25), que significa una fórmula de ratificación  ( Cf. Hah 5, 28; 18, 6), se podría ampliar esta responsabilidad a los restantes judìos en el espacio y en el tiempo:

                    Tanto es así que la Iglesia ha declarado en el Concilio Vaticano II: " Lo que se perpetró en su pasión no puede ser imputado indistintamente a todos los judìos que vivían entonces ni a los judìos de hoy... No se ha de señalar a los judìos como reprobados por Dios y malditos como si tal cosa se dedujera de la Sagrada Escritura" ( NA 4).

                           Todos los pecadores fueron los autores de la pasión de Cristo


598 La Iglesia, en el magisterio de su fe y en el testimonio de sus santos no ha olvidado jamás que  "los pecadores mismos fueron los autores y como los instrumentos de todas las penas que soportó el divino Redentor" ( Catech. R. I, 5, 11; Hb 12, 3). Teniendo en cuenta que nuestros pecados alcanzan a Cristo mismo ( Cf. Mt 25, 45; Hch 9, 4-5), la Iglesia no duda en imputar a los cristianos la responsabilidad más grave en el suplicio de Jesùs, responsabilidad con la que ellos, con demasiada frecuencia, han abrumado únicamente a los judìos:

                     Debemos considerar como culpables de esta horrible falta a los que continúan recayendo en sus pecados. Ya que son nuestras malas acciones las que han hecho sufrir a Nuestro Señor Jesucristo el suplicio de la cruz, sin ninguna duda los que se sumergen en los desórdenes y en el mal " crucifican por su parte de nuevo al Hijo de Dios y le exponen a pública infamia" ( Hb 6, 6). Y es necesario reconocer que nuestro crimen en este caso es mayor que el de los judìos. Porque según el testimonio del apóstol, " de haberlo conocido ellos no  habrían crucificado jamás al Señor de la Gloria " (1Co 2, 8). Nosotros, en cambio, hacemos profesión de conocerle. Y cuando renegamos de El con nuestras acciones, ponemos de algún modo sobre El nuestras manos criminales ( Catech. R. I, 5, 11).

                      Y los demonios no son los que le han crucificado; eres tú quien con ellos lo has crucificado y lo sigues crucificando todavía, deleitándote en los vicios y en los pecados ( San Francisco de Asís, admin. 5, 3). ( CIC 597- 598).

Comentario: Tradicionalmente la Iglesia nos recomienda meditar sobre la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, utilizando los Evangelios o algún libro espiritual que nos ayude a entender que fueron  nuestras faltas de amor y de correspondencia al amor de Dios la causa de la crucifixión y muerte de nuestro Salvador.

lunes, 8 de mayo de 2017

" La profesión de la fe" (CIC 595-596)



                                               "Párrafo 2  Jesùs murió crucificado"

                                                         " I El proceso de Jesùs

                                   Divisiones de las autoridades judías respecto a Jesùs 

595 Entre las autoridades religiosas de Jerusalén, no solamente el fariseo Nicodemo ( Cf. Jn 7, 50) o el notable José de Arimatea eran en secreto discípulos de Jesùs ( Cf. Jn 19, 38-39), sino que durante mucho tiempo hubo disensiones a propósito de El ( Cf. Jn 9, 16-17; 10, 19-21) hasta el punto de que en la misma víspera de su pasión, san Juan pudo decir de ellos que " un buen número creyó en El " ( Jn 12, 42). Esto no tiene nada de extraño si se considera que al día siguiente de Pentecostés " multitud de sacerdotes iban aceptando la fe " ( Hch 6, 7) y que " algunos de la secta de los fariseos... habían abrazado la fe " ( Hch 15, 5) hasta el punto de que Santiago puede decir a San Pablo que " miles y miles de judios han abrazado la fe, y todos son celosos partidarios de la Ley " ( Hch 21, 20).

596 Las autoridades religiosas de Jerusalén no fueron unánimes en la conducta a seguir respecto de Jesùs ( Cf. Jn 9, 16; 10, 19). Los fariseos amenazaron de excomunión a los que le siguieran ( Cf. Jn 9, 22). A los que temían que " todos creerían en El; y vendrían los romanos y destruirían nuestros Lugar Santo y nuestra nación " ( Jn 11, 48), el sumo sacerdote Caifàs les propuso profetizando: " Es mejor que muera uno solo por el pueblo y no que perezca toda la nación " ( Jn 11, 49-50). El Sanedrín declaró a Jesùs " reo de muerte" ( Mt 26, 66) como blasfemo, pero, habiendo perdido el derecho a condenar a muerte a nadie ( Cf. Jn 18, 31) entrego a Jesùs a los romanos acusándole de revuelta política ( Cf. Lc 23, 2), lo que le pondrá en paralelo con Barrabás acusado de " sedición" ( Lc 23, 19). Son también las amenazas políticas las que los sumos sacerdotes ejercen sobre Pilato para que este condene a muerte a Jesùs ( Cf. Jn 19, 12, 12. 15. 21). ( CIC 594- 595).

Comentario: " Pensar en la muerte de Cristo se traduce en una invitación a situarnos con absoluta sinceridad ante nuestro quehacer ordinario, a tomar en serio la fe que profesamos. " ( Es Cristo que Pasa" 97)


miércoles, 3 de mayo de 2017

" La profesión de la fe" ( CIC 592-594)



                                                              " Resumen

"592 Jesùs no abolió la Ley del  Sinaí, sino que la perfeccionó ( Cf.  Cf. Mt 5, 17-19) de tal modo  (Cf. Jn 8, 46) que  reveló su hondo sentido ( Cf. Mt 5, 33) y satisfizo por las transgresiones contra ella ( Cf. Hb 9, 15).

593 Jesus veneró el Templo subiendo a él en peregrinación en las fiestas judías y amó con gran celo esa morada de Dios entre los hombres. El Templo prefigura su Misterio. Anunciando la destrucción del Templo anuncia su propia muerte y la entrada en una nueva edad de la historia de la salvación, donde su cuerpo será el Templo definitivo.

594 Jesùs realizó obras como el perdón de los pecados que lo revelaron como Dios Salvador ( Cf. Jn 5, 16- 18). Algunos judìos que no le reconocían como Dios hecho hombre ( Cf. Jn 1, 14) veían en El a " un hombre que se hace Dios" ( Jn 10, 33), y lo juzgaron como un blasfemo". ( CIC 592- 594).

Comentario: Estudiar el resumen nos ayuda a entender el capítulo, solo con estudio recordaremos las verdades de nuestra fe.