domingo, 28 de junio de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1459- 1460)




                                                         " La satisfacción

1459  Muchos pecados causan daño al prójimo. Es preciso hacer lo posible para repararlo ( por ejemplo, restituir las cosas robadas, restablecer la reputación del que ha sido calumniado, compensar las heridas ). La simple justicia exige esto. Pero además el pecado hiere y debilita al pecador mismo, así como sus relaciones con Dios y con el prójimo. La absolución quita el pecado, pero no remedia todos los desórdenes que el pecado causó ( Cf. Cc. de Trento: DS 1712). Liberado del pecado, el pecador debe todavía recobrar la plena salud espiritual. Por tanto, debe hacer algo más para reparar sus pecados: debe " satisfacer" de manera apropiada o " expiar " sus pecados. Esta satisfacción se llama también " penitencia ".

1460  La penitencia que el confesor impone debe tener en cuenta la situación personal del penitente y buscar su bien espiritual. Debe corresponder todo lo posible a la gravedad y a la naturaleza de todos los pecados cometidos. Puede consistir en la oración, en ofrendas, en obras de misericordia, servicios al prójimo, privaciones voluntarias, sacrificios, y sobre todo, la aceptación paciente de la cruz que debemos llevar. Tales penitencias ayudan a configurarnos con Cristo que, el Único, expió nuestros pecados ( Cf. Rm 3, 25; 1Jn 2, 1-2) una vez por todas. Nos permiten llegar a ser coherederos de Cristo resucitado, " ya que sufrimos con El " ( Rm 8, 17; Cf. Cc. de Trento: DS 1690):

                           Pero nuestra satisfacción, la que realizamos por nuestros pecados, sólo es posible                               por medio de Jesucristo: nosotros que, por nosotros mismos, no podemos nada, con                            la ayuda " del que nos fortalece, lo podemos todo" ( Flp 4, 13). Así el hombre no                                  tiene nada de que pueda gloriarse, sino que toda " nuestra gloria" está en                                            Cristo...en quien nos satisfacemos" dando frutos dignos de penitencia" (M Lc 3, 8)                              que reciben su fuerza de El, por El son ofrecidos al Padre y gracias a El son                                        aceptados por el Padre ( Cc. de Trento: DS 1691)." ( CIC 1459-1460).

Comentario:

La vocación cristiana es vocación de sacrificio, de amor a los demás debemos reparar por las ofensas que hemos causado al no seguir con alegría, docilidad y generosidad la Voluntad de Dios. Seamos dóciles a las inspiraciones del Espíritu Santo en el examen de conciencia que ojalá lo hagamos diariamente , como quien lleva la contabilidad de un negocio, y qué negocio más importante  que ganarse la vida eterna!!

domingo, 21 de junio de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1455- 1458)




                                                    " La confesión de los pecados


1455   La confesión de los pecados, incluso desde un punto de vista simplemente humano, nos libera y facilita nuestra reconciliación con los demás. Por la confesión, el hombre se enfrenta a los pecados de que se siente culpable; asume su responsabilidad y, por ello, se abre de nuevo a Dios y a la comunión de la Iglesia con el fin de hacer posible un nuevo futuro.

1456   La confesión de los pecados hecha al sacerdote constituye una parte esencial del sacramento de la penitencia: " En la confesión, los penitentes deben enumerar todos los pecados mortales de que tienen conciencia tras haberse examinado seriamente, incluso si estos pecados son muy secretos y si han sido cometidos solamente contra los dos últimos mandamientos del Decálogo ( Cf. Ex 20, 17; Mt 5, 28). Pues, a veces, estos pecados hieren más grave el alma y son más peligrosos que los que han sido cometidos a la vista de todos" ( Cc. de Trento: DS 1680):

                                  Cuando los fieles de Cristo se esfuerzan por confesar todos los pecados que                                          recuerdan no se puede dudar que están presentando ante la misericordia divina                                    para su perdón todos los pecados que han cometido. Quienes actúan de otro                                        modo y callan conscientemente algunos pecados, no están presentando ante la                                      bondad divina nada que pueda ser perdonado por mediación del sacerdote.                                         Porque " si el enfermo se avergüenza de descubrir su llaga al médico, la                                               medicina no cura lo que ignora" ( San Jerónimo, Eccl. 10, 11) ( Cc. de Trento:                                     DS 1680).

1457  Según el mandamiento de la Iglesia " todo fiel llegado a la edad del uso de razón debe confesar al menos una vez al año, los pecados graves de los que tiene conciencia" ( CIC can. 989; Cf. DS 1683; 1708). " Quien tenga conciencia de hallarse en pecado grave que no celebre la misa ni comulgue el Cuerpo del Señor sin acudir antes a la confesión sacramental a no ser que concurra un motivo grave y no haya posibilidad de confesarse; y, en este caso, tenga presente que está obligado a hacer un acto de contrición perfecta, que incluye el propósito de confesarse cuanto antes" ( CIC can. 916; Cf. Cc. de Trento: DS 1647; 1661; CCEO can. 711). Los niños deben acceder al sacramento de la Penitencia antes de recibir por primera vez la Sagrada Comunión ( Cf. CIC can. 914).

1458   Sin ser estrictamente necesaria, la confesión de los pecados veniales, sin embargo, se recomienda vivamente por la Iglesia ( Cf. Cc. de Trento: DS 1680; CIC 988, 2). En efecto, la confesión habitual de los pecados veniales ayuda a formar la conciencia, a luchar contra las malas inclinaciones, a dejarse curar por Cristo, a progresar en la vida del Espíritu. Cuando se recibe con frecuencia, mediante este sacramento, el don de la misericordia del Padre, el creyente se ve impulsado a ser él también misericordioso ( Cf. Lc 6, 36):

                                  El que confiesa sus pecados actúa ya con Dios. Dios acusa tus pecados, si tú                                        también te acusas, te unes a Dios. El hombre y el pecador, son por así decirlo,                                      dos realidades: cuando oyes hablar del hombre, es Dios quien lo ha hecho;                                          cuando oyes hablar del pecador, es el hombre mismo quien lo ha hecho.                                                Destruye lo que tú has hecho para que Dios salve lo que El ha hecho... Cuando                                    comienzas a detestar lo que has hecho, entonces tus obras buenas comienzan                                        porque reconoces tus obras malas. El comienzo de las obras buenas es la                                              confesión de las obras malas. Haces la verdad y vienes a la Luz ( San Agustín,                                     ev. Jo. 12, 13) ". ( CIC 1455- 1458). 

Comentario:

  Jesús después de la Resurrección siempre dice a los apóstoles " No tengan miedo, Yo he vencido al mundo tengan fe". Renovar la fe, la esperanza, la caridad es la fuente del espíritu de penitencia, del deseo de purificación habitar bajo la protección de Dios, vivir con Dios: ésta es la arriesgada seguridad del cristiano. Acudir al sacramento de la penitencia confiados en la misericordia de Dios que nos dá las gracias necesarias para hacer su voluntad siempre. 

domingo, 14 de junio de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1450-1454)




                                              " VII Los actos del penitente


1450   " La penitencia mueve al pecador a sufrir todo voluntariamente; en su corazón, contrición; en la boca, confesión; en la obra, toda humildad y fructífera satisfacción"( Catech. R. 2, 5, 21, Cf. Cc. de trento: DS 1673).


                                                  La contrición

1451  Entre los actos del penitente, la contrición aparece en primer lugar. Es " un dolor del alma y una detestación del pecado cometido con la resolución de no volver a pecar" ( Cc. de Trento: DS 1676).

1452  Cuando brota del amor a Dios amado sobre todas las cosas, la contrición se llama " contrición perfecta" ( contrición de caridad). Semejante contrición perdona las faltas veniales; obtiene también el perdón de los pecados mortales si comprende la firme resolución de recurrir tan pronto sea posible a la confesión sacramental. ( Cf. Cc. de Trento: DS 1677).

1453  La contrición llamada " imperfecta" ( o " atrición" ) es también un don de Dios, un impulso del Espíritu Santo. Nace de la consideración de la fealdad del pecado o del temor de la condenación eterna y de las demás penas con que es amenazado el pecador. Tal conmoción de la conciencia puede ser el comienzo de una evolución interior que culmina, bajo la acción de la gracia, en la absolución sacramental. Sin embargo, por sí misma la contrición imperfecta no alcanza el perdón de los pecados graves, pero dispone a obtenerlo en el sacramento de la Penitencia ( Cf. Cc. de Trento: DS 1678, 1705).

1454  Conviene preparar la recepción de este sacramento mediante un examen de conciencia hecho a la luz de la Palabra de Dios. Los textos más aptos a este respecto se encuentran en el Decálogo y en catequesis moral de los Evangelios y de las Cartas de los apóstoles: Sermón de la montaña y Enseñanzas apostólicas ( Cf. Rm 12- 15; 1Co 12- 13; Ga 5; Ef 4- 6):" ( CIC 1450-1454).

Comentario:

     Es muy útil para preparar el sacramento de la Reconciliación dedicar diariamente unos minutos a revisar en un examen de conciencia nuestras actuaciones:

    ¿ Qué he hecho bien?,  ¿ Qué he hecho mal?,  ¿ qué he podido hacer mejor?
       Con respecto a  Dios, Con respecto a los demás, Con respecto a mí mismo, Con respecto a la naturaleza, la " casa común ".
 

                                 

domingo, 7 de junio de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1446-1449)




                                                     " EL sacramento del Perdón


1446  Cristo instituyó el sacramento de la Penitencia en favor de todos los miembros pecadores de su Iglesia, ante todo para los que, después del Bautismo, hayan caído en pecado grave y así hayan perdido la gracia bautismal y lesionado la comunión eclesial. El sacramento de la Penitencia ofrece a éstos una nueva posibilidad de convertirse y de recuperar la gracia de la justificación. Los Padres de la Iglesia presentan este sacramento como " la segunda tabla ( de salvación) después del naufragio que es la pérdida de la gracia" ( Tertuliano, paen. 4, 2; Cf. Cc. de Trento: DS 1542).

1447  A lo largo de los siglos la forma concreta, según la cual la Iglesia ha ejercido este poder recibido del Señor ha variado mucho. Durante los primeros siglos la reconciliación de los cristianos que habían cometido pecados particularmente graves después de su Bautismo ( por ejemplo, idolatría, homicidio o adulterio), estaba vinculada a una disciplina muy rigurosa según la cual los penitentes debían hacer penitencia pública por sus pecados, a menudo durante largos años, antes de recibir la reconciliación. A este " orden de los penitentes" ( que sólo concernía a ciertos pecados graves) sólo se era admitido raramente y en ciertas regiones una vez en la vida. Durante el siglo VII, los misioneros irlandeses, inspirados en la tradición monástica de Oriente, trajeron a Europa continental la práctica  "privada" de la Penitencia, que no exigía la realización pública y prolongada de obras de penitencia antes de recibir la reconciliación con la Iglesia. El sacramento se realiza desde entonces de una manera más secreta entre el penitente y el sacerdote. Esta nueva práctica preveía la posibilidad de la reiteración del sacramento y abría así el camino a una recepción regular del mismo. Permitía integrar en una sola celebración sacramental el perdón de los pecados graves y de los pecados veniales. A grandes líneas, ésta es la forma de penitencia que la Iglesia practica hasta nuestros días.

1448  A través de los cambios que la disciplina y la celebración de este sacramento han experimentado a lo largo de los siglos, se descubre una misma estructura fundamental. Comprende dos elementos igualmente esenciales: por una parte, los actos del hombre que se convierte bajo la acción del Espíritu Santo, a saber, la contrición, la confesión de los pecados y la satisfacción; y por otra parte, la acción de Dios por ministerio de la Iglesia. Por medio del obispo y de sus presbíteros, la Iglesia en nombre de Jesucristo concede el perdón de los pecados, determina la modalidad de la satisfacción, ora también por el pecador y hace penitencia con él. Así el pecador es curado y restablecido en la comunión eclesial.

1449  La fórmula de absolución en uso en la Iglesia latina expresa el elemento esencial de este sacramento: el Padre de la  misericordia es la fuente de todo perdón. Realiza la reconciliación de los pecadores por la Pascua de su Hijo y el don de su Espíritu, a través de la oración y el ministerio de la Iglesia:

                           Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la                                  resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados,
                          te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y Yo te absuelvo de tus
                          pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo ( OP 102)." 
           (CIC 1446 -1449).

Comentario:

   Para acercarnos al sacramento de la Reconciliación debemos pedir al Espíritu Santo nos ayude a tener humildad para ser sinceros con Dios y con nosotros mismos.

       " La humildad es otro buen camino para llegar a la paz interior- 'El lo ha dicho: ¨Aprended de             mí, que soy manso y humilde de corazón... y encontraréis paz para vuestras almas¨" ( Camino 607 SJM).