domingo, 28 de marzo de 2021

" La vida en Cristo " ( CIC 1691- 1696)

 


                                                        "  Tercera parte

                                                          La vida en Cristo

1691   " Cristiano, reconoce tu dignidad. Puesto que ahora participas de la naturaleza divina, no degeneres volviendo a la bajeza de tu vida pasada. Recuerda a qué Cabeza perteneces y de qué Cuerpo eres miembro. Acuérdate de que has sido arrancado del poder de las tinieblas para ser trasladado a la luz del Reino de Dios" ( San León Magno, serm. 21, 2-3).

1692   El Símbolo de la fe profesa la grandeza de los dones de Dios al hombre por la obra de su creación, y más aún, por la redención y la santificación. Lo que confiesa la fe, los sacramentos lo comunican: por  "los sacramentos que les han hecho renacer", los cristianos han llegado a ser " hijos de Dios" ( Jn 1, 12; 1Jn 3, 1), " partícipes de la naturaleza divina" ( 2P 1, 4). Los cristianos, reconociendo en la fe su nueva dignidad, son llamados a llevar adelante una " vida digna del Evangelio de Cristo" ( Flp 1, 27). Por los sacramentos y la oración reciben la gracia de Cristo y los dones de su espíritu que les capacitan para ello.

1693   Cristo Jesús hizo siempre lo que agradaba al Padre ( Cf. Jn 8,29). Vivió siempre en perfecta comunión con El. De igual modo sus discípulos son invitados a vivir bajo la mirada del Padre " que ve en lo secreto" ( Cf. Mt 6, 6) para ser " perfectos como el Padre celestial es perfecto" ( Mt 5, 48).

1694   Incorporado a Cristo por el Bautismo ( Cf. Rm 6, 5), los cristianos están " muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús" ( Rm 6, 11), participando así en la vida del resucitado ( Cf. Col 2, 12). Siguiendo a Cristo y en unión con El ( Cf. Jn 15, 5), los cristianos pueden ser " imitadores de Dios, como hijos queridos y vivir en el amor" ( Ef 5, 1), confirmando sus pensamientos, sus palabras y sus acciones con " los sentimientos que tuvo Cristo" ( Flp 2, 5) y siguiendo sus ejemplos ( Cf. Jn 13, 12-16).

1695   " Justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios" ( 1Co 6, 11),  "santificados y llamados a ser santos" ( 1Co, 1, 2), los cristianos se convierten en " el templo del Espíritu Santo"( Cf. 1Co 6, 1). Este " Espíritu del Hijo" les enseña a orar al Padre ( Cf. Ga 4, 6) y, haciéndose vida en ellos, les hace obrar ( Cf. Ga 5, 25) para dar los " frutos del Espíritu" ( Ga 5,22) por la caridad operante. Sanando las heridas del pecado, el Espíritu Santo nos renueva interiormente mediante una transformación espiritual ( Cf. Ef 4, 23), nos ilumina y nos fortalece para vivir como  "hijos de la luz" ( Ef 5, 8), " por la bondad, la justicia y la verdad" en todo ( Ef 5,9).

1696   El camino de Cristo " lleva a la vida", un camino contrario " lleva a la perdición" ( Mt 7, 13; Cf. Dt 30, 15-20). La parábola evangélica de los dos caminos está siempre presente en la catequesis de la Iglesia. Significa la importancia de las decisiones morales para nuestra salvación. " Hay dos caminos, el uno de la vida, el otro de la muerte; pero entre los dos, una gran diferencia" ( Didajé, 1, 1)." ( Cic 1691-1696).

Comentario:

Entramos a la tercera parte del Catecismo que nos va a dar la explicación de las bienaventuranzas, la ley moral y los mandamientos. 

San Juan de la Cruz dice " Al final de la vida seremos juzgados en el Amor".Tengamos presente que la religión cristiana no es una doctrina sino la adhesión a una persona Cristo: Dios y hombre verdadero que nos enseñó " Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón con toda tu alma y con toda tu mente y al prójimo como a ti mismo en estos dos mandamientos está contenida toda la ley ".

Por eso debemos esmerarnos en conocer la vida de Jesucristo leyendo los Evangelios y tratando de asemejarnos a El" Qué busques a Cristo, qué encuentres a Cristo Qué ames a Cristo y no le dejarás " SJM

domingo, 21 de marzo de 2021

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1680-1690)

  


                                               " Artículo 2: Las exequias cristianas

1680   Todos los sacramentos, principalmente los de la iniciación cristiana, tienen como fin último la Pascua definitiva del cristiano, es decir, la que a través de la muerte hace entrar al creyente en la vida del Reino. Entonces se cumple en él lo que la fe y la esperanza han confesado: " Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro" ( Símbolo de Nicea-Constantinopla).

                                             I La última pascua del cristiano

1681   El sentido cristiano de la muerte es revelado a la luz del Misterio pascual de la muerte y la resurrección de Cristo, en quien radica nuestra única esperanza. El cristiano que muere en Cristo Jesús  "sale de este cuerpo para vivir con el Señor" ( 2Co 5, 8).

1682   El día de la muerte inaugura para el cristiano, al término de su vida sacramental,la plenitud de su nuevo nacimiento comenzado en el Bautismo, la " semejanza" definitiva a " imagen del Hijo", conferida por la Unción del Espíritu Santo y la participación en el Banquete del Reino anticipado en la Eucaristía, aunque pueda todavía necesitar últimas purificaciones para revestirse de la túnica nupcial.

1683   La Iglesia que, como Madre, ha llevado sacramentalmente en su seno al cristiano durante su peregrinación terrena, lo acompaña al término de su caminar para entregarlo " en las manos del Padre·. La Iglesia ofrece al Padre, en Cristo, al Hijo de su gracia, y deposita en la tierra, con esperanza, el germen del cuerpo que resucitará en la gloria ( Cf. 1Co 15, 42-44). Esta ofrenda es plenamente celebrada en el Sacrificio eucarístico; las bendiciones que preceden y que siguen son sacramentales.

                                              II La celebración de las exequias

1684   Las exequias cristianas son una celebración litúrgica de la Iglesia ( Cf. SC 81-82). El ministerio de la Iglesia pretende expresar también aquí la comunión eficaz con el difunto, y hacer participar en esa comunión a la asamblea reunida para las exequias y anunciarle la vida eterna.

1685   Los diferentes ritos de las exequias expresan el carácter pascual de la muerte cristiana y responden a las situaciones y a las tradiciones de cada región aun en lo referente al color litúrgico ( Cf. SC 81).

1686   El Ordo exequiarum ( OEx) o Ritual de los funerales de la liturgia romana propone tres tipos de celebración de las exequias, correspondientes a tres lugares de su desarrollo ( la casa, la iglesia, el cementerio), y según la importancia que les presten la familia, las costumbres locales, la cultura y la piedad popular. Por otra parte, este desarrollo es común a todas las tradiciones litúrgicas y comprende cuatro momentos principales.

1687   La acogida de la comunidad. El saludo de fe abre la celebración. Los familiares del difunto son acogidos con una palabra de " consolación" ( en el sentido del Nuevo Testamento: la fuerza del Espíritu Santo en la esperanza; Cf. 1Ts 4, 18). La comunidad orante que se reúne espera también " las palabras de vida eterna". La muerte de un miembro de la comunidad  ( o el aniversario, el séptimo o el trigésimo día) es un acontecimiento que debe hacer superar las perspectivas de " este mundo " atraer a los fieles, a las verdaderas perspectivas de la fe en Cristo resucitado.

1688   La liturgia de la Palabra   La celebración de la liturgia de la Palabra en las exequias exige una preparación, tanto más atenta cuanto que la asamblea allí presente puede incluir fieles poco asiduos a la liturgia y amigos del difunto que no son cristianos. La homilía en particular debe " evitar" el género literario de elogio fúnebre ( OEx 41) y debe iluminar el misterio de la muerte cristiana a la luz de Cristo resucitado.

1689   El Sacrificio eucarístico Cuando la celebración tiene lugar en la iglesia, la Eucaristía es el corazón de la realidad pascual de la muerte cristiana ( Cf. OEx 1). La Iglesia expresa entonces su comunión eficaz con el difunto: ofreciendo al Padre, en el Espíritu Santo, el sacrificio de la muerte y resurrección de Cristo, pide que su hijo sea purificado de sus pecados y de sus consecuencias y que sea admitido a la plenitud pascual de la mesa del Reino ( Cf. OEx 57). Así celebrada la Eucaristía, la comunidad de fieles, especialmente la familia del difunto, aprende a vivir en comunión con quien " se durmió en el Señor", comulgando con el Cuerpo de Cristo, de quien es miembro vivo, y orando luego por él y con él.

1690   El adiós (" a Dios") al difunto es " su recomendación a Dios" por la Iglesia. Es el " último adiós por el que la comunidad cristiana despide a uno de sus miembros antes que su cuerpo sea llevado a su sepulcro" ( OEx 10). La tradición bizantina lo expresa con el beso de adiós al difunto:

       Con este saludo final " se canta por su partida de esta vida y por su separación, pero también porque existe una comunión y una reunión. En efecto, una vez muertos no estamos en absoluto separados unos de otros, pues todos recorremos el mismo camino y nos volveremos a encontrar en un mismo lugar. No nos separaremos jamás, porque vivimos para Cristo y ahora están unidos a Cristo, yendo hacia El... estaremos todos juntos en Cristo" ( San Simeón de Tesalónica, De ordine sep.)" .    (CIC 1680-1690).

Comentario:

La vida y la muerte son dones de nuestro Padre Dios que nos Ama con un Amor infinito, recibamos con alegría ambos dones y tratemos de vivir con la esperanza de morir para nosotros mismos y vivir la misma vida de Cristo.

" Nos hiciste Señor para Tí y nuestro corazón vive inquieto hasta que descanse en Tí. " san Agustín  


  

 

  

domingo, 14 de marzo de 2021

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1674- 1679)

 


                                                 " La religiosidad popular

1674   Además de la liturgia sacramental y de los sacramentales, la catequesis debe tener en cuenta las formas de piedad de los fieles y de religiosidad popular. El sentido religioso del pueblo cristiano ha encontrado, en todo tiempo, su expresión de formas variadas de piedad en torno a la vida sacramental de la Iglesia: tales como la veneración de las reliquias, las visitas a santuarios, las peregrinaciones, las procesiones, el Vía Crucis, las danzas religiosas, el Rosario, las medallas, etc. ( Cf. Cc de Nicea II: DS 601; 603; Cc de Trento: DS 1822).

1675   Estas expresiones prolongan la vida litúrgica de la Iglesia, pero no la sustituyen: " Pero conviene que estos ejercicios se organicen teniendo en cuenta los tiempos litúrgicos para que estén de acuerdo con la sagrada liturgia, deriven en cierto modo de ella y conduzcan al pueblo a ella, ya que la liturgia, por su naturaleza, está muy por encima de ellos" ( SC 13).

1676   Se necesita un discernimiento pastoral para sostener y apoyar la religiosidad popular y, llegado el caso, para purificar y rectificar el sentido religioso que subyace en estas devociones y para hacerlas progresar en el conocimiento del Misterio de Cristo ( Cf. CT 54). Su ejercicio está sometido al cuidado y al juicio de los obispos y a las normas generales de la Iglesia ( Cf. CT 54)

       La religiosidad del pueblo, en su núcleo, es un acervo de valores que responde con sabiduría cristiana a los grandes interrogantes de la existencia. La sapiencia popular católica tiene una capacidad de síntesis vital; así conlleva creadoramente lo divino y lo humano; Cristo y María, espíritu y cuerpo; comunión e institución; persona y comunidad; fe y patria; inteligencia y afecto. Esa sabiduría es un humanismo cristiano que afirma, radicalmente, la dignidad de toda persona como hijo de Dios, establece una fraternidad fundamental, enseña a encontrar la naturaleza y a comprender el trabajo y proporciona las razones para la alegría y el humor, aún en medio de una vida muy dura. Esa sabiduría es también para el pueblo un principio de discernimiento, un instinto evangélico por el que capta espontáneamente  cuándo se sirve en la Iglesia al Evangelio y cuándo se lo vacía y asfixia con otros intereses ( Documento de Puebla, 1979, n. 44; Cf. EN 48).

                                                         Resumen

1677   Se llaman sacramentales los signos sagrados instituidos por la Iglesia cuyo fin es preparar a los hombres para recibir el fruto de los sacramentos y santificar las diversas circunstancias de la vida.

1678   Entre los sacramentales, las bendiciones ocupan un lugar importante. Comprenden a la vez la alabanza de Dios por sus obras y sus dones y la intercesión de la Iglesia para que los hombres puedan hacer uso de los dones de Dios según el espíritu de los Evangelios.

1679   Además de la liturgia, la vida cristiana se nutre de formas variadas de piedad popular, enraizadas en las distintas culturas. Esclareciéndolas a la luz de la fe, la Iglesia favorece aquellas formas de religiosidad popular que expresan mejor un sentido evangélico y una sabiduría humana y que enriquece la vida cristiana" ( CIC 1674- 1679).

Comentario:

   Los sacramentales no sustituyen sino que ayudan a centrar nuestra piedad en la persona y la divinidad de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote que nos dió ejemplo de obediencia en la fe hasta la muerte y muerte de Cruz para hacernos partícipes de su divinidad al hacernos hijos de Dios en El.

Siempre debemos entender que los sacramentales son signo del amor que Dios nos tiene no importa cuánto lo hayamos ofendido si nos convertimos y lo amamos sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos encontraremos el camino al Cielo.





domingo, 7 de marzo de 2021

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1667-1673)

 


                                                       " Capítulo cuarto

                                                 Otras celebraciones litúrgicas

                                                Artículo I: Los sacramentales

1667   " La Santa Madre Iglesia instituyó, además, los sacramentales. Estos son signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida" ( SC 60; Cf. CIC can. 1166; CCEO can. 867).

                                                   Características de los sacramentales

1668    Han sido instituidos  por la Iglesia en orden a la  santificación de ciertos ministerios eclesiales, de ciertos estados de vida, de circunstancias muy variadas de la vida cristiana, así como del uso de cosas útiles al hombre. Según las decisiones pastorales de los obispos pueden también responder a las necesidades, a la cultura, y a la historia propias del pueblo cristiano de una región o de una época. Comprenden siempre una oración, con frecuencia acompañada de un signo determinado, como la imposición de la mano, la señal de la cruz, la aspersión con agua bendita ( que recuerda el Bautismo).

1669   Los sacramentales proceden del sacerdocio bautismal: todo bautizado es llamado a ser una  "bendición" ( Cf. Gn 12, 2) y a bendecir ( Cf. Lc 6, 28; Rm 12, 14; 1P 3, 9). Por eso los laicos pueden presidir ciertas bendiciones ( Cf. SC 79; CIC can. 1168); la presidencia de una bendición se reserva al ministerio ordenado ( obispos, presbíteros o diáconos; Cf. Ban 16; 18), en la medida en que dicha bendición afecte más a la vida eclesial y sacramental.

1670   Los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella. " La liturgia de los sacramentos y de los sacramentales hace que, en los fieles bien dispuestos, casi todos los acontecimientos de la vida sean santificados por la gracia divina que emana del misterio pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, de quien reciben su poder todos los sacramentos y sacramentales, y que todo uso honesto de las cosas materiales pueda estar ordenado a la santificación del hombre y a la alabanza de Dios" ( SC 61).

                                                    Diversas formas de sacramentales

1671   Entre los sacramentales figuran en primer lugar las bendiciones ( de personas, de la mesa, de objetos, de lugares ). Toda bendición es alabanza de Dios y oración para obtener sus dones. En Cristo, los cristianos son bendecidos por Dios Padre " con toda clase de bendiciones espirituales " ( Ef 1, 3). Por eso la Iglesia da la bendición invocando el nombre de Jesús y haciendo habitualmente la señal santa de la Cruz de Cristo.

1672   Ciertas bendiciones tienen un alcance permanente: su efecto es consagrar personas a Dios y reservar para el uso litúrgico objetos y lugares. Entre las que están destinadas a personas- que no se han de confundir con la ordenación sacramental- , figuran la bendición del abad o de la abadesa de un monasterio, la consagración de vírgenes y de viudas, el rito de la profesión religiosa y las bendiciones para ciertos ministerios de la Iglesia ( lectores católicos, catequistas, etc). Como ejemplo de las que se refieren a objetos, se puede señalar la dedicación o bendición de una iglesia o de un altar, la bendición de los santos óleos, de los vasos y ornamentos sagrados, de las campanas, etc.

1673   Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del maligno y sustraída a su dominio, se habla de exorcismo. Jesús lo practicó ( Cf. Mc 1, 25s), de El tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcisar ( Cf. Mc 3, 15; 6, 7. 13; 16, 17). En forma simple, el exorcismo tiene lugar en la celebración del Bautismo. El exorcismo solemne sólo puede ser practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo. En estos casos es preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios o liberar del dominio demoníaco, gracias a la autoridad espiritual que Jesús ha confiado a su Iglesia. Muy distinto es el caso de las enfermedades, sobre todo psíquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia médica. Por tanto, es importante asegurarse, antes de celebrar el exorcismo, de que se trata de una presencia del Maligno y no de una enfermedad ( Cf. CIC can. 1172)" ( CIC 1667-1673).

Comentario:

Es muy beneficioso, y lo recomienda el Papa Francisco volver a utilizar en las familias la bendición de la mesa para enseñar a  los hijos a ser agradecidos. Así mismo es recomendable utilizar agua bendita para santiguarse al levantarse y al acostarse para dar gracias a Dios por la vida y ofrecerle nuestro día y nuestro descanso.