martes, 22 de marzo de 2016

"La profesión de la fe" (CIC 290-294)



                                     "II La Creación: obra de la Santísima Trinidad"

"290 " En el principio, Dios creó el cielo y la tierra": tres cosas se afirman en estas primeras palabras de la Escritura: el Dios eterno ha dado principio a todo lo que existe fuera de El. Sólo El es creador ( el verbo "crear"- en hebreo "bara"- tiene siempre por sujeto a Dios). La totalidad de lo que existe ( expresada por la fórmula " el cielo y la tierra") depende de Aquel que le da el ser.

291 " En el principio existía el Verbo...y el Verbo era Dios...Todo fue hecho por él y sin él nada ha sido hecho" ( Jn 1, 1-3). El Nuevo Testamento revela que Dios creó todo por el Verbo Eterno, su Hijo amado. " En El fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra... todo fue creado por él y para él, él existe con anterioridad a todo y todo tiene en él su consistencia" ( Col 1, 16-17). La fe de la Iglesia afirma también la acción creadora del Espíritu Santo: El es el " dador de vida" ( Símbolo de Nicea-Constantinopla), " el Espíritu Creador" ( Veni, Creator Spiritus), la " Fuente de todo bien" ( Liturgia bizantina, Tropario de vísperas de Pentecostés).

292 La acción creadora del Hijo y del Espíritu, insinuada en el Antiguo Testamento ( Cf. Sal 33, 6; 104,30; Gn 1, 2-3), revelada en la Nueva Alianza, inseparablemente una sola con la del Padre, es claramente afirmada por la regla de fe de la Iglesia: " Sólo existe un Dios...es el Padre, es Dios, es el Creador, es el Autor, es el Ordenador. Ha hecho todas las cosas por sí mismo , es decir, por su Verbo y por su Sabiduría" ( San Ireneo, haer. 2, 30,9), " por el Hijo y el Espíritu", que son como " sus manos" ( Ibid., 4, 20, 1). La creación es la obra común de la Santísima Trinidad.

III " El mundo ha sido creado para la Gloria de Dios"

293 Es una verdad fundamental que la Escritura y la Tradición no cesan de enseñar y de celebrar:" El mundo ha sido creado para la gloria de Dios" (Cc Vaticano I: DS 3025). Dios ha creado todas las cosas, explica San Buenaventura, " non propter gloriam augendam, sed propter gloriam manifestandam et propter gloriam suam comunicandam" ( "no para aumentar su gloria, sino para manifestarla y comunicarla", sent. 2, 2, 2, 2,1). Porque Dios no tiene otra razón para crear que su amor y su bondad: " Aperta manu clave amoris creaturae prodierunt" ( " Abierta su mano con la llave del amor surgieron las criaturas", Santo Tomás de A. sent. 2, prol.): Y el Concilio Vaticano I explica.

        En su bondad y por su fuerza todopoderosa, no para aumentar su bienaventuranza, ni para adquirir su perfección, sino para manifestarla por los bienes que otorga a sus criaturas, el sólo verdadero Dios, en su libérrimo designio, en el comienzo del tiempo, creó de la nada a la vez una y otra criatura, la espiritual y la corporal ( DS 3002).

294 La gloria de Dios consiste en que se realice esta manifestación y esta comunicación de su bondad para las cuales el mundo ha sido creado. Hacer de nosotros " hijos adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia" ( Ef 1, 5-6): " Porque la gloria de Dios es el hombre vivo, y la vida del hombre es la visión de Dios: si ya la revelación de Dios por la creación procuró la vida a todos los seres que viven en la tierra, cuánto más la manifestación del Padre por el Verbo procurará la vida a los que ven a Dios" ( S. Ireneo, haer, 4, 20, 7 ). El fin último de la creación es que Dios, " Creador de todos los seres, se hace por fin " todo en todas las cosas" ( 1Co 15, 28), procurando al mismo tiempo su gloria y nuestra felicidad" ( AG 2).

Comentario: Estamos entendiendo el Amor de Dios que en su bondad nos creó para manifestar su gloria y el Amor que tiene por el Hombre. El Papa Francisco nos recuerda este Amor que debe reflejarse en el amor de nosotros por el prójimo, este Año de la Misericordia es la oportunidad de reconciliarnos con nuestro Padre Dios.

lunes, 14 de marzo de 2016

"La profesión de la fe"(CIC 285-289)




"285 Desde sus comienzos, la fe cristiana se ha visto confrontada a respuestas distintas de las suyas sobre la cuestión de los orígenes. Así, en las religiones y culturas antiguas encontramos numerosos mitos, referentes a los orígenes. Algunos filósofos han dicho que todo es Dios, que el mundo es Dios, o que el devenir del mundo es el devenir de Dios ( panteísmo); otros han dicho que el mundo es una emanación necesaria de Dios, que brota de esta fuente y retorna a ella; otros han afirmado incluso la existencia de dos principios eternos, el Bien y el Mal, la Luz y las Tinieblas, en lucha permanente ( Dualismo, maniqueísmo); según algunas de estas concepciones, el mundo ( al menos el mundo, material) sería malo, producto de una caída, y por tanto que se ha de rechazar y superar ( gnosis); otros admiten que el mundo ha sido hecho por Dios, pero a la manera de un relojero que, una vez hecho, lo habría abandonado a él mismo ( deísmo); otros, finalmente, no aceptan ningún origen trascendente del mundo, sino que ven en él el puro juego de una materia que ha existido siempre ( materialismo). Todas estas tentativas dan testimonio de la permanencia y de la universalidad de la cuestión de los orígenes. Esta búsqueda es inherente al hombre.

286 La inteligencia humana puede ciertamente encontrar por sí misma una respuesta a la cuestión de los orígenes. En efecto, la existencia de Dios Creador puede ser conocida con certeza por sus obras gracias a la luz de la razón humana ( Cf. DS:3026), aunque este conocimiento es con frecuencia oscurecido y desfigurado por el error. Por eso la fe viene a confirmar y esclarecer la razón para justa inteligencia de esta verdad: " Por la fe, sabemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de manera que lo que se ve resultase de lo que no aparece" ( Hb 11, 3).

287 La verdad en la creación es tan importante para toda la vida humana que Dios, en su ternura, quiso revelar a su pueblo todo lo que es saludable conocer a este respecto. Más allá del conocimiento natural que todo hombre puede tener del Creador ( Cf. Hch 17; 24- 29; Rm 1, 19-20), Dios reveló progresivamente a Israel el misterio de la creación. El que eligió a los patriarcas, El que hizo salir a Israel de Egipto y que, al escoger a Israel, lo creó y formó ( Is 43, 1), se revela como aquel a quien pertenecen todos los pueblos de la tierra y la tierra entera, como el único Dios que " hizo el cielo y la tierra"! ( Sal 115, 15; 124, 8; 134,3).

288 Así, la revelación de la creación es inseparable de la revelación y de la realización de la Alianza del Dios único, con su Pueblo. La creación es revelada como el primer paso hacia esta Alianza, como el primero y universal testimonio del amor todopoderoso de Dios ( Cf. Gn 15, 5; Jr 33, 19-26). Por eso, la verdad de la creación se expresa con un vigor creciente en el mensaje de los profetas ( Cf. Is 44, 24), en la oración de los salmos ( Cf. Sal 104) y de la liturgia, en la reflexión de la sabiduría ( Cf. Pr 8, 22-31) del Pueblo elegido.

289 Entre todas las palabras de la Sagrada Escritura sobre la creación, los tres primeros capítulos del Génesis ocupan un lugar único. Desde el punto de vista literario, estos textos pueden tener diversas fuentes. Los autores inspirados los han colocado al comienzo de la Escritura de suerte que, expresa en su lenguaje solemne, las verdades de la creación, de su origen y de su fin en Dios, de su orden y de su bondad, de la vocación del hombre, finalmente, del drama del pecado y de la esperanza de la salvación. Leídas a la luz de Cristo, en la unidad de la Sagrada Escritura y en la Tradición viva de la Iglesia, estas palabras siguen siendo la fuente principal para la catequesis de los Misterios del " comienzo": creación, caída, promesa de la salvación." ( CIC 285-289)

Comentario:  Dios, en su bondad, nos revela el Misterio del origen, para que conociendo quienes somos: le alabemos, le adoremos y le demos gracias. El no quiere que ninguno se pierda, sino que todos alcancemos la Vida Eterna " No vino a buscar a los justos sino a los pecadores". " El no se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón" Papa Francisco.

lunes, 7 de marzo de 2016

"La profesión de la fe" (CIC 279-284)




                                                               "Párrafo 4 El Creador"

"279 " En el principio, Dios creó el cielo y la tierra" ( Gn 1,1). Con estas palabras solemnes comienza la Sagrada Escritura. El Símbolo de la fe las recoge confesando a Dios Padre Todopoderoso como "el creador del cielo y de la tierra", "de todo lo visible y lo invisible". Hablaremos, pues, primero del Creador, luego de su creación, finalmente de la caída del pecado de la que Jesucristo, el Hijo de Dios, vino a levantarnos.

280 La creación es el fundamento de "todos los designios salvíficos de Dios","el comienzo de la historia de la salvación" (DCG 51) que culmina en Cristo. Inversamente, el Misterio de Cristo es la luz decisiva sobre el Misterio de la creación; revela el fin en vista del cual," al principio, Dios creó el cielo y la tierra" (Gn 1,1): desde el principio Dios preveía la gloria de la nueva creación en Cristo (Cf. Rm8, 18-23).

281 Por esto, las lecturas de la Noche Pascual, celebración de la creación nueva en Cristo, comienzan con el relato de la creación; de igual modo, en la liturgia bizantina, el relato de la creación constituye siempre la primera lectura de las vigilias de las grandes fiestas del Señor. Según el testimonio de los antiguos, la instrucción de los catecúmenos para el bautismo sigue el mismo camino ( Cf. Aeteria, pereg. 46; San Agustín, catech. 3, 5).

                                                 I La catequesis sobre la Creación

282 La catequesis sobre la Creación reviste una importancia capital. Se refiere a los fundamentos mismos de la vida humana y cristiana: explicita la respuesta de la fe cristiana a la pregunta básica que los hombres de todos los tiempos se han formulado: "¿De dónde venimos?" "¿A dónde vamos?" "¿Cuál es nuestro origen?" "¿Cuál es nuestro fin?""¿ De dónde viene y a dónde va todo lo que existe?" Las dos cuestiones, la del origen y la del fin, son inseparables. Son decisivas para el sentido y la orientación de nuestra vida y nuestro obrar.

283  La cuestión sobre los orígenes del mundo y del hombre es objeto de numerosas investigaciones científicas que ha enriquecido magníficamente nuestros conocimientos sobre la edad y las dimensiones del cosmos, el devenir de las formas vivientes, la aparición del hombre. Estos descubrimientos nos invitan a admirar más la grandeza del Creador, a darle gracias por todas sus obras y por la inteligencia y la sabiduría que da a los sabios e investigadores. Con Salomón, éstos pueden decir:" Fue El quien me concedió el conocimiento verdadero de cuanto existe, quien me dio a conocer la estructura del mundo y las propiedades de los elementos...porque la que todo lo hizo, la Sabiduría, me lo enseñó" ( Sb 7, 17-21).

284 El gran interés que despiertan estas investigaciones está fuertemente estimulado por una cuestión de otro orden, y que supera el dominio propio de las ciencias naturales. No se trata sólo de saber cuándo y cómo ha surgido materialmente el cosmos, ni cuándo apareció el hombre, sino más bien de descubrir cuál es el sentido de tal origen: si está gobernado por  el azar, un destino ciego, una necesidad anónima, o bien por un ser trascendente, inteligente y bueno, llamado Dios. Y si el mundo procede de la sabiduría y la bondad de Dios,¿ por qué existe el mal?, ¿ de dónde viene?, ¿ quién es responsable de él?, ¿ dónde está la posibilidad de liberarse del mal?" (CIC 279-284).

Comentario: Con este aparte del catecismo estamos entrando en la explicación de las preguntas más trascendentales que se hace el ser humano, entender las respuestas nos ayudará a vivir con fe, esperanza y caridad, fiados en la palabra de Dios Padre y Creador.