lunes, 30 de agosto de 2021

" Vida en Cristo" (CIC 1814- 1816)

                                                                              
 


                                                                     " La fe

1814   La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que El nos ha dicho y revelado, y que la  Santa Iglesia nos propone, porque El es la verdad misma. Por la fe " el hombre se entrega entera y libremente a Dios" ( DV 5). Por eso el creyente se esfuerza por conocer y hacer la voluntad de Dios. " El justo vivirá por la fe" ( Rm 1, 17). La fe viva " actúa por la caridad" ( Ga 5, 6).

1815   El don de la fe permanece en el que no ha pecado contra ella ( Cf. Cc. Trento: DS 1545). Pero, " la fe sin obras esta muerta " ( St 2, 26): privada de la esperanza y de la caridad, la fe no une plenamente el fiel a Cristo ni hace de él un miembro vivo de su Cuerpo.

1816   El discípulo de Cristo no debe sólo guardar la fe y vivir de ella, sino también profesarla, testimoniarla con firmeza y difundirla: " Todos vivan preparados para confesar a Cristo delante de los hombres y a seguirle por el camino de la cruz en medio de las persecuciones que nunca faltan a la Iglesia" ( LG 42; Cf. DH 14). El servicio y el testimonio de la fe son requeridos para la salvación" Todo aquel que se declare por mí ante los hombres yo también me declararé por él ante mi Padre que está  en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos" ( Mt 10, 32-33). " ( CIC 1814-1816).

Comentario:

Fe, esperanza y caridad corresponden, en cierto sentido, a " las tres dimensiones del tiempo: la obediencia de la fe acepta la Palabra que viene de la eternidad, y, promulgada en la historia, se transforma en amor, en presente, y abre así la puerta de la esperanza"( J. Ratzinger, Communio. Un programa  teológico y eclesial, Encuentro, Barcelona 2013, p. 303) . La fe nos precede: nos dice de dónde venimos, pero también adónde vamos; no es solo memoria del pasado, sino también luz que ilumina el futuro: nos abre a la esperanza, nos proyecta hacia la vida. Y, en el centro del hilo tendido entre estos dos polos, se despliega la caridad, que se conjuga siempre en tiempo presente. Con la fuerza de la fe y la confianza de la esperanza, podemos decirnos: aquí y ahora, en esta persona, en esta situacíón yo puedo ser, con todas mis limitaciones, luz de Dios, amor de Dios.   

 

domingo, 22 de agosto de 2021

" Vida en Cristo" ( CIC 1810- 1813)

 


                                                           " Las virtudes y la gracia

1810   Las virtudes humanas adquiridas mediante la educación, mediante actos deliberados, y una perseverancia, reanudada siempre en el esfuerzo, son purificadas y elevadas por la gracia divina. Con la ayuda de Dios forjan el carácter y dan soltura en la práctica del bien. El hombre virtuoso es feliz al practicarlas.

1811   Para el hombre herido por el pecado no es fácil guardar el equilibrio moral. El don de la salvación por Cristo nos otorga la gracia necesaria para perseverar en la búsqueda de las virtudes. Casa cual debe pedir siempre esta gracia de luz y fortaleza, recurrir a los sacramentos, cooperar con el Espíritu Santo, seguir sus invitaciones a amar el bien y guardarse del mal.

                                                               II Las virtudes teologales

1812   Las virtudes humanas se arraigan en las virtudes teologales que adaptan las facultades del hombre a la participación de la naturaleza divina ( Cf. 2P 1, 4). Las virtudes teologales se refieren directamente a Dios. Disponen a los cristianos a vivir en relación con la Santísima Trinidad. Tienen como origen, motivo y objeto a Dios Uno y Trino.

1813   Las virtudes teologales fundan, animan y caracterizan el obrar moral del cristiano. Informan y vivifican todas las virtudes morales. Son infundidas por Dios en el alma de los fieles para hacerlos capaces de obrar como hijos suyos y merecer la vida eterna. Son la garantía de la presencia y la acción del Espíritu Santo en las facultades del ser humano. Tres son las virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad ( Cf. 1Co 13, 13)". ( CIC 1810-1813).

Comentario:

Para el crecimiento de las virtudes debemos seguir el consejo de los santos de tratar al Espíritu Santo que es nuestro santificador en la oración frecuente y en la recepción de los sacramentos.


domingo, 15 de agosto de 2021

" Vida en Cristo" ( CIC 1803-1809)

 

                                              " Artículo 7: Las virtudes

1803   " Todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta" ( Flp 4, 8.

La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien. Permite a la persona no sólo realizar actos buenos ,sino dar lo mejor de sí misma. Con todas sus fuerzas sensibles y espirituales, la persona virtuosa tiende hacia el bien, lo busca y lo elige a través de acciones concretas.

   El objetivo de una vida virtuosa consiste en llegar a  ser semejante a Dios ( San Gregorio de Nisa, beat. 1).

                                                         I Las virtudes humanas

1804   Las virtudes humanas son actitudes firmes, disposiciones estables, perfecciones habituales del entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe. Proporcionan facilidad, dominio y gozo para llevar una vida moralmente buena. El hombre virtuoso es el que practica libremente el bien.

Las virtudes morales se adquieren mediante las fuerzas humanas. Son los frutos y los gérmenes de los actos moralmente buenos. Disponen todas las potencias del ser humano para armonizarse con el amor divino.       

                                            Distinción de las virtudes cardinales

1805   Cuatro virtudes desempeñan un papel fundamental. Por eso se las llama " cardinales"; todas las demás se agrupan en torno a ellas. Estas son: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. " "Amas la justicia? Las virtudes son el fruto de sus esfuerzos, pues ella enseña la templanza y la prudencia, la justicia y la fortaleza" ( Sb 8, 7). Bajo otros nombres estas virtudes son alabadas en numerosos pasajes de la Escritura.

1806   La prudencia es la virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo. " El hombre cauto medita sus pasos" ( Pr 14, 15). " Sed sensatos y sobrios para daros a la oración" ( 1P 4, 7). La prudencia es la " regla recta de la acción", escribe Santo Tomás ( s. th. 2-2, 47, 2), siguiendo a Aristóteles. No se confunde ni con la timidez o el temor, ni con la doblez o la disimulación. Es llamada " auriga virtum": conduce las otras virtudes indicándoles regla y medida. Es la prudencia quien guía directamente el juicio de conciencia. El hombre prudente decide y ordena su conducta según  este juicio. Gracias a esta virtud aplicamos sin error los principios morales a los casos particulares y superamos las dudas sobre el bien que debemos hacer y el mal que debemos evitar.

1807   La justicia es la virtud moral que consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido. La justicia para con Dios es llamada " la virtud de la religión". Para con los hombres, la justicia dispone a respetar los derechos de cada uno y a establecer en las relaciones humanas la armonía que promueve la equidad respecto a las personas y al bien común. El hombre justo, evocado con frecuencia en las Sagradas Escrituras, se distingue por la rectitud habitual de sus pensamientos y de su conducta con el prójimo. " Siendo juez no hagas injusticia, ni por favor del pobre, ni por respeto al grande: con justicia juzgarás a tu prójimo" ( Lv 19, 15). " Amos, dad a vuestros esclavos lo que es justo y equitativo, teniendo presente que también vosotros tenéis un Amo en el cielo" ( Col 4, 1).

1808   La fortaleza es la virtud moral que asegura en las dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien. Reafirma la resolución de resistir a las tentaciones y de superar los obstáculos en la vida moral. La virtud de la fortaleza hace capaz de vencer el temor, incluso a la muerte, y de hacer frente a las pruebas y a las persecuciones. Capacita para ir hasta la renuncia y el sacrificio de la propia vida por defender una causa justa. " Mi fuerza y mi cántico es el Señor" ( Sal 118, 14). " en el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ ánimo! Yo he vencido al mundo" ( Jn 16, 33).

1809   La templanza es la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad. La persona moderada orienta hacia el bien sus apetitos sensibles, guarda una sana discreción y no se deja arrastrar " para seguir la pasión de su corazón" ( Si 5, 2; Cf. 37, 27-31). La templanza es a menudo alabada en el Antiguo Testamento: " No vayas detrás de tus pasiones, tus deseos refrena" ( Si 18, 30). En el Nuevo Testamento es llamada " moderación" o " sobriedad". Debemos " vivir con moderación, justicia y piedad en el siglo presente" ( Tt 2, 12)

Vivir bien no es otra cosa que amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todo el obrar. Quien no obedece más que a El ( lo cual pertenece a la justicia), quien vela para discernir todas las cosas por miedo a dejarse sorprender por la astucia y la mentira ( lo cual pertenece a la prudencia), le entrega un amor entero ( por la templanza), que ninguna desgracia puede derribar ( lo cual pertenece a la fortaleza)( San Agustín, mor. eccl. 1, 25, 46 )." ( CIC 1803-1809)

Comentario:

El crecimiento espiritual se apoya en el crecimiento de las virtudes sobrenaturales: Fe, Esperanza y Caridad que son virtudes infusas en el sacramento del Bautismo y que pedimos en la oración a Dios  "Auméntame la fe, auméntame la esperanza , auméntame el amor", y con ellas las virtudes cardinales de  prudencia, justicia, fortaleza y templanza. 

 

 

domingo, 8 de agosto de 2021

" Vida en Cristo" ( CIC 1795-1802)

 

                                                        " Resumen

1795   'La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella" ( GS 16).

1796   La conciencia moral es un juicio de la razón por el que la persona humana reconoce la calidad moral de un acto concreto.

1797   Para el hombre que ha cometido el mal, el veredicto de su conciencia constituye una garantía de conversión y de esperanza.

1798   Una conciencia bien formada es recta y veraz. Formula sus juicios según la razón, conforme al bien verdadero querido por la sabiduría del Creador. Cada cual debe poner los medios para formar su conciencia

1799   Ante una decisión moral, la conciencia puede formar un juicio recto de acuerdo con la razón y la ley divina o, al contrario, juicio erróneo que se aleja de ellas.

1800   El ser humano debe obedecer siempre el juicio cierto de su conciencia.

1801   La conciencia moral puede permanecer en la ignorancia o formar juicios erróneos. Estas ignorancias y estos errores no están siempre exentos de culpabilidad.

1802   La Palabra de Dios es una luz para nuestros pasos. Es preciso que la asimilemos en la fe y en la oración, y la pongamos en práctica. Así se forma la conciencia moral.

Comentario

Al recibir el Bautismo hemos recibido tres regalos: Fe, Esperanza y Caridad, que debemos cuidar y mantener vivos con la oración, la mortificación y las lecturas espirituales que hacen crecer esos dones recibidos manteniendo firme nuestra fe alegre la esperanza y cuidando a nuestros hermanos con el mismo amor conque Cristo nos ama.

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jueves, 5 de agosto de 2021

" Vida en Cristo" ( CIC 1790-1794)

 


                                                            " IV El juicio erróneo

1790   La persona humana debe obedecer siempre el juicio cierto de su conciencia. Si obrase deliberadamente contra este último, se condenaría a sí mismo. Pero sucede que la conciencia moral puede estar afectada por la ignorancia y puede formar juicios erróneos sobre actos proyectados o ya cometidos.

1791   Esta ignorancia puede con frecuencia ser imputada a la responsabilidad personal. Así sucede "cuando el hombre no se preocupa de buscar la verdad y el bien y, poco a poco, por el hábito del pecado, la conciencia se queda casi ciega" ( GS 16). En estos casos, la persona es culpable del mal que comete.

1792   El desconocimiento de Cristo y de su Evangelio, los malos ejemplos recibidos de otros, la servidumbre de las pasiones, la pretensión de una mal entendida autonomía de la conciencia, el rechazo de la autoridad, de la Iglesia y de su enseñanza, la falta de conversión y de caridad, pueden conducir a desviaciones del juicio en la conducta moral.

1793   Si por el contrario, la ignorancia es invencible, o el juicio erróneo sin responsabilidad del sujeto moral, el mal cometido por la persona no puede serle imputado. Pero no deja de ser un mal moral, una privación, un desorden. Por tanto, es preciso trabajar por corregir la conciencia moral de sus errores.

1794   La conciencia buena y pura es iluminada por la fe verdadera. Porque la caridad procede al mismo tiempo " de un corazón limpio, de una conciencia recta y de una fe sincera" ( 1Tm 1, 5; 3, 9; 2Tm 1, 3; 1P 3, 21; Hch 24,16).

   Cuanto mayor es el predominio de la conciencia recta, tanto más las personas y los grupos se apartan del arbitrio ciego y se esfuerzan por adaptarse a las normas objetivas de la moralidad ( GS 16)." ( CIC 1790-1794).

Comentario:

Es responsabilidad de padres y educadores dar a los hijos y estudiantes la formación moral apegada a la ley de Dios y con el ejemplo de una vida coherente con la ley moral.