domingo, 24 de octubre de 2021

" Vida en Cristo" ( CIC 1865-1869)

 


                                                      " La proliferación del pecado

1865   El pecado crea una facilidad para el pecado, engendra el vicio por la repetición de actos. De ahí resultan inclinaciones deviadas que oscurecen la conciencia y corrompen la valoración concreta del bien y del mal. Así el pecado tiende a reproducirse y a reforzarse, pero no puede destruir el sentido moral hasta su raíz.

1866   Los vicios pueden ser catalogados según las virtudes a que se oponen, o también pueden ser referidos a los pecados capitales que la experiencia cristiana ha distinguido siguiendo a San Juan Casiano y a san Gregorio Magno ( mor.31,45). Son llamados capitales porque generan otros pecados, otros vicios. Son la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la lujuria, la gula, la pereza.

1867   La tradición catequética recuerda también que existen " pecados que claman al cielo". Claman al cielo: la sangre de Abel ( Cf. Gn 4, 10); el pecado de los sodomitas ( Cf. Gn 18, 20; 19, 13); el clamor del pueblo oprimido en Egipto ( Cf. Ex 3, 7-10); el lamento del extranjero, de la viuda y el huérfano ( Cf. Ex 22, 20.22); la injusticia para con el asalariado ( Cf. Dt 24, 14-15; Jc 5, 4).

1868   El pecado es un acto personal. Pero nosotros tenemos una responsabilidad en los pecados cometidos por otros cuando cooperamos a ellos:

-- participando directa y voluntariamente;

-- ordenándolos, aconséjandolos, alabándolos o aprobándolos;

-- no revelándolos o no impidiéndolos cuando se tiene obligación de hacerlo; 

--  protegiendo a los que hacen el mal.

1869   Así el pecado convierte a los hombres en cómplices unos de otros, hace reinar entre ellos la concupiscencia, la violencia y la injusticia. Los pecado provocan situaciones sociales e instituciones contrarias a la bondad divina. Las " estructuras de pecado" son expresión y efecto de los pecados personales. Inducen a sus víctimas a cometer a su vez el mal. En un sentido analógico constituyen un " pecado social" ( Cf. RP 16)". ( CIC 1865-1869).

Comentario:

Recordar y repasar los pecados llamados capitales nos puede ayudar para hacer un examen de conciencia general que nos ayude a identificar las faltas dominantes en nuestro comportamiento familiar, social y en nuestra relación con Dios.

Si realmente queremos llegar al cielo haciendo la voluntad de nuestro padre Dios debemos empeñarnos en pedir la gracia de la fe, la esperanza y la caridad, Dios no nos abandona si sinceramente se lo pedimos su misericordia es eterna y " El es lento a la ira y rico en misericordia"

domingo, 17 de octubre de 2021

" Vida en Cristo" ( CIC 1854-1864)

 


                                                 " IV La Gravedad del pecado: pecado mortal

                                                       y venial

1854   Conviene valorar los pecados según su gravedad. La distinción entre pecado mortal y venial, perceptible ya en la Escritura ( Cf. Jn 5, 16-17) se ha impuesto en la tradición de la Iglesia. La experiencia de los hombres la corroboran.

1855   El pecado mortal destruye la caridad en el corazón del hombre por una infracción grave de la ley de Dios; aparta al hombre de Dios, que es su fin último y su bienaventuranza, prefieren un bien inferior.

El pecado venial deja subsistir la caridad, aunque la ofende y la hiere.

1856   El pecado mortal, que ataca en nosotros el principio vital que es la caridad, necesita una nueva iniciativa de la misericordia de Dios y una conversión del corazón que se realiza ordinariamente en el marco del sacramento de la Reconciliación:

   Cuando la voluntad se dirige a una cosa de suyo contraria a la caridad por la que estamos ordenados al fin último, el pecado por su objeto mismo, tiene causa para ser mortal..., sea contra el amor de Dios, como la blasfemia, el perjurio, etc..., o contra el amor al prójino, como el homicidio, el adulterio,etc... En cambio, cuando la voluntad del pecador se dirige a veces a una cosa que contiene en sí un desorden, pero que sin embargo no es contraria al amor de Dios y del prójimo, como una palabra ociosa, una risa superflua, etc.., tales pecados son veniales ( Santo Tomás de A., s. th. 1-2, 88, 2).

1857   Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones: " Es pecado mortal lo que tiene como objeto una materia grave y que, además, es cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento" ( RP 17).

1858   La materia grave es precisada por los Diez mandamientos según la respuesta de Jesús al joven rico: " No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes testimonio falso, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre " ( Mc 10, 19). La gravedad de los pecados es mayor o menor: un asesinato es más grave que un robo. La cualidad de las personas lesionadas cuenta también: la violencia ejercida contra los padres es más grave que la cometida contra un extraño".

1859   El pecado mortal requiere plena conciencia y entero consentimiento. Presupone el conocimiento del carácter pecaminoso del acto, de su oposición a la Ley de Dios. Implica también un consentimiento suficientemente deliberado para ser una elección personal. La ignorancia afectada y el endurecimiento del corazón ( Cf. Mc 3, 5-6: Lc 16, 19-31) no disminuyen, sino aumentan, el carácter voluntario del pecado.

1860   La ignorancia involuntaria puede disminuir, si no excusar la imputabilidad de una falta grave, pero se supone que nadie ignora los principios de la ley moral que están inscritos en la conciencia de todo hombre. Los impulsos de la sensibilidad, las pasiones, pueden igualmente reducir el carácter voluntario y libre de la falta, lo mismo que las presiones exteriores o los transtornos patológicos. El pecado más grave es el que se comete por malicia, por elección deliberada del mal.

1861   El pecado mortal es una posibilidad radical de la libertad humana como lo es también el amor. Entraña la pérdida de la caridad y la privación de la gracia santificante, es decir, del estado de gracia. Si no es rescatado por el arrepentimiento y el perdón de Dios, causa la exclusión del Reino de Cristo y la muerte eterna del infierno; de modo que nuestra libertad tiene poder de hacer elecciones para siempre, sin retorno. Sin embargo, aunque podamos juzgar que un acto es en sí una falta grave, el juicio sobre las personas debemos confiarlo a la justicia y a la misericordia de Dios.

1862   Se comete un pecado venial cuando no se observa en una materia leve la medida prescrita por la ley moral, o cuando se desobedece a la ley moral en materia grave, pero sin pleno conocimiento o sin entero consentimiento.

1863   El pecado venial debilita la caridad; entraña un afecto desordenado a bienes creados; impide el progreso del alma en el ejercicio de las virtudes y la práctica del bien moral; merece penas temporales. El pecado venial deliberado y que permanece sin arrepentimiento nos dispone poco a poco a cometer el pecado mortal. No obstante, el pecado venial, no rompe la Alianza con Dios. " No priva de la gracia santificante de la amistad con Dios, de la caridad, ni, por tanto, de la bienaventuranza eterna" ( RP 17).

El hombre, mientras permanece en la carne, no puede evitar todo pecado, al menos los pecados leves. Pero estos pecados, que llamamos leves, no los consideres poca cosa: si no los tienes por tales cuando los pesas, tiembla cuando los cuentas. Muchos objetos pequeños hacen una gran masa; muchas gotas de agua llenan un río. Muchos granos hacen un montón ¿ Cuál es entonces nuestra esperanza? Ante todo, la confesión... ( San Agustín, ep. Jo 1, 6).

1864   " Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada" ( Mt 12, 31; Cf. Mc 3, 29; Lc 12, 10). No hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento, rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo ( Cf. DeV 46). Semejante endurecimiento puede conducir a la condenación final y a la perdición eterna." ( CIC 1854-1864).

Comentario:

En la oración diaria con Jesucristo Nuestro Señor, podemos pedirle luces para identificar nuestros defectos dominantes, o pecados y gracia para arrepentirnos y hacer propósitos de corregirlos. " Te basta mi gracia" 



 



  



lunes, 11 de octubre de 2021

" Vida en Cristo" ( CIC 1849-1853)

 


                                                          " II Definición de pecado

1849   El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta;es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sido definido como " una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna " ( San Agustín, Faust. 22, 27; Santo Tomás de A., th.,1-2,71.6)

1850   El pecado es una ofensa Dios. " Contra tí, contra tí sólo he pecado, lo malo a tus ojos cometí" ( Sal 51, 6). El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de El nuestros corazones. Como el primer pecado, es una desobediencia, una rebelión contra Dios por el deseo de " hacerse dioses", pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal ( Gn 3, 5). El pecado es así" amor de sí hasta el desprecio de Dios" ( San Agustín, civ. 1, 14, 28). Por esta exaltación orgullosa de sí el pecado es diametralmente opuesto a la obediencia de Jesús que realiza la salvación ( Cf. Flo 2, 6-9).

1851   En la Pasión, la misericordia de Cristo vence al pecado. En ella, es donde éste manifiesta mejor su violencia y su multiplicidad: incredulidad, rechazo y burlas por parte de los jefes y del pueblo, debilidad de Pilato y crueldad de los soldados, traición de Judas tan dura a Jesús, negaciones de Pedro y abandono de los discípulos. Sin embargo, en la hora misma de las tinieblasy del príncipe de este mundo " Cf. Jn 14, 30), el sacrificio de Cristo se convierte secretamente en la fuente de la que brotará inagotable el perdón de nuestros pecados.

                                                   III La diversidad de pecados

1852   La variedad de pecados es grande. La Escritura contiene varias listas. La carta a los Gálatas opone las obras de la carne al fruto del Espíritu: " Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios" ( 5, 19-21); Cf. Rm 1, 28-32; 1Co5, 9-10; Ef 5, 3-5; Col 3, 5-8; 1Tm 1, 9-10; 2Tm 3, 2-5).

1853   Se pueden distinguir los pecados según su objeto, como en todo acto humano, o según las virtudes a las que se oponen, por exceso o por defecto, o según los mandamientos que quebrantan. Se los puede agrupar también según que se refieran a Dios, al prójimo o a sí mismo; se los puede dividir en pecados espirituales y carnales, o también en pecados de pensamiento, palabra, acción u omisión. La raíz del pecado está en el corazón del hombre, en su libre voluntad, según la enseñanza del Señor " De dentro del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias. Esto es lo que hace impuro al hombre" ( Mt 15, 19-20). En el corazón reside también la caridad, principio de las obras buenas y puras, a la que hiere el pecado." (CIC 1849-1853).

Comentario:

Nos hace mucho bien estudiar y recordar este tema porque a veces nos olvidamos que no sólo existe el pecado como ofensa a Dios, al prójimo y a nosotros mismos sino que minimizamos la gravedad de estos pecados quitando la importancia que tiene por ejemplo, faltar al tercer mandamiento de santificar las fiestas y por menos de nada no asistimos a la misa dominical y creemos que la virtual es suficiente. O juramos por Dios en naderías, o desobedecemos la autoridad de los padres, maestros o autoridades. O no pagamos los impuestos debidos...etc. 

Olvidamos también los pecados de omisión: Pudiendo ayudar en obras de caridad no lo hacemos, gastamos en cosas superfluas, pensamos mal del prójimo... 

Que el Espíritu Santo nos ilumine para hacer una buena confesión y propósitos de enmienda firmes.





lunes, 4 de octubre de 2021

" Vida en Cristo" ( CIC 1846-1848)

 


                                                           " Artículo 8 : El Pecado

                                                     I  La misericordia y el pecado

1846   El Evangelio es la revelación, en Jesucristo, de la misericordia de Dios con los pecadores ( Cf. Lc 15). El ángel anuncia a José: " Tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados" ( Mt 1, 21). Y en la institución de la Eucaristía, sacramento de la redención, Jesús dice: " Esta es mi sangre de la alianza, que va a ser derramada por muchos para remisión de los pecados" ( Mt 26, 28).

1847   " Dios nos ha creado sin nosotros, pero no ha querido salvarnos sin nosotros" ( San Agustín, serm. 169, 11, 13). La acogida de su misericordia exige de nosotros la confesión de nuestras faltas. " Si decimos: ' No tenemos pecado', nos engañamos y la verdad no está en  nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia " ( 1Jn 1, 8-9 ).

1848   Como afirma san Pablo, " donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia" ( Rm 5, 20). Pero para hacer su obra, la gracia debe descubrir el pecado convertir nuestro corazón y conferirnos " la justicia para la vida eterna por Jesucristo Nuestro Señor" ( Rm 5, 20'21). Como un médico que descubre la herida antes de curarla, Dios mediante su palabra y su espíritu, proyecta una luz viva sobre el pecado:

   La conversión exige el reconocimiento del pecado, y éste siendo una verificación de la acción del Espíritu de la verdad en la intimidad del hombre, llega a ser al mismo tiempo el nuevo comienzo de la dádiva de la gracia y del amor: " Recibid el Espíritu Santo". Así, pues, en este " convencer en lo referente al pecado" descubrimos una ' doble dádiva' : el don de la verdad, de la conciencia y el don de la certeza de la redención. El Espíritu de la verdad es el Paráclito ( DeV 31)." ( CIC 1846-1848).

Comentario:

Tengamos presente que nuestra patria es el cielo y nuestro redentor Jesucristo, segunda persona de la Santísima Trinidad, El es la roca que cimenta nuestra vida es el médico que cura nuestras heridas porque sufrió como uno de nosotros, pero si nosotros negamos el pecado y queremos salvarnos sin negarnos a nosotros mismos haciendo nuestra voluntad y no la voluntad de Dios siendo dóciles a las mociones del Espíritu Santo en nuestro corazón, no entraremos en la Patria prometida. " No todo el que dice Señor, Señor entrará en el Reino de los cielos", sino áquel que hace la voluntad de mi Padre."