domingo, 27 de diciembre de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1612-1617)

 


                                                 " El Matrimonio en el Señor

1612   La alianza nupcial entre Dios y su pueblo Israel había preparado la nueva y eterna alianza mediante la que el Hijo de Dios, encarnándose y dando su vida, se unió en cierta manera con toda la humanidad salvada por El ( Cf. GS 22), preparando así las " bodas del Cordero" ( Ap 19, 7.9).

1613   En el umbral de su vida pública, Jesús realiza su primer signo- a petición de su Madre- con ocasión de un banquete de bodas ( Cf. Jn 2, 1-11). La Iglesia concede una gran importancia a la presencia de Jesús en las bodas de Caná. Ve en ella la confirmación de la bondad del Matrimonio y el anuncio de que en adelante el Matrimonio será un signo eficaz de la presencia de Cristo.

1614   En su predicación Jesús enseñó sin ambigüedad el sentido original de la unión del hombre y la mujer, tal como el Creador la quiso al comienzo: la autorización, dada por Moisés , de repudiar a su mujer era una concesión a la dureza del corazón ( Cf. Mt 19,8); la unión matrimonial del hombre y la mujer es indisoluble: Dios mismo la estableció: " Lo que Dios unió, que no lo separe el hombre" ( Mt 19, 6).

1615   Esta insistencia, inequívoca, en la indisolubilidad del vínculo matrimonial pudo causar perplejidad y aparecer como una exigencia irrealizable ( Cf. Mt 19, 10). Sin embargo, Jesús no impuso a los esposos una carga imposible de llevar y demasiado pesada ( Cf. Mt 11, 29-30), más pesada que la ley de Moisés. Viviendo para restablecer el orden inicial de la creación perturbado por el pecado, da la fuerza y la gracia para vivir el Matrimonio en la dimensión nueva del Reino de Dios. Siguiendo a Cristo, renunciando a sí mismos, tomando sobre sí sus cruces ( Cf. Mt 8, 34), los esposos podrán  "comprender" ( Cf. Mt 19, 11) el sentido original del Matrimonio y vivirlo con la ayuda de Cristo. Esta gracia del Matrimonio cristiano es un fruto de la cruz de Cristo, fuente de toda la vida cristiana.

1616   Es lo que el apóstol Pablo da a entender diciendo: " Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla" ( Ef 5, 25-26), y añadiendo enseguida: ' Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne' . Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y a la Iglesia" ( Ef 5, 31-32).

1617   Toda la vida cristiana está marcada por el amor esponsal de Cristo y de la Iglesia. Ya el Bautismo, entrada en el Pueblo de Dios, es un misterio nupcial. Es, por así decirlo, como el baño de bodas ( Cf. Ef 5, 26-27) que precede al banquete de bodas, la Eucaristía. El Matrimonio cristiano viene a ser por su parte signo eficaz, sacramento de la alianza de Cristo y de la Iglesia. Puesto que es signo y comunicación de la gracia, el Matrimonio entre bautizados es un verdadero sacramento de la Nueva Alianza ( Cf. DS 1800: Cf. CIC can. 1055,2)." ( CIC 1612-1617).

Comentario:

El Matrimonio debemos verlo como una vocación cristiana por eso " Los casados están llamados a santificar su matrimonio y a santificarse en esa unión; cometerían por eso un grave error, si edificaran su conducta espiritual a espaldas y al margen de su hogar. La vida familiar, las relaciones conyugales, el cuidado y la educación de los hijos, el esfuerzo por sacar económicamente adelante a la familia y por asegurarla y mejorarla, el trato con las otras personas que constituyen la comunidad social, todo eso son situaciones humanas y corrientes que los esposos cristianos deben sobrenaturalizar" ( SJM Cristo que pasa, Homilía El matrimonio, vocación cristiana, 23). 





domingo, 20 de diciembre de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1606-1611)

 


                               " El matrimonio bajo la esclavitud del pecado


1606   Todo hombre, tanto en su entorno como en su propio corazón, vive la experiencia del mal. Esta experiencia se hace sentir también en las relaciones entre el hombre y la mujer. En todo tiempo, la unión del hombre y la mujer vive amenazada por la discordia, el espíritu de dominio, la infidelidad, los celos y conflictos que pueden conducir hasta el odio y la ruptura. Este desorden puede manifestarse de manera más o menos aguda, y puede ser más o menos superada, según las culturas, las épocas, los individuos, pero siempre aparece como algo de carácter universal.

1607   Según la fe, este desorden que constatamos dolorosamente, no se origina en la naturaleza del hombre y de la mujer, ni en la naturaleza de sus relaciones, sino en el pecado. El primer pecado, ruptura con Dios, tiene como consecuencia primera la ruptura de la comunión original entre el hombre y la mujer. Sus relaciones quedan distorsionadas por agravios recíprocos ( Cf. Gn 3, 12); su atractivo mutuo, don propio del creador ( Cf. Gn 2, 22), se cambia en relaciones de dominio y concupiscencia ( Cf. Gn 3, 16B); la hermosa vocación del hombre y de la mujer de ser fecundos, de multiplicarse y someter la tierra  ( Cf. Gn 1, 28) queda sometida a los dolores del parto y los esfuerzos de ganar el pan ( Cf. Gn 3, 16-19).

1608   Sin embargo, el orden de la Creación subsiste aunque gravemente perturbado. Para sanar las heridas del pecado, el hombre y la mujer necesitan la ayuda de la gracia que Dios, en su misericordia infinita, jamás les ha negado ( Cf. Gn 3, 21). Sin esta ayuda, el hombre y la mujer no pueden llegar a realizar la unión de sus vidas en orden a la cual Dios los creó " al comienzo".

                                    El matrimonio bajo la pedagogía de la 

                                    antigua Ley

 1609   En su misericordia, Dios no abandonó al hombre pecador. Las penas que son consecuencia del pecado, " los dolores del parto" ( Gn 3, 16), el trabajo " con el sudor de tu frente" ( Gn 3, 19), constituyen también remedios que limitan los daños del pecado. Tras la caída, el Matrimonio ayuda a vencer el repliegue sobre sí mismo, el egoísmo, la búsqueda del propio placer, y al abrirse otro, a la ayuda mutua, al don de sí. 

1610   La conciencia moral relativa a la unidad e indisolubilidad del Matrimonio se desarrolló bajo la pedagogía de la Ley antigua. La poligamia de los patriarcas y de los reyes no es todavía criticada de una manera explícita. No obstante, la Ley dada por Moisés se orienta a proteger a la mujer contra un dominio arbitrario del hombre, aunque ella lleve también, según la palabra del Señor, las huellas de la  "dureza del corazón" de la persona humana, razón por la cual Moisés permitió el repudio de la mujer (Cf. Mt 19, 8; Dt 24, 1).

1611   Contemplando la Alianza de Dios con Israel bajo la imagen de un amor conyugal exclusivo y fiel ( Cf. Os 1-3; Is 54, 62; Jr 2-3.31; Ez 16, 62; 23), los profetas fueron preparando la conciencia del Pueblo elegido para una comprensión más profunda de la unidad y de la indisolubilidad del Matrimonio ( Cf. Mt 2, 13-17). Los libros de Ruth y de Tobías dan testimonios conmovedores del sentido hondo del Matrimonio, de la fidelidad y de la ternura de los esposos. La Tradición ha visto siempre en el Cantar de los Cantares una expresión única del amor humano, en cuanto éste es reflejo del amor de Dios, amor  "fuerte como la muerte" que " las grandes aguas no pueden anegar" ( CT 8, 6-7)" ( CIC 1606-1611).

Comentario:

El matrimonio es una vocación que también exige cuidar los detalles para que sea duradero y fecundo, estudio y  generosidad son dos virtudes que siempre ayudan a "hacer lo que debes hacer cuando lo debes hacer". Cuando hay amor la convivencia es posible roto el amor debemos restaurarlo para seguir adelante y Dios nunca nos niega su gracia si la pedimos con insistencia.


  

domingo, 13 de diciembre de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1601-1605)

 


                                           " Artículo 7: El sacramento del Matrimonio


1601   " La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados" ( CIC can. 1055, 1).

                                       I El Matrimonio en el plan de Dios

1602   La Sagrada Escritura se abre con el relato de la creación del hombre y de la mujer a imagen y semejanza de Dios ( Gn 1, 26-27) y se cierra con la visión de las " bodas del Cordero" ( Ap 19, 7, 9). De un extremo a otro la Escritura habla del Matrimonio y de su 2 misterio", de su institución y del sentido que Dios le dio, de su origen y de su fin, de sus realizaciones diversas a lo largo de la historia de la salvación, de sus dificultades nacidas del pecado y de su renovación " en el Señor" ( 1Co 7, 39) todo ello en la perspectiva de la Nueva Alianza de Cristo y de la Iglesia ( Cf. Ef 5, 31- 32).


                                          El Matrimonio en el orden de la creación

1603   " La íntima comunidad de vida y amor conyugal, fundada por el Creador y provista de leyes propias, se establece sobre la alianza del Matrimonio..., un vínculo sagrado..., no depende del arbitrio humano. El mismo Dios es el autor del Matrimonio" ( GS 48, 1). La vocación al Matrimonio se inscribe en la naturaleza misma del hombre y de la mujer, según salieron de la mano del Creador. El Matrimonio no es una institución puramente humana a pesar de las numerosas variaciones que ha podido sufrir a lo largo de los siglos en las diferentes culturas, estructuras sociales y actitudes espirituales. Estas diversidades no deben hacer olvidar sus rasgos comunes y permanentes. A pesar de que la dignidad de esta institución no transluzca siempre con la misma claridad ( Cf. GS 47, 2), existe en todas las culturas un cierto sentido de la grandeza de la unión matrimonial. " La salvación de la persona y de la sociedad humana cristiana está estrechamente ligada a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar " ( GS 47, 1).

1604   Dios que ha creado al hombre por amor lo ha llamado también al amor, vocación fundamental e innata de todo ser humano. Porque el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios ( Gn 1, 27), que es Amor ( Cf. 1Jn 4, 8. 16). Habiéndolos creado Dios hombre y mujer, el amor mutuo entre ellos se convierte en imagen del amor absoluto e indefectible con que Dios ama al hombre. Este amor es bueno, muy bueno, a los ojos del Creador ( Cf. Gn 1, 31). Este amor que Dios bendice es destinado a ser fecundo y a realizarse en la obra común del cuidado de la creación. " y los bendijo Dios y les dijo: ' Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sometedla"'( Gn 1, 28).

1605   La sagrada Escritura afirma que el hombre y la mujer fueron creados el uno para el otro: " No es bueno que el hombre esté solo". La mujer, " carne de su carne", igual, la criatura más semejante al hombre mismo, le es dada por Dios como un " auxilio" ( Cf. Sal 121, 2). " Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne" ( Gn 2, 18- 25). Que esto significa una unión indefectible de sus dos vidas, el Señor mismo lo muestra recordando cuál fue " en el principio", el plan del Creador: " De manera que ya nos son dos, sino una sola carne" ( Mt 19, 6)".(CIC 1601-1605).

Comentario:

En Camino un libro de reflexión espiritual SJM nos dice en el punto 26 " El Matrimonio es un sacramento santo- A su tiempo, cuando hayas de recibirlo, que te aconseje tu director o tu confesor la lectura de algún libro provechoso- Y te dispondrás mejor a llevar dignamente las cargas del hogar".

Esto significa que el sacramento del Matrimonio no es para ser asumido a la ligera debemos aconsejar a los jóvenes a reflexionar seriamente si su vocación realmente es a vivir en pareja porque de esa decisión dependerá la felicidad futura, no todos estamos dispuestos a compartir nuestros sueños y corregirlos cuando la felicidad conyugal depende de esa conciliación . 


domingo, 6 de diciembre de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1590- 1600)

 


                                                                Resumen

1590   San Pablo dice a su discípulo Timoteo: " Te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en tí por la imposición de mis manos" ( 2Tm 1, 6), y " si alguno aspira al cargo de obispo, desea una noble función " ( Tm 3, 1). A Tito decía: " El motivo de haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y establecieras presbíteros en cada ciudad, como yo te ordené" ( Tt 1, 5).

1591   La Iglesia entera es un pueblo sacerdotal. Por el Bautismo, todos los fieles participan del sacerdocio de Cristo. Esta participación se llama " sacerdocio común de los fieles". A partir de este sacerdocio y al servicio del mismo existe otra participación en la misión de Cristo: la del ministerio conferido por el sacramento del Orden, cuya tarea es servir en nombre y en la representación de Cristo-Cabeza en medio de la comunidad.

1592   El sacerdocio ministerial difiere esencialmente del sacerdocio común de los fieles porque confiere un poder sagrado para el servicio de los fieles. Los ministros ordenados ejercen un servicio en el Pueblo de Dios mediante la enseñanza ( munus docendi), el culto divino ( munus liturgicum) y por el gobierno pastoral ( munus regendi).

1593   Desde los orígenes, el ministerio ordenado fue conferido y ejercido en tres grados: el de los obispos, el de los presbíteros y el de los diáconos. Los ministerios conferidos por la ordenación son insustituibles para la estructura orgánica de la Iglesia: sin el obispo, los presbíteros y los diáconos no se puede hablar de Iglesia ( Cf. San Ignacio de Antioquía, Trall, 3, 1). 

1594   El obispo recibe la plenitud del sacramento del Orden que lo incorpora al Colegio episcopal y hace de él la cabeza visible de la iglesia particular que le es confiada. Los obispos, en cuanto sucesores de los Apóstoles y miembros del Colegio, participan en la responsabilidad apostólica y en la misión de toda la Iglesia bajo la autoridad del Papa, sucesor de san Pedro.

1595   Los presbíteros están unidos a los obispos en la dignidad sacerdotal y al mismo tiempo dependen de ellos en el ejercicio de sus funciones pastorales; son llamados a ser cooperadores diligentes de los obispos; forman en torno a su obispo el presbiterio que asume con él la responsabilidad de la Iglesia particular. Reciben del obispo el cuidado de una comunidad parroquial o de una función eclesial determinada.

1596   Los diáconos son ministros ordenados para las tareas de servicio de la Iglesia; no reciben el sacerdocio ministerial, pero la ordenación les confiere funciones importantes en el ministerio de la palabra, del culto divino, del gobierno pastoral y del servicio de la caridad, tareas que deben cumplir bajo la autoridad pastoral de su obispo...

1597   El sacramento del Orden es conferido por la imposición de las manos, seguida de una oración consecratoria solemne que pide a Dios para el ordenando las gracias del Espíritu Santo requeridas para su ministerio. La ordenación imprime un carácter sacramental indeleble.

1598   La Iglesia confiere el sacramento del Orden únicamente a varones ( viris) bautizados, cuyas aptitudes para el ejercicio del ministerio han sido debidamente reconocidas. A la autoridad de la Iglesia corresponde la responsabilidad y el derecho de llamar a uno a recibir la ordenación.

1599   En la Iglesia latina, el sacramento del Orden para el presbiterado sólo es conferido ordinariamente a candidatos que están dispuestos a abrazar libremente el celibato y que manifiestan públicamente su voluntad de guardarlo por amor del Reino de Dios y el servicio de los hombres.

1600   Corresponde a los obispos conferir el sacramento del Orden en los tres grados." ( CIC 1590-1600).

Comentario:

Independientemente de cómo sea y cómo se comporte " " El Sacerdote- quien sea-es siempre otro Cristo" ( SJM, Camino 66), recordemos estas palabras cuando pensemos en los sacerdotes y pidamos insistentemente al Señor su ayuda para que ellos sean santos e irreprochables. 

martes, 1 de diciembre de 2020

" La celebración del misterio cristiano ( CIC 1585-1589)

 


            " La gracia del Espíritu Santo


1585   La gracia del Espíritu Santo propia de este sacramento es la de ser configurado con Cristo Sacerdote, Maestro y Pastor, de quien el ordenado es constituido ministro.

1586   Para el obispo, es en primer lugar una gracia de fortaleza ( " El Espíritu de soberanía": Oración de consagración del obispo en el rito latino): la de guiar y defender con fuerza y prudencia a su Iglesia como padre y pastor, con amor gratuito para todos y con predilección por los pobres, los enfermos y los necesitados ( Cf. CD 13 y 16). Esta gracia le impulsa a anunciar el Evangelio a todos, ser el modelo de su rebaño, a precederlo en el camino de la santificación identificándose en la Eucaristía con Cristo Sacerdote y Víctima, sin miedo a dar la vida por sus ovejas:

   Concede, Padre, que conoces los corazones, a tu siervo que has elegido para el episcopado, que apaciente tu santo rebaño y que ejerza ante ti el supremo sacerdocio sin reproche sirviendo noche y día; que haga sin cesar propicio tu rostro y que ofrezca los dones de tu santa Iglesia, que en virtud del espíritu del supremo sacerdocio tenga poder de perdonar los pecados según tu mandamiento, que distribuya las tareas siguiendo tu orden y que desate de toda atadura en virtud del poder que tú diste a los Apóstoles; que te agrade por su dulzura y su corazón puro, ofreciéndote un perfume agradable por tu Hijo Jesucristo... ( San Hipólito, trad. ap. 3).

1587   El don espiritual que confiere la ordenación presbiteral está expresado en esta oración propia del rito bizantino. El obispo, imponiendo las manos, dice:

   Señor, llena del don del Espíritu Santo al que te has dignado elevar al grado del sacerdocio para que sea digno de presentarse sin reproche ante tu altar, de anunciar el Evangelio de tu Reino de realizar el ministerio de tu palabra de verdad, de ofrecerte dones y sacrificios espirituales, de renovar tu pueblo mediante el baño de regeneración; de manera que vaya al encuentro de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, tu Hijo Único, el día de su segunda venida, y reciba de tu inmensa bondad la recompensa de una fiel administración de su orden ( Euchologion).

1588   En cuanto a los diáconos, " fortalecidos, en efecto, con la gracia del sacramento, en comunión con el obispo y sus presbíteros, están al servicio del Pueblo de Dios en el ministerio de la liturgia, de la palabra y de la caridad" ( LG 29).

1589   Ante la grandeza de la gracia y del oficio sacerdotales, los santos doctores sintieron la urgente llamada a la conversión con el fin de corresponder mediante toda su vida a aquél de quien el sacramento los constituye ministros. Así, S. Gregorio Nacianceno, siendo joven sacerdote, exclama:

   Es preciso comenzar por purificarse antes de purificar a otros; es preciso ser instruido para poder instruir; es preciso ser luz para iluminar, acercarse a Dios para acercarle a los demás, ser santificado para santificar, conducir de la mano y aconsejar con inteligencia ( or. 2, 71). Sé de quién somos ministros, dónde nos encontramos y a dónde nos dirigimos. Conozco la altura de Dios y la flaqueza del hombre, pero también su fuerza ( ibíd, 74). { Por tanto, ¿quién es el sacerdote?} Es el defensor de la verdad; se sitúa junto a los ángeles, glorifica con los arcángeles, hace subir sobre el altar de lo alto las víctimas de los sacrificios, comparte el sacerdocio de Cristo, restaura la criatura, restablece { en ella}la imagen { de Dios}, la recrea para el mundo de lo alto, y, para decir lo más grande que hay en El, es divinizado y diviniza ( ibíd. 73).

Y el santo Cura de Ars dice: " El sacerdote continúa la obra de redención en la tierra"..." Si se comprendiese bien al sacerdote en la tierra se moriría no de pavor sino de amor"... " El sacerdocio es el amor del corazón de Jesús". ( CIC 1585-1589).

Comentario:

Tengamos siempre en nuestras oraciones a nuestro obispo y a nuestro párroco quienes llevan en vasijas de barro el don de transformar el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y derramar la misericordia de Dios en el sacramento de la Reconciliación sin ellos no existiría la Iglesia pues son los sucesores de los Apóstoles a quienes el Señor Jesús eligió como sus administradores de la gracia hasta su segunda venida.