domingo, 27 de diciembre de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1612-1617)

 


                                                 " El Matrimonio en el Señor

1612   La alianza nupcial entre Dios y su pueblo Israel había preparado la nueva y eterna alianza mediante la que el Hijo de Dios, encarnándose y dando su vida, se unió en cierta manera con toda la humanidad salvada por El ( Cf. GS 22), preparando así las " bodas del Cordero" ( Ap 19, 7.9).

1613   En el umbral de su vida pública, Jesús realiza su primer signo- a petición de su Madre- con ocasión de un banquete de bodas ( Cf. Jn 2, 1-11). La Iglesia concede una gran importancia a la presencia de Jesús en las bodas de Caná. Ve en ella la confirmación de la bondad del Matrimonio y el anuncio de que en adelante el Matrimonio será un signo eficaz de la presencia de Cristo.

1614   En su predicación Jesús enseñó sin ambigüedad el sentido original de la unión del hombre y la mujer, tal como el Creador la quiso al comienzo: la autorización, dada por Moisés , de repudiar a su mujer era una concesión a la dureza del corazón ( Cf. Mt 19,8); la unión matrimonial del hombre y la mujer es indisoluble: Dios mismo la estableció: " Lo que Dios unió, que no lo separe el hombre" ( Mt 19, 6).

1615   Esta insistencia, inequívoca, en la indisolubilidad del vínculo matrimonial pudo causar perplejidad y aparecer como una exigencia irrealizable ( Cf. Mt 19, 10). Sin embargo, Jesús no impuso a los esposos una carga imposible de llevar y demasiado pesada ( Cf. Mt 11, 29-30), más pesada que la ley de Moisés. Viviendo para restablecer el orden inicial de la creación perturbado por el pecado, da la fuerza y la gracia para vivir el Matrimonio en la dimensión nueva del Reino de Dios. Siguiendo a Cristo, renunciando a sí mismos, tomando sobre sí sus cruces ( Cf. Mt 8, 34), los esposos podrán  "comprender" ( Cf. Mt 19, 11) el sentido original del Matrimonio y vivirlo con la ayuda de Cristo. Esta gracia del Matrimonio cristiano es un fruto de la cruz de Cristo, fuente de toda la vida cristiana.

1616   Es lo que el apóstol Pablo da a entender diciendo: " Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla" ( Ef 5, 25-26), y añadiendo enseguida: ' Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne' . Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y a la Iglesia" ( Ef 5, 31-32).

1617   Toda la vida cristiana está marcada por el amor esponsal de Cristo y de la Iglesia. Ya el Bautismo, entrada en el Pueblo de Dios, es un misterio nupcial. Es, por así decirlo, como el baño de bodas ( Cf. Ef 5, 26-27) que precede al banquete de bodas, la Eucaristía. El Matrimonio cristiano viene a ser por su parte signo eficaz, sacramento de la alianza de Cristo y de la Iglesia. Puesto que es signo y comunicación de la gracia, el Matrimonio entre bautizados es un verdadero sacramento de la Nueva Alianza ( Cf. DS 1800: Cf. CIC can. 1055,2)." ( CIC 1612-1617).

Comentario:

El Matrimonio debemos verlo como una vocación cristiana por eso " Los casados están llamados a santificar su matrimonio y a santificarse en esa unión; cometerían por eso un grave error, si edificaran su conducta espiritual a espaldas y al margen de su hogar. La vida familiar, las relaciones conyugales, el cuidado y la educación de los hijos, el esfuerzo por sacar económicamente adelante a la familia y por asegurarla y mejorarla, el trato con las otras personas que constituyen la comunidad social, todo eso son situaciones humanas y corrientes que los esposos cristianos deben sobrenaturalizar" ( SJM Cristo que pasa, Homilía El matrimonio, vocación cristiana, 23). 





domingo, 20 de diciembre de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1606-1611)

 


                               " El matrimonio bajo la esclavitud del pecado


1606   Todo hombre, tanto en su entorno como en su propio corazón, vive la experiencia del mal. Esta experiencia se hace sentir también en las relaciones entre el hombre y la mujer. En todo tiempo, la unión del hombre y la mujer vive amenazada por la discordia, el espíritu de dominio, la infidelidad, los celos y conflictos que pueden conducir hasta el odio y la ruptura. Este desorden puede manifestarse de manera más o menos aguda, y puede ser más o menos superada, según las culturas, las épocas, los individuos, pero siempre aparece como algo de carácter universal.

1607   Según la fe, este desorden que constatamos dolorosamente, no se origina en la naturaleza del hombre y de la mujer, ni en la naturaleza de sus relaciones, sino en el pecado. El primer pecado, ruptura con Dios, tiene como consecuencia primera la ruptura de la comunión original entre el hombre y la mujer. Sus relaciones quedan distorsionadas por agravios recíprocos ( Cf. Gn 3, 12); su atractivo mutuo, don propio del creador ( Cf. Gn 2, 22), se cambia en relaciones de dominio y concupiscencia ( Cf. Gn 3, 16B); la hermosa vocación del hombre y de la mujer de ser fecundos, de multiplicarse y someter la tierra  ( Cf. Gn 1, 28) queda sometida a los dolores del parto y los esfuerzos de ganar el pan ( Cf. Gn 3, 16-19).

1608   Sin embargo, el orden de la Creación subsiste aunque gravemente perturbado. Para sanar las heridas del pecado, el hombre y la mujer necesitan la ayuda de la gracia que Dios, en su misericordia infinita, jamás les ha negado ( Cf. Gn 3, 21). Sin esta ayuda, el hombre y la mujer no pueden llegar a realizar la unión de sus vidas en orden a la cual Dios los creó " al comienzo".

                                    El matrimonio bajo la pedagogía de la 

                                    antigua Ley

 1609   En su misericordia, Dios no abandonó al hombre pecador. Las penas que son consecuencia del pecado, " los dolores del parto" ( Gn 3, 16), el trabajo " con el sudor de tu frente" ( Gn 3, 19), constituyen también remedios que limitan los daños del pecado. Tras la caída, el Matrimonio ayuda a vencer el repliegue sobre sí mismo, el egoísmo, la búsqueda del propio placer, y al abrirse otro, a la ayuda mutua, al don de sí. 

1610   La conciencia moral relativa a la unidad e indisolubilidad del Matrimonio se desarrolló bajo la pedagogía de la Ley antigua. La poligamia de los patriarcas y de los reyes no es todavía criticada de una manera explícita. No obstante, la Ley dada por Moisés se orienta a proteger a la mujer contra un dominio arbitrario del hombre, aunque ella lleve también, según la palabra del Señor, las huellas de la  "dureza del corazón" de la persona humana, razón por la cual Moisés permitió el repudio de la mujer (Cf. Mt 19, 8; Dt 24, 1).

1611   Contemplando la Alianza de Dios con Israel bajo la imagen de un amor conyugal exclusivo y fiel ( Cf. Os 1-3; Is 54, 62; Jr 2-3.31; Ez 16, 62; 23), los profetas fueron preparando la conciencia del Pueblo elegido para una comprensión más profunda de la unidad y de la indisolubilidad del Matrimonio ( Cf. Mt 2, 13-17). Los libros de Ruth y de Tobías dan testimonios conmovedores del sentido hondo del Matrimonio, de la fidelidad y de la ternura de los esposos. La Tradición ha visto siempre en el Cantar de los Cantares una expresión única del amor humano, en cuanto éste es reflejo del amor de Dios, amor  "fuerte como la muerte" que " las grandes aguas no pueden anegar" ( CT 8, 6-7)" ( CIC 1606-1611).

Comentario:

El matrimonio es una vocación que también exige cuidar los detalles para que sea duradero y fecundo, estudio y  generosidad son dos virtudes que siempre ayudan a "hacer lo que debes hacer cuando lo debes hacer". Cuando hay amor la convivencia es posible roto el amor debemos restaurarlo para seguir adelante y Dios nunca nos niega su gracia si la pedimos con insistencia.


  

domingo, 13 de diciembre de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1601-1605)

 


                                           " Artículo 7: El sacramento del Matrimonio


1601   " La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados" ( CIC can. 1055, 1).

                                       I El Matrimonio en el plan de Dios

1602   La Sagrada Escritura se abre con el relato de la creación del hombre y de la mujer a imagen y semejanza de Dios ( Gn 1, 26-27) y se cierra con la visión de las " bodas del Cordero" ( Ap 19, 7, 9). De un extremo a otro la Escritura habla del Matrimonio y de su 2 misterio", de su institución y del sentido que Dios le dio, de su origen y de su fin, de sus realizaciones diversas a lo largo de la historia de la salvación, de sus dificultades nacidas del pecado y de su renovación " en el Señor" ( 1Co 7, 39) todo ello en la perspectiva de la Nueva Alianza de Cristo y de la Iglesia ( Cf. Ef 5, 31- 32).


                                          El Matrimonio en el orden de la creación

1603   " La íntima comunidad de vida y amor conyugal, fundada por el Creador y provista de leyes propias, se establece sobre la alianza del Matrimonio..., un vínculo sagrado..., no depende del arbitrio humano. El mismo Dios es el autor del Matrimonio" ( GS 48, 1). La vocación al Matrimonio se inscribe en la naturaleza misma del hombre y de la mujer, según salieron de la mano del Creador. El Matrimonio no es una institución puramente humana a pesar de las numerosas variaciones que ha podido sufrir a lo largo de los siglos en las diferentes culturas, estructuras sociales y actitudes espirituales. Estas diversidades no deben hacer olvidar sus rasgos comunes y permanentes. A pesar de que la dignidad de esta institución no transluzca siempre con la misma claridad ( Cf. GS 47, 2), existe en todas las culturas un cierto sentido de la grandeza de la unión matrimonial. " La salvación de la persona y de la sociedad humana cristiana está estrechamente ligada a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar " ( GS 47, 1).

1604   Dios que ha creado al hombre por amor lo ha llamado también al amor, vocación fundamental e innata de todo ser humano. Porque el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios ( Gn 1, 27), que es Amor ( Cf. 1Jn 4, 8. 16). Habiéndolos creado Dios hombre y mujer, el amor mutuo entre ellos se convierte en imagen del amor absoluto e indefectible con que Dios ama al hombre. Este amor es bueno, muy bueno, a los ojos del Creador ( Cf. Gn 1, 31). Este amor que Dios bendice es destinado a ser fecundo y a realizarse en la obra común del cuidado de la creación. " y los bendijo Dios y les dijo: ' Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sometedla"'( Gn 1, 28).

1605   La sagrada Escritura afirma que el hombre y la mujer fueron creados el uno para el otro: " No es bueno que el hombre esté solo". La mujer, " carne de su carne", igual, la criatura más semejante al hombre mismo, le es dada por Dios como un " auxilio" ( Cf. Sal 121, 2). " Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne" ( Gn 2, 18- 25). Que esto significa una unión indefectible de sus dos vidas, el Señor mismo lo muestra recordando cuál fue " en el principio", el plan del Creador: " De manera que ya nos son dos, sino una sola carne" ( Mt 19, 6)".(CIC 1601-1605).

Comentario:

En Camino un libro de reflexión espiritual SJM nos dice en el punto 26 " El Matrimonio es un sacramento santo- A su tiempo, cuando hayas de recibirlo, que te aconseje tu director o tu confesor la lectura de algún libro provechoso- Y te dispondrás mejor a llevar dignamente las cargas del hogar".

Esto significa que el sacramento del Matrimonio no es para ser asumido a la ligera debemos aconsejar a los jóvenes a reflexionar seriamente si su vocación realmente es a vivir en pareja porque de esa decisión dependerá la felicidad futura, no todos estamos dispuestos a compartir nuestros sueños y corregirlos cuando la felicidad conyugal depende de esa conciliación . 


domingo, 6 de diciembre de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1590- 1600)

 


                                                                Resumen

1590   San Pablo dice a su discípulo Timoteo: " Te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en tí por la imposición de mis manos" ( 2Tm 1, 6), y " si alguno aspira al cargo de obispo, desea una noble función " ( Tm 3, 1). A Tito decía: " El motivo de haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y establecieras presbíteros en cada ciudad, como yo te ordené" ( Tt 1, 5).

1591   La Iglesia entera es un pueblo sacerdotal. Por el Bautismo, todos los fieles participan del sacerdocio de Cristo. Esta participación se llama " sacerdocio común de los fieles". A partir de este sacerdocio y al servicio del mismo existe otra participación en la misión de Cristo: la del ministerio conferido por el sacramento del Orden, cuya tarea es servir en nombre y en la representación de Cristo-Cabeza en medio de la comunidad.

1592   El sacerdocio ministerial difiere esencialmente del sacerdocio común de los fieles porque confiere un poder sagrado para el servicio de los fieles. Los ministros ordenados ejercen un servicio en el Pueblo de Dios mediante la enseñanza ( munus docendi), el culto divino ( munus liturgicum) y por el gobierno pastoral ( munus regendi).

1593   Desde los orígenes, el ministerio ordenado fue conferido y ejercido en tres grados: el de los obispos, el de los presbíteros y el de los diáconos. Los ministerios conferidos por la ordenación son insustituibles para la estructura orgánica de la Iglesia: sin el obispo, los presbíteros y los diáconos no se puede hablar de Iglesia ( Cf. San Ignacio de Antioquía, Trall, 3, 1). 

1594   El obispo recibe la plenitud del sacramento del Orden que lo incorpora al Colegio episcopal y hace de él la cabeza visible de la iglesia particular que le es confiada. Los obispos, en cuanto sucesores de los Apóstoles y miembros del Colegio, participan en la responsabilidad apostólica y en la misión de toda la Iglesia bajo la autoridad del Papa, sucesor de san Pedro.

1595   Los presbíteros están unidos a los obispos en la dignidad sacerdotal y al mismo tiempo dependen de ellos en el ejercicio de sus funciones pastorales; son llamados a ser cooperadores diligentes de los obispos; forman en torno a su obispo el presbiterio que asume con él la responsabilidad de la Iglesia particular. Reciben del obispo el cuidado de una comunidad parroquial o de una función eclesial determinada.

1596   Los diáconos son ministros ordenados para las tareas de servicio de la Iglesia; no reciben el sacerdocio ministerial, pero la ordenación les confiere funciones importantes en el ministerio de la palabra, del culto divino, del gobierno pastoral y del servicio de la caridad, tareas que deben cumplir bajo la autoridad pastoral de su obispo...

1597   El sacramento del Orden es conferido por la imposición de las manos, seguida de una oración consecratoria solemne que pide a Dios para el ordenando las gracias del Espíritu Santo requeridas para su ministerio. La ordenación imprime un carácter sacramental indeleble.

1598   La Iglesia confiere el sacramento del Orden únicamente a varones ( viris) bautizados, cuyas aptitudes para el ejercicio del ministerio han sido debidamente reconocidas. A la autoridad de la Iglesia corresponde la responsabilidad y el derecho de llamar a uno a recibir la ordenación.

1599   En la Iglesia latina, el sacramento del Orden para el presbiterado sólo es conferido ordinariamente a candidatos que están dispuestos a abrazar libremente el celibato y que manifiestan públicamente su voluntad de guardarlo por amor del Reino de Dios y el servicio de los hombres.

1600   Corresponde a los obispos conferir el sacramento del Orden en los tres grados." ( CIC 1590-1600).

Comentario:

Independientemente de cómo sea y cómo se comporte " " El Sacerdote- quien sea-es siempre otro Cristo" ( SJM, Camino 66), recordemos estas palabras cuando pensemos en los sacerdotes y pidamos insistentemente al Señor su ayuda para que ellos sean santos e irreprochables. 

martes, 1 de diciembre de 2020

" La celebración del misterio cristiano ( CIC 1585-1589)

 


            " La gracia del Espíritu Santo


1585   La gracia del Espíritu Santo propia de este sacramento es la de ser configurado con Cristo Sacerdote, Maestro y Pastor, de quien el ordenado es constituido ministro.

1586   Para el obispo, es en primer lugar una gracia de fortaleza ( " El Espíritu de soberanía": Oración de consagración del obispo en el rito latino): la de guiar y defender con fuerza y prudencia a su Iglesia como padre y pastor, con amor gratuito para todos y con predilección por los pobres, los enfermos y los necesitados ( Cf. CD 13 y 16). Esta gracia le impulsa a anunciar el Evangelio a todos, ser el modelo de su rebaño, a precederlo en el camino de la santificación identificándose en la Eucaristía con Cristo Sacerdote y Víctima, sin miedo a dar la vida por sus ovejas:

   Concede, Padre, que conoces los corazones, a tu siervo que has elegido para el episcopado, que apaciente tu santo rebaño y que ejerza ante ti el supremo sacerdocio sin reproche sirviendo noche y día; que haga sin cesar propicio tu rostro y que ofrezca los dones de tu santa Iglesia, que en virtud del espíritu del supremo sacerdocio tenga poder de perdonar los pecados según tu mandamiento, que distribuya las tareas siguiendo tu orden y que desate de toda atadura en virtud del poder que tú diste a los Apóstoles; que te agrade por su dulzura y su corazón puro, ofreciéndote un perfume agradable por tu Hijo Jesucristo... ( San Hipólito, trad. ap. 3).

1587   El don espiritual que confiere la ordenación presbiteral está expresado en esta oración propia del rito bizantino. El obispo, imponiendo las manos, dice:

   Señor, llena del don del Espíritu Santo al que te has dignado elevar al grado del sacerdocio para que sea digno de presentarse sin reproche ante tu altar, de anunciar el Evangelio de tu Reino de realizar el ministerio de tu palabra de verdad, de ofrecerte dones y sacrificios espirituales, de renovar tu pueblo mediante el baño de regeneración; de manera que vaya al encuentro de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, tu Hijo Único, el día de su segunda venida, y reciba de tu inmensa bondad la recompensa de una fiel administración de su orden ( Euchologion).

1588   En cuanto a los diáconos, " fortalecidos, en efecto, con la gracia del sacramento, en comunión con el obispo y sus presbíteros, están al servicio del Pueblo de Dios en el ministerio de la liturgia, de la palabra y de la caridad" ( LG 29).

1589   Ante la grandeza de la gracia y del oficio sacerdotales, los santos doctores sintieron la urgente llamada a la conversión con el fin de corresponder mediante toda su vida a aquél de quien el sacramento los constituye ministros. Así, S. Gregorio Nacianceno, siendo joven sacerdote, exclama:

   Es preciso comenzar por purificarse antes de purificar a otros; es preciso ser instruido para poder instruir; es preciso ser luz para iluminar, acercarse a Dios para acercarle a los demás, ser santificado para santificar, conducir de la mano y aconsejar con inteligencia ( or. 2, 71). Sé de quién somos ministros, dónde nos encontramos y a dónde nos dirigimos. Conozco la altura de Dios y la flaqueza del hombre, pero también su fuerza ( ibíd, 74). { Por tanto, ¿quién es el sacerdote?} Es el defensor de la verdad; se sitúa junto a los ángeles, glorifica con los arcángeles, hace subir sobre el altar de lo alto las víctimas de los sacrificios, comparte el sacerdocio de Cristo, restaura la criatura, restablece { en ella}la imagen { de Dios}, la recrea para el mundo de lo alto, y, para decir lo más grande que hay en El, es divinizado y diviniza ( ibíd. 73).

Y el santo Cura de Ars dice: " El sacerdote continúa la obra de redención en la tierra"..." Si se comprendiese bien al sacerdote en la tierra se moriría no de pavor sino de amor"... " El sacerdocio es el amor del corazón de Jesús". ( CIC 1585-1589).

Comentario:

Tengamos siempre en nuestras oraciones a nuestro obispo y a nuestro párroco quienes llevan en vasijas de barro el don de transformar el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y derramar la misericordia de Dios en el sacramento de la Reconciliación sin ellos no existiría la Iglesia pues son los sucesores de los Apóstoles a quienes el Señor Jesús eligió como sus administradores de la gracia hasta su segunda venida.

domingo, 22 de noviembre de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1581-1584)|

 


  " Los efectos del sacramento del Orden

        El carácter indeleble

1581   Este sacramento configura con Cristo mediante una gracia especial del Espíritu Santo a fin de servir de instrumento de Cristo en favor de su iglesia. Por la ordenación recibe la capacidad de actuar como representante de Cristo, Cabeza de la Iglesia, en su triple función de Sacerdote, Profeta y Rey.

1582   Como en el caso del Bautismo y de la Confirmación, esta participación en la misión de Cristo es concedida de una vez para siempre. El sacramento del Orden confiere también un carácter espiritual indeleble y no puede ser reiterado ni ser conferido para un tiempo determinado ( Cf. Cc de Trento: DS 1767; LG 21. 28. 29; PO 2).

1583   Un sujeto válidamente ordenado puede ciertamente, por causas graves, ser liberado de las obligaciones y las funciones vinculadas a la ordenación o se le puede impedir ejercerlos ( Cf. CIC can. 290- 293; 1336, 1, nn 3 y 5, 1338, 2), pero no puede convertirse de nuevo en laico en sentido estricto ( Cf. Cc. de Trento: DS 1774) porque el carácter impreso por la ordenación es para siempre. La vocación y la misión recibidas el día de su ordenación, lo marcan de  manera permanente.

1584   Puesto que en último término es Cristo quien actúa y realiza la salvación a través del ministro ordenado, la indignidad de éste no impide a Cristo actuar ( Cf. Cc. de Trento: DS 1612; 1154). San Agustín lo dice con firmeza:

       En cuanto al ministro orgulloso, hay que colocarlo con el diablo. Sin embargo, el don de Cristo no por ello es profanado: lo que llega a través de él conserva su pureza, lo que pasa por él permanece limpio y llega a la tierra fértil... En efecto, la virtud espiritual del sacramento es semejante a la luz: los que deben ser iluminados la reciben en su pureza y, si atraviesa seres manchados, no se mancha ( ev. Jo. 5, 15) ". (CIC 1581- 1584).

Comentario:

Tienen una gran responsabilidad los seminaristas cuando se preparan para recibir el sacramento del Orden y los miembros de la Iglesia que escogen a los candidatos idóneos para prestar a la Iglesia tan grande servicio de ser los representantes de Cristo en el deber de impartir los sacramentos y acompañar a los fieles en su proceso de santificación en su identificación con Cristo

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domingo, 15 de noviembre de 2020

" La celebración del misterio cristiano " ( CIC1577-1580)

 


  " VI Quién puede recibir este sacramento

1577   " Sólo el varón (' vir ' )bautizado recibe válidamente la sagrada ordenación" ( CIC, can 1024). El Señor Jesús eligió a hombres ( ' viri') para formar el colegio de los doce Apóstoles (Cf. Mc 3, 14-19, Lc 6, 12- 16), y, los Apóstoles hicieron lo mismo cuando eligieron a sus colaboradores ( cf. 1Tm 3, 1- 13; 2Tm 1, 6; Tt 1, 5-9) que les sucederían en su tarea ( S. Clemente Romano Cor, 42, 4; 44, 3). El colegio de los obispos, con quienes los presbíteros están unidos en el sacerdocio, hace presente y actualiza hasta el retorno de Cristo el colegio de los Doce. La Iglesia se conoce vinculada por esta decisión del Señor. Esta es la razón por la que las mujeres no reciben la ordenación ( Cf. Juan Pablo II, MD 26-27; CDF decl, " Inter insigniores": AAS 69 [ 1977] 98- 116).

1578   Nadie tiene derecho a recibir el sacramento del Orden. En efecto, nadie se arroga para sí mismo este oficio. Al sacramento se es llamado por Dios ( Cf. Hb 5, 4). Quien cree reconocer las señales de la llamada de Dios al ministerio ordenado, debe someter humildemente su deseo a la autoridad de la Iglesia a la que corresponde la responsabilidad y el derecho de llamar a recibir este sacramento. Como toda gracia, el sacramento sólo puede ser recibido como un don inmerecido.

1579   Todos los ministros ordenados de la Iglesia latina, exceptuando los diáconos permanentes, son ordinariamente elegidos entre hombres creyentes que viven como célibes y que tienen la voluntad de guardar el celibato " por el Reino de los cielos" ( Mt 19, 12). Llamados a consagrarse totalmente al Señor y a sus " cosas" ( Cf. 1Co 7, 32), se entregan enteramente a Dios y a los hombres. El celibato es un signo de esta vida nueva al servicio de la cual es consagrado el ministro de la Iglesia: aceptado con un corazón alegre, anuncia de modo radiante el Reino de Dios ( Cf. PO 16).

1580   En las Iglesias Orientales, desde hace siglos está en vigor una disciplina distinta: mientras los obispos son elegidos únicamente entre los célibes, hombres casados pueden ser ordenados diáconos y presbíteros. Esta práctica es considerada como legítima desde tiempos remotos; estos presbíteros ejercen un ministerio fructuoso en el seno de sus comunidades (Cf. PO 16). Por otra parte, el celibato de los presbíteros goza de gran honor en las iglesias Orientales, y son numerosos los presbíteros que lo escogen libremente por el Reino de Dios. En Oriente como en Occidente, quien recibe el sacramento del Orden no puede contraer matrimonio." ( CIC 1577- 1580).

Comentario:

El seguimiento de Cristo es exigente pero el Señor da su gracia a quién lo sigue proporcional a lo que le pide debemos pedirle al dueño de la mies que envié obreros a su mies para recoger el fruto que el Espíritu Santo riega abundantemente y que los jóvenes que sienten el llamado a seguirlo más de cerca como presbíteros o diáconos sean generosos y fieles a ese llamado.

lunes, 9 de noviembre de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1572-1576)

 


 "IV La celebración de este sacramento

1572   La celebración de la ordenación de un obispo, de presbíteros o de diáconos, por su importancia para la vida de la Iglesia particular, exige el mayor concurso posible de fieles. Tendrá lugar preferentemente el domingo y en la catedral, con una solemnidad adaptada a las circunstancias. Las tres ordenaciones, del obispo, del presbítero y del diácono, tienen el mismo dinamismo. El lugar propio de su celebración es dentro de la Eucaristía.

1573   El rito esencial del sacramento del Orden está constituido, para los tres grados, por la imposición de las manos del obispo sobre la cabeza del ordenando, así como por una oración consecratoria específica que pide a Dios la efusión del Espíritu Santo y de sus dones apropiados al ministerio para el cual el candidato es ordenado ( Cf. Pío XII, const. ap. " Sacramentum ordinis" : DS 3858).

1574   Como en todos los sacramentos, ritos complementarios rodean la celebración. Estos varían notablemente en las distintas tradiciones litúrgicas, pero tienen en común la expresión de múltiples aspectos de la gracia sacramental. Así, en el rito latino los ritos iniciales- la presentación y elección del ordenando, la alocución del obispo, el interrogatorio del ordenando, las  letanías de los santos- ponen de relieve que la elección del candidato se hace conforme al uso de la Iglesia y preparan el acto solemne de la consagración; después de ésta varios ritos vienen a expresar y completar de manera simbólica el misterio que se ha realizado; para el obispo y el presbítero la unción con el santo crisma, signo de la unción especial del Espíritu Santo que hace fecundo su ministerio; la entrega del libro de los evangelios, del anillo, de la mitra y del báculo al obispo en señal de su misión apostólica de anuncio de la Palabra de Dios, de su fidelidad a la Iglesia, esposa de Cristo, de su cargo de pastor del rebaño del Señor, entrega al presbítero de la patena y del cáliz, " la ofrenda del pueblo santo" que es llamado a presentar a Dios; la entrega del libro de los evangelios al diácono que acaba de recibir la misión de anunciar el Evangelio de Cristo


V El ministro de este sacramento

1575   Fue Cristo quien eligió a los Apóstoles y les hizo partícipes de su misión y su autoridad. Elevado a la derecha del Padre, no abandona a su rebaño, sino que lo guarda por medio de los apóstoles bajo su constante protección y lo dirige también mediante estos mismos pastores que continúan hoy su obra ( Cf. MR, Prefacio Apóstoles). Por tanto, es Cristo " quien da" a unos el ser apóstoles, a otros pastores ( Cf. Ef 4, 11). Sigue actuando por medio de los obispos. ( Cf. LG 21).

1576   Dado que el sacramento del Orden es el sacramento del ministerio apostólico, corresponde a los obispos, en cuanto sucesores de los Apóstoles, transmitir " el don espiritual" ( LG 21), " la semilla apostólica" ( LG 20). Los obispos, válidamente ordenados, es decir, que están en la línea de la sucesión apostólica, confieren válidamente los tres grados del sacramento del Orden ( Cf. DS 794 y 802; CIC can. 1012; CCEO can 744; 747)." ( CIC 1572-1576).

Comentario:

El Señor Jesús escogió a los doce apóstoles después de una noche en oración, aprendamos de su ejemplo para acudir a la oración siempre que tengamos que tomar decisiones importantes sabiendo que las luces del Espíritu Santo no siempre coinciden con nuestros deseos e ilusiones.

Los obispos son los responsables de escoger otros obispos, presbíteros y diáconos por eso necesitan del auxilio de nuestras oraciones para escoger los mejores candidatos que deben mantener la jerarquía hasta el regreso del Señor. 


  

domingo, 1 de noviembre de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1569-1571)

 


" La ordenación de los diáconos, ' en orden al ministerio'


1569   " En el grado inferior de la jerarquía, están los diáconos a los que se les imponen las manos ' para realizar un servicio y no para ejercer el sacerdocio', ( LG 29; Cf. CD 15). En la ordenación al diaconado, sólo el obispo impone las manos, significando así que el diácono está especialmente vinculado al obispo en las tareas de su " diaconía " ( Cf. San Hipólito, trad. ap. 8).

1570   Los diáconos participan de una manera especial en la misión y la gracia de Cristo ( Cf. LG 41; AA 16). El sacramento del Orden los marcó con un sello ( " carácter) que nadie puede hacer desaparecer y que los configura con Cristo que se hizo " diácono", es decir, el servidor de todos ( Cf. Mc 10, 45; Lc 22, 27; San Policarpo, ep. 5, 2). Corresponde a los diáconos, entre otras cosas, asistir al obispo y a los presbíteros en la celebración de los divinos misterios sobre todo de la Eucaristía y en la distribución de la misma, asistir a la celebración del matrimonio y bendecirlo, proclamar el Evangelio y predicar, presidir las exequias y entregarse a los diversos servicios de la caridad ( Cf. LG 29; SC 35, 4; AG 16).

1571   Desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia latina ha restablecido el diaconado " como un grado particular dentro de la jerarquía" ( LG 29), mientras que las Iglesias de Oriente lo habían mantenido siempre. Este diaconado permanente, que puede ser conferido a hombres casados, constituye enriquecimiento importante para la misión de la Iglesia. En efecto, es apropiado y útil que hombres que realizan en la Iglesia un ministerio verdaderamente diaconal, ya en la vida litúrgica y pastoral, ya en las obras sociales y caritativas, " sean fortalecidos por la imposición de las manos transmitida ya desde los Apóstoles y se unan más estrechamente al servicio del altar, para que cumplan con mayor eficacia su ministerio por la gracia sacramental del diaconado" ( AG 16)." ( CIC 1569-1571).

Comentario:

El servicio del diaconado es para los obispos y presbíteros de gran ayuda en su misión evangelizadora y de atención a la feligresía agradezcamos con generosidad y prontitud esos favores que prestan en nuestra parroquia los diáconos y pidamos al Señor muchos diáconos permanentes que sean ejemplo para nosotros en las comunidades parroquiales y ayudemos con nuestras oraciones para que sean santos e irreprochables como los párrocos a quienes ayudan. 

domingo, 25 de octubre de 2020

" La celebración del misterio cristiano ( CIC 1562-1568)

 


                                            " La ordenación de los presbíteros,

                                               cooperadores de los obispos


1562   "Cristo, a quien el Padre santificó y envió al mundo, hizo a los obispos partícipes de su misma consagración y misión por medio de los apóstoles de los cuales son sucesores. Estos han confiado legítimamente la función de su ministerio en diversos grados a diversos sujetos en la Iglesia" ( LG 28).  "La función ministerial de los obispos, en grado subordinado, fue encomendada a los presbíteros para que, constituidos en el orden del presbiterado, fueran los colaboradores del Orden episcopal para realizar adecuadamente la misión apostólica confiada por Cristo" ( PO 2). 

1563   " El ministerio de los presbíteros, por estar unido al Orden episcopal participa de la autoridad con la que el propio Cristo construye, santifica y gobierna su Cuerpo. Por eso el sacerdocio de los presbíteros supone ciertamente los sacramentos de la iniciación cristiana. Se confiere, sin embargo, por aquel sacramento peculiar que, mediante la unción del Espíritu Santo, marca a los sacerdotes con un carácter especial. Así quedan identificados con Cristo Sacerdote, de tal manera que puedan actuar como representantes de Cristo Cabeza" ( PO 2).

1564   " Los presbíteros, aunque no tengan la plenitud del sacerdocio y dependan de los obispos en el ejercicio de sus poderes, sin embargo están unidos a éstos en el honor del sacerdocio y, en virtud del sacramento del Orden, quedan consagrados como verdaderos sacerdotes de la Nueva Alianza, a imagen de Cristo, sumo y eterno Sacerdote ( Hb 5, 1-10;7,24; 9,11-28), para anunciar el Evangelio a los fieles, para dirigirlos y para celebrar el culto divino ( LG 28).

1565   En virtud del sacramento del Orden, los presbíteros participan de la universalidad de la misión confiada por Cristo a los apóstoles. El don espiritual que recibieron en la ordenación los prepara, no para una misión limitada y restringida, " sino para una misión amplísima y universal de salvación ' hasta los extremos del mundo'" ( PO 10), " dispuestos a predicar el Evangelio por todas partes" ( OT 20).

1566   " Su verdadera función sagrada la ejercen sobre todo en el culto o en la comunión eucarística. En ella, actuando en la persona de Cristo y proclamando su misterio, unen la ofrenda de los fieles al sacrificio de su Cabeza; actualizan y aplican en el sacrificio de la misa, hasta la venida del Señor, el único sacrificio de la Nueva Alianza: el de Cristo, que se ofrece al Padre de una vez para siempre como hostia inmaculada" ( LG 28). De este sacrificio único, saca su fuerza todo su ministerio sacerdotal ( Cf. PO 2).

1567   " Los presbíteros, como colaboradores diligentes de los obispos y ayuda e instrumento suyos, llamados para servir al Pueblo de Dios, forman con su obispo un único presbiterio dedicado a diversas tareas. En cada una de las comunidades locales de fieles hacen presente de alguna manera a su obispo, al que están unidos con confianza y magnanimidad; participan en sus funciones y preocupaciones y las llevan a la práctica cada día" ( LG 28). Los presbíteros sólo pueden ejercer su ministerio en dependencia del obispo y en comunión con él. La promesa de obediencia que hacen al obispo en el momento de la ordenación y el beso de paz del obispo al fin de la liturgia de la ordenación significan que el obispo los considera como sus colaboradores, sus hijos, sus hermanos y sus amigos y que a su vez ellos le deben amor y obediencia.

1568   " Los presbíteros, instituidos por la ordenación en el orden del presbiterado, están unidos todos entre sí por la íntima fraternidad del sacramento. Forman un único presbiterio, especialmente de la diócesis a cuyo servicio se dedican bajo la dirección de su obispo" ( PO 8). La unidad del presbiterio encuentra una expresión litúrgica en la costumbre de que los presbíteros impongan a su vez las manos, después del obispo, durante el rito de la ordenación." ( CIC 1562-1568).

Comentario:

La oración frecuente por nuestro párroco es una costumbre que nace del agradecimiento al Señor por la vocación del sacerdote que  hace posible la presencia de Cristo en la Eucaristía y en el sacramento de la Reconciliación. Pidamos al Señor muchos sacerdotes fieles y santos.



 

domingo, 18 de octubre de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1554-1561)

 


                                      " III Los tres grados del sacramento del Orden

1554   " El ministerio eclesiástico, instituido por Dios, está ejercitado en diversos órdenes que ya desde antiguo reciben los nombres de obispos, presbíteros y diáconos" ( LG 28). La doctrina católica, expresada en la liturgia, el magisterio y la práctica constante de la Iglesia, reconocen que existen dos grados de participación ministerial en el sacerdocio de Cristo: el episcopado y el presbiterado. El diaconado está destinado a ayudarles y a servirles. Por eso, el término " sacerdos" designa, en el uso actual, a los obispos y a los presbíteros, pero no a los diáconos. Sin embargo, la doctrina católica enseña que los grados de participación sacerdotal ( episcopado y presbiterado) y el grado de servicio ( diaconado) son los tres conferidos por un acto sacramental llamado " ordenación", es decir, por el sacramento del Orden:

                        Que todos reverencien a los diáconos como a Jesucristo, como también al obispo, que es imagen del Padre, y a los presbíteros como al senado de Dios y como a la asamblea de los apóstoles: sin ellos no se puede hablar de Iglesia" ( San Ignacio de Antioquía, Trall. 3, 1).

                                                     La ordenación episcopal,

                                                      plenitud del sacramento del Orden

1555   " Entre los diversos ministerios que existen en la Iglesia, ocupa el primer lugar el ministerio de los obispos que, a través de una sucesión que se remonta hasta el principio, son los transmisores de la semilla apostólica" ( LG 20).

1556   " Para realizar estas funciones tan sublimes, los apóstoles se vieron enriquecidos por Cristo con la venida especial del Espíritu Santo que descendió sobre ellos. Ellos mismos comunicaron a sus colaboradores mediante la imposición de las manos, el don espiritual que se ha transmitido hasta nosotros en la consagración de los obispos" ( LG 21).

1557   El Concilio Vaticano II " enseña que por la consagración episcopal se recibe la plenitud del sacramento del Orden. De hecho se le llama tanto en la liturgia de la Iglesia como en los Santos Padres, ' sumo sacerdocio' o 'cumbre del ministerio sagrado' ", (ibíd.)

1558   " La consagración episcopal confiere, junto con la función de santificar, también las funciones de enseñar y gobernar...En efecto..., por la imposición de las manos y por las palabras de la consagración se confiere la gracia del Espíritu Santo y queda marcado con el carácter sagrado. En consecuencia, los obispos, de manera eminente y visible, hacen las veces del mismo Cristo, Maestro, Pastor y Sacerdote, y actúan en su nombre ( 'in eius persona agant')" ( ibíd). " El Espíritu Santo que han recibido ha hecho de los obispos los verdaderos y auténticos maestros de la fe, pontífices y pastores" ( CD 2).

1559   " Uno queda constituido miembro del Colegio episcopal en virtud de la consagración episcopal y por la comunión jerárquica con la Cabeza y con  los miembros del Colegio"  ( LG 22). El carácter y la naturaleza colegial del Orden episcopal se manifiestan, entre otras cosas, en la antigua práctica de la Iglesia que quiere que para la consagración de un nuevo obispo participen varios obispos ( cf. ibíd.). Para la ordenación legítima de un obispo se requiere hoy una intervención especial del Obispo de Roma por razón de su cualidad de vínculo supremo visible de la comunión de las Iglesias particulares en la Iglesia una y de garante de libertad de la misma.

1560   Cada obispo tiene, como vicario de Cristo, el oficio pastoral de la Iglesia particular que le ha sido confiada, pero al mismo tiempo tiene colegialmente con todos sus hermanos en el episcopado la solicitud de todas las Iglesia: " Más si todo obispo es propio solamente de la porción de grey confiada a sus cuidados, su cualidad de legítimo sucesor de los apóstoles por institución divina, le hace solidariamente responsable de la misión apostólica de la Iglesia" ( Pío XII, enc. " Fidei donum", 11; Cf. LG 23; CD 4, 36-37; AG 5.6.38).

1561   Todo lo que se ha dicho explica por qué la Eucaristía celebrada por el obispo tiene una significación muy especial como expresión de la Iglesia reunida en torno al altar bajo la presidencia de quien representa visiblemente a Cristo, Buen Pastor y Cabeza de su Iglesia ( Cf. SC 41; LG 26)." (CIC 1554-1561)

Comentario:

Sabiendo la preeminencia de la celebración eucarística celebrada por el obispo tengamos sentimientos de agradecimiento a los obispos cuando visitan nuestra parroquia y tratemos de asistir como buenos hijos a esas celebraciones.  


domingo, 11 de octubre de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1548-1553)

 


                                          " In persona Christi Capitis...

1548   En el servicio eclesial del ministro ordenado es Cristo mismo quien está presente en su Iglesia como Cabeza de su cuerpo, Pastor de su rebaño, sumo sacerdote del sacrificio redentor, maestro de la Verdad. Es lo que la Iglesia expresa al decir que el sacerdote, en virtud del sacramento del Orden, actúa " in persona Christi Capitis" ( Cf. LG 10; 28, SC 33; CD 11; PO 2, 6):

           El ministro posee en verdad el papel del mismo Sacerdote, Cristo Jesús. Sí, ciertamente, aquél es asimilado al Sumo Sacerdote, por la consagración sacerdotal recibida, goza de la facultad de actuar por el poder de Cristo mismo a quien representa ( " virtute ac persona ipsius Christi") ( Pío XII, enc. " Mediator Dei").

            " Christus est fons totius sacerdotii: nam sacerdos legalis erat figura ipsius, sacerdos autem novae legis in persona ipsius operatur" ( " Cristo es la fuente de todo sacerdocio, pues el sacerdote de la antigua ley era figura de El y el sacerdote de la nueva ley actúa en representación suya ", Santo Tomás de A., s. th. 3, 22, 4).

1549   Por el ministerio ordenado, especialmente por el de los obispos y los presbíteros, la presencia de Cristo como cabeza de la Iglesia se hace visible en medio de la comunidad de los creyentes. Según la bella expresión de san Ignacio de Antioquía, el obispo es " typos tou Patros", es " imagen viva de Dios Padre ( Trall. 3, 1; Cf. Magn. 6, 1).

1550   Esta presencia de Cristo en el ministro no debe ser entendida como si éste estuviese exento de todas las flaquezas humanas del afán de poder, de errores, es decir de pecado.  No todos los actos del ministro son garantizados de la misma manera por la del Espíritu Santo. Mientras que en los sacramentos esta garantía es dada de modo que ni siquiera el pecado del ministro puede impedir el fruto de la gracia, existen muchos otros actos en que la condición humana del ministro deja huellas que no son siempre el signo de la fidelidad al Evangelio y que pueden dañar por consiguiente la fecundidad apostólica de la Iglesia.

1551   Este sacerdocio es ministerial. " Esta función, que el Señor confió a los pastores de su pueblo, es un verdadero servicio" ( LG 24). Está enteramente referido a Cristo y a los hombres. Depende totalmente de Cristo y de su sacerdocio único, y fue instituido en favor de los hombres y de la comunidad de la Iglesia. El sacramento del Orden comunica un " poder sagrado", que no es otro que el de Cristo. El ejercicio de esta autoridad debe, por tanto, medirse según el modelo de Cristo, que por amor se hizo el último y el servidor de todos ( Cf. Mc 10, 43-45; 1P 5, 3). " El Señor dijo claramente que la atención prestada a su rebaño era prueba de amor a "l " ( san Juan Crisóstomo, sac. 2, 4; Cf. Jn 21, 15-17).


                                         " En nombre de toda la Iglesia"

1552    El sacerdote ministerial no tiene solamente por tarea representar a Cristo - Cabeza de la Iglesia- ante la asamblea de los fieles, actúa también en nombre de toda la Iglesia cuando presenta a Dios la oración de la Iglesia ( Cf. SC 33) y sobre todo cuando ofrece el sacrificio eucarístico ( Cf. LG 10).

1553  " En nombre de toda la Iglesia", expresión que no quiere decir que los sacerdotes sean los delegados de la comunidad. La oración y la ofrenda de la Iglesia son inseparables de la oración y la ofrenda de Cristo, su Cabeza. Se trata siempre del culto de Cristo en y por su Iglesia. Es toda la Iglesia, Cuerpo de Cristo, la que ora y se ofrece, " per ipsum et cum ipso et in ipso", en la unidad del Espíritu Santo, a Dios Padre. Todo el cuerpo, " caput et membra" ora y se ofrece, y por eso quienes, en este cuerpo, son específicamente sus ministros, son llamados ministros no sólo de Cristo, sino también de la Iglesia. El sacerdocio ministerial puede representar a la Iglesia porque representa a Cristo." ( CIC 1548- 1553).


Comentario:

La palabra presbítero, etimológicamente, es tanto como anciano. Si merece veneración la ancianidad también debemos tener consideración con el sacerdote recordemos que a pesar de sus errores él representa a Cristo al administrar los sacramentos. Antes de juzgar miremos si no " tenemos una viga en el ojo antes de pretender sacar la paja en el ojo "del sacerdote y cuando sea necesario reprender o corregir a uno  recordemos las palabras de la "corrección fraterna"que nos recomienda corregirlo a solas y si no te hace caso acudamos a su obispo para que sea él quien lo reprenda 

domingo, 4 de octubre de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( 1544-1547)

 


                                                    " El único sacerdocio de Cristo


1544   Todas las prefiguraciones del sacerdocio de la Antigua Alianza encuentran su cumplimiento en Cristo Jesús, " único mediador entre Dios y los hombres ( 1Tm 2, 5). Melquisedec " sacerdote del Altísimo" ( Gn 14, 18), es considerado por la tradición cristiana como prefiguración del sacerdocio de  Cristo, único " Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec" ( Hb 5, 10; 6, 20), " santo, inocente, inmaculado" ( Hb 7, 26), que, " mediante una sola oblación ha llevado a la perfección para siempre a los santificados" ( Hb 10, 14), es decir, mediante el único sacrificio de la Cruz.

1545   El sacrificio redentor de Cristo es único, realizado una vez por todas. Y por esto se hace presente en el sacrificio eucarístico de la Iglesia. Lo mismo acontece con el único sacerdocio de Cristo: se hace presente por el sacerdocio ministerial, sin que con ello se quebrante la unicidad del sacerdocio de Cristo: "E t video solus Christus est verus sacerdos, alii autem ministri eius" ( " Y por eso sólo Cristo es el verdadero sacerdote; los demás son ministros suyos", Santo Tomás de A., Hebr. 7, 4).


                                                     Dos modos de participar en el único                                                                                                               sacerdocio de Cristo


1546   Cristo, sumo sacerdote y único mediador, ha hecho de la Iglesia " un Reino de sacerdotes para su Dios y Padre" ( Ap 1, 6; Cf. Ap 5, 9- 10; 1P 2, 5.9). Toda la comunidad de los creyentes es, como tal, sacerdotal. Los fieles ejercen su sacerdocio bautismal a través de su participación, cada uno según su vocación propia, en la misión de Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey. Por los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación los fieles son " consagrados para ser... un sacerdocio santo" ( LG 10).

1547   El sacerdocio ministerial o jerárquico de los obispos y de los presbíteros, y el sacerdocio común de todos los fieles, " aunque su diferencia es esencial y no sólo en grado, están ordenados el uno al otro; ambos, en efecto, participan, cada uno a su manera, del único sacerdocio de Cristo" ( LG 10). ¿En qué sentido? Mientras el sacerdocio común de los fieles se realiza en el desarrollo de la gracia bautismal  (vida de fe, de esperanza y de caridad, vida según el Espíritu), el sacerdocio ministerial está al servicio del sacerdocio común, en orden al desarrollo de la gracia bautismal de todos los cristianos. es uno de los medios por los cuales Cristo no cesa de construir y de conducir a su Iglesia. Por esto es transmitido mediante un sacramento propio, el sacramento del Orden." ( CIC 1544- 1547).

Comentario:

La vida de la gracia se recibe a través del sacramento del Bautismo y con ella la misión de comunicar a otros la " Buena Nueva" recordemos la frase " Bautizados, y Enviados" debemos ser dóciles a la misión que hemos recibido y pidamos al Espíritu Santo la sabiduría para " hablar cuando debemos hablar y callar cuando debemos callar".

domingo, 27 de septiembre de 2020

" La celebración del misterio cristiano " ( CIC 1539-1543)

 


                                             " II El sacramento del Orden en la economía

                                                       de la salvación 

                                              El sacerdocio de la Antigua Alianza

1539   El pueblo elegido fue constituido por Dios " como un reino de sacerdotes y una nación consagrada" ( Ex 19, 6; Cf. Is 61, 6). Pero dentro del pueblo de Israel, Dios escogió una de las doce tribus, la de Leví, para el servicio litúrgico ( Cf. Nm 1, 48- 53); Dios mismo es la parte de su herencia ( Cf. Jos 13, 33). Un rito propio consagró los orígenes del sacerdocio de la Antigua Alianza ( Cf. Ex 29, 1-30; Lv 8). En ella los sacerdotes fueron establecidos " para intervenir en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados" ( Hb 5, 1).

1540   Instituido para anunciar la Palabra de Dios ( Cf. Ml 2, 7-9) y para restablecer la comunión con Dios mediante los sacrificios y la oración; este sacerdocio de la Antigua Alianza, sin embargo, era incapaz de realizar la salvación, por lo cual tenía necesidad de repetir sin cesar los sacrificios, y no podía alcanzar una santificación definitiva ( Cf. Hb 5, 3; 7, 27; 10, 1- 4), que sólo podía ser lograda, por el sacrificio de Cristo.

1541   No obstante, la liturgia de la Iglesia ve en el sacerdocio de Aarón y en el servicio de los levitas, así como en la institución de setenta " ancianos" ( Cf. Nm 11, 24-25), prefiguraciones del ministerio ordenado de la Nueva Alianza. Por ello, en el rito latino la Iglesia se dirige a Dios en la oración consecratoria de los obispos de la siguiente manera:

Dios y Padre nuestro Señor Jesucristo..., has establecido las reglas de la Iglesia: elegiste desde el principio un pueblo santo, descendiente de Abraham, y le diste reyes y sacerdotes que cuidaran del servicio de tu santuario... 

1542   En la ordenación de presbíteros, la Iglesia ora:

Señor, Padre santo... en la Antigua Alianza se fueron perfeccionando a través de los signos santos los grados del sacerdocio..., cuando a los sumos sacerdotes, elegidos para regir al pueblo, les diste compañeros de menor orden y dignidad, para que les ayudaran como colaboradores...,multiplicaste el espíritu de Moisés, comunicándolo a los setenta varones prudentes con los cuales gobernó fácilmente un pueblo numeroso. Así también transmitiste a los hijos de Aarón la abundante plenitud otorgada a su padre.

1543   Y en la oración consecratoria para la ordenación de los diáconos, la Iglesia confiesa:

Dios todopoderoso...Tú haces crecer a la Iglesia...,la edificas, como templo de tu gloria...,así estableciste que hubiera órdenes de ministros para tu servicio, del mismo modo que en la Antigua Alianza habías elegido a los hijos de Leví para que sirvieran al templo, y. como herencia, poseyeran una bendición eterna".( CIC 1539-1543).

Comentario:

Es instructivo conocer los antecedentes de los grados del sacramento de Orden y no perder de vista como lo manifiesta SJM en el punto 66 de Camino " El sacerdote- quien sea- es siempre otro Cristo"



domingo, 20 de septiembre de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1533-1538)

 


                                                         " Capítulo tercero

                                              Los sacramentos al servicio de la comunidad


1533   El Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía son los sacramentos de la iniciación cristiana. Fundamentan la vocación común de todos los discípulos de Cristo, que es vocación a la santidad y a la misión de evangelizar el mundo. Confieren las gracias necesarias para vivir según el Espíritu en esta vida de peregrinos en la marcha hacia la patria.

1534   Otros dos sacramentos, el Orden y el Matrimonio, ordenados a la salvación de los demás. Contribuyen ciertamente a la propia salvación, pero esto lo hacen mediante el servicio que prestan a los demás. Confieren una misión particular en la Iglesia y sirven a la edificación del Pueblo de Dios.

1535   En estos sacramentos, los que fueron ya consagrados por el Bautismo y la Confirmación ( LG 10) para el sacerdocio común de todos los fieles, pueden recibir consagraciones particulares. Los que reciben el sacramento del Orden son consagrados " en el nombre de Cristo para ser los pastores de la Iglesia con la palabra y con la gracia de Dios" ( LG 11). Por su parte, " los cónyuges cristianos, son fortificados y como consagrados para los deberes y dignidad de su estado por este sacramento especial" ( GS 48, 2).

                                       Artículo 6: El sacramento del Orden

1536   El Orden es el sacramento gracias al cual la misión confiada por Cristo a sus apóstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos: es pues, el sacramento del ministerio apostólico. Comprende tres grados: el episcopado, el presbiterado y el diaconado.

            ( Sobre la institución y la misión del ministerio apostólico por Cristo ya se ha tratado en la primera parte. Aquí sólo se trata de la realidad sacramental mediante la que se transmite este ministerio).

                                   I El nombre del sacramento del Orden

1537   La palabra Orden designaba, en la antigüedad romana, cuerpos constituidos en sentido civil, sobre todo el cuerpo que gobiernan. Ordinatio designa la integración en un ordo. En la Iglesia hay cuerpos constituidos que la Tradición, no sin fundamento en la Sagrada Escritura (Cf. Hb 5, 6; 7, 11; Sal 110, 4), desde los tiempos antiguos con el nombre de taxeis ( en griego) de ordines ( en latín):así la liturgia habla del ordo episcoporum, del ordo presbyterorum, del ordo diaconorum. También reciben nombre de ordo otros grupos: los catecúmenos, las vírgenes, los esposos, las viudas...

1538   La integración en uno de estos cuerpos de la Iglesia se hacía por un rito llamado ordinatio, acto religioso y litúrgico que era una consagración, una bendición o un sacramento. Hoy la palabra  "ordinatio" está reservada al acto sacramental que incorpora al orden de los obispos, de los presbíteros y de los diáconos y que va más allá de una simple elección, designación, delegación o institución por la comunidad, pues confiere un don del Espíritu Santo que permite ejercer un " poder sagrado" ( " sacra potestas"; Cf. LG 10) que sólo puede venir de Cristo, a través de su Iglesia. La ordenación también es llamada " consecratio" porque es un " poner aparte" y un " investir" por Cristo mismo para su Iglesia. la "imposición de manos" del obispo, con la oración consecratoria, constituye el signo visible de esta consagración " ( CIC 1533-1538).

Comentario:

Entramos a estudiar el sacramento del Orden y debemos recordar siempre que la Iglesia por voluntad de Cristo necesita de los sacerdotes como el canal dispensador de las gracias inherentes a los sacramentos, especialmente el sacramento de la Penitencia, Eucaristía y Unción de enfermos, por eso debemos pedir insistentemente a Dios muchos sacerdotes, santos sacerdotes y buenos sacerdotes que trabajen en la viña del Señor. 

Y como dice el punto 75 de Camino SJM " Como los hijos buenos de Noé, cubre con la capa de la caridad las miserias que veas en tu padre, el Sacerdote"   

 



  



domingo, 13 de septiembre de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1526-1532)

 


                                                                  Resumen


1526   " ¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados" ( St 5, 14- 15).


1527   El sacramento de la Unción de los enfermos tiene por fin conferir una gracia especial al cristiano que experimenta las dificultades inherentes al estado de enfermedad grave o de vejez.


1528   El tiempo oportuno para recibir la Santa Unción llega ciertamente cuando el fiel comienza a encontrarse en peligro de muerte por causa de enfermedad o de vejez.


1529   Cada vez que un cristiano cae gravemente enfermo puede recibir la Santa Unción, y también cuando, después de haberla recibido, la enfermedad se agrava.


1530   Sólo los sacerdotes ( presbíteros y obispos) pueden administrar el sacramento de la Unción de los enfermos; para conferirlo emplean óleo bendecido por el obispo, o, en caso necesario, por el mismo presbítero que celebra.


1531   Lo esencial de la celebración de este sacramento consiste en la unción en la frente y en las manos del enfermo ( en el rito romano) o en otras partes del cuerpo ( en Oriente), unción acompañada de la oración litúrgica del sacerdote celebrante que pide la gracia especial de este sacramento.


1532   La gracia especial del sacramento de la Unción de los enfermos tiene como efectos:

         - La unión del enfermo a la Pasión de Cristo, para su bien y el de toda la Iglesia.

         - El consuelo, la paz y el ánimo para soportar cristianamente los sufrimientos de la enfermedad o de la vejez.

         - El perdón de los pecados si el enfermo no ha podido obtenerlo por el sacramento de la Penitencia .

         - El restablecimiento de la salud corporal, si conviene a la salud espiritual.

         - La preparación para el paso a la vida eterna." ( CIC 1526-1532).


Comentario:

Conociendo los beneficios del sacramento de la Unción de los enfermos tenemos el deber moral de recomendarlo cuando alguna persona esté en peligro de muerte.

No dejemos que nadie de nuestros seres queridos y de quienes sepamos están en peligro de muerte fallezcan sin haber sugerido nosotros la administración del sacramento, " Si hacen caso habrás salvado a tu hermano, si no hacen caso habrás salvado tu vida"dice el Señor en el Libro de Jeremías.

domingo, 6 de septiembre de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1520-1525 )

   


                                                      " IV Efectos de la celebración 

                                                          de este sacramento


1520   Un don particular del Espíritu Santo. La gracia primera de este sacramento es una gracia de consuelo, de paz y de ánimo para vencer las dificultades propias del estado de enfermedad grave de la fragilidad de la vejez. Esta gracia es un don del Espíritu Santo que renueva la confianza y la fe en Dios y fortalece contra las tentaciones del maligno, especialmente tentación de desaliento y angustia ante la muerte ( Cf. Hb 2, 15). Esta asistencia del Señor por la fuerza de su Espíritu quiere conducir al enfermo a la curación del alma, pero también a la del cuerpo, si tal es la voluntad de Dios ( Cf. Cc de Florencia: DS 1325). Ademàs, " si hubiera cometido pecados, le serán perdonados" ( St 5, 15; Cf. Cc. de Trento DS 1717).

1521   La unión a la Pasión de Cristo. Por la gracia de este sacramento, el enfermo recibe la fuerza y el don de unirse más íntimamente a la Pasión de Cristo: en cierta manera es consagrado para dar fruto por su configuración con la Pasión redentora del Señor. El sufrimiento, secuela del pecado original, recibe un sentido nuevo, viene a ser participación en la obra salvífica de Jesús.

1522   Una gracia eclesial. Los enfermos que reciben este sacramento, " uniéndose libremente a la pasión y muerte de Cristo, contribuyen al bien del Pueblo de Dios" ( LG 11). Cuando celebra este sacramento, la Iglesia, en la comunión de los santos, intercede por el bien del enfermo. Y el enfermo, a su vez, por la gracia de este sacramento, contribuye a la santificación de la Iglesia y al bien de todos los hombres por los que la Iglesia sufre y se ofrece, por Cristo, a Dios Padre.

1523   Una preparación para el último tránsito. Si el sacramento de la Unción de los enfermos es concedido a todos los que sufren enfermedades y dolencias graves, lo es con mayor razón " a los que están a punto de salir de esta vida" ( " in exitu viae constituti" Cc. de Trento: DS 1698), de manera que se la ha llamado también " sacramentum exeuntium" ( " sacramento de los que parten", ibid.). La Unción de los enfermos acaba con conformarnos con la muerte y resurrección de Cristo, como el Bautismo había comenzado a hacerlo. Es la última de las sagradas unciones que jalonan toda la vida cristiana; la del Bautismo había sellado en nosotros la vida nueva, la de la Confirmación nos había fortalecido para el combate de esta vida. Esta última unción ofrece al término de nuestra vida terrena un escudo para defenderse en los últimos combates y entrar en la Casa del padre ( Cf. ibíd.:DS 1694).


                                                 El Viático, último sacramento del cristiano

1524   A los que van a dejar esta vida, la Iglesia ofrece, además de la Unción de los enfermos, la Eucaristía como viático. Recibida en este momento del paso hacia el Padre, la Comunión del Cuerpo y la Sangre de Cristo tiene una significación y una importancia particulares. Es semilla de vida eterna y poder de resurrección según las palabras del Señor:" El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día" ( Jn 6, 54). Puesto que es sacramento de Cristo muerto y resucitado, la Eucaristía es aquí sacramento del paso de la muerte a la vida, de este mundo al Padre ( Jn 13, 1).

1525   Así, como los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y de la Eucaristía constituyen una unidad llamada " los sacramentos de la iniciación cristiana", se puede decir que la Penitencia, la Santa Unción y la Eucaristía, en cuanto viático, constituyen, cuando la vida cristiana toca a su fin " los sacramentos que preparan para entrar en la Patria" o los sacramentos que cierran la peregrinación.          ( CIC 1520- 1525).

Comentario:

Al concluir este capítulo del sacramento  de la Unción de enfermos viene a mi memoria el punto 739 de Camino de SJM que dice así: " No tengas miedo a la muerte- Acéptala, desde ahora, generosamente...cuando Dios quiera...como Dios quiera...donde Dios quiera...- No lo dudes: vendrá en el tiempo, en el lugar y del modo que más convenga..., enviada por tu Padre-Dios- ¡Bienvenida sea nuestra hermana la muerte!".

Dejemos instrucciones a nuestros seres queridos para que llegado el momento nos administren la Unción de enfermos y el viático para estar preparados al encuentro con nuestro Padre-Dios.

 









   

domingo, 30 de agosto de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( 1514-1519)

 


                                            II Quién recibe y quién administra

                                                este sacramento

1514   La Unción de los enfermos " no es un sacramento sólo para aquellos que están a punto de morir. Por eso, se considera tiempo oportuno para recibirlo cuando el fiel empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez" ( SC 73; Cf. CIC can. 1004, 1; 1005; 1007; CCEO can 738).

1515   Si un enfermo que recibió la unción recupera la salud, puede, en caso de nueva enfermedad grave, recibir de nuevo este sacramento. En el curso de la misma enfermedad, el sacramento puede ser reiterado si la enfermedad se agrava. Es apropiado recibir la unción de los enfermos antes de una operación importante. Y esto mismo puede aplicarse a las personas de edad avanzada cuyas fuerzas se debilitan.

                                             "...llame a los presbíteros de la Iglesia"

1516   Sólo los sacerdotes ( obispos y presbíteros) son ministros de la Unción de los enfermos ( Cf. Cc de Trento: DS 1697; CIC can. 1003; CCEO can. 739, 1). Es deber de los pastores instruir a los fieles sobre los beneficios de este sacramento. Los fieles deben animar a los enfermos a llamar al sacerdote para recibir este sacramento. Y que los enfermos se preparen para recibirlo en las buenas disposiciones, con la ayuda de su pastor y de toda la comunidad eclesial a la cual se invita a acompañar muy especialmente a los enfermos con sus oraciones y sus atenciones fraternas.

                                                 III La celebración del sacramento

1517   Como en todos los sacramentos, la Unción de los enfermos se celebra de forma litúrgica y comunitaria ( Cf. SC 27), que tiene lugar en familia, en el hospital o en la iglesia, para un enfermo o grupo de enfermos. Es muy conveniente que se celebre dentro de la Eucaristía, memorial de la Pascua del Señor. Si las circunstancias lo permiten, la celebración del sacramento puede ir precedida del sacramento de la Penitencia y seguida del sacramento de la Eucaristía. En cuanto sacramento de la Pascua de Cristo, la Eucaristía debería ser siempre el último sacramento de la peregrinación terrenal, el " viático "para el " paso" a la vida eterna.

1518   Palabra y sacramento forman un todo inseparable. La liturgia de la Palabra, precedida de un acto de penitencia, abre la celebración. Las palabras de Cristo y el testimonio de los apóstoles suscitan la fe del enfermo y de la comunidad para pedir al Señor la fuerza de su Espíritu.


1519   La celebración del sacramento comprende principalmente estos elementos: " Los presbíteros de la Iglesia" ( St 5, 14) imponen- en silencio- las manos a los enfermos; oran por los enfermos en la fe de la Iglesia ( Cf. ST 5, 15); es la epiclesis propia de este sacramento; luego ungen al enfermo con óleo bendecido, si mes posible, por el obispo.

Estas acciones litúrgicas indican la gracia que este sacramento confiere a los enfermos" ( CIC 1514-1519).

Comentario: 

Tener la oportunidad de recibir este sacramento cada año a partir de los 60 años, es una gracia que no debemos rechazar y acudamos a ella cuando en la parroquia nos invitan, especialmente, en la Semana Santa a recibirlo.

 No sabemos " ni el día ni la hora " en que tendremos nuestro encuentro definitivo con Nuestro Padre Dios estemos con las " lámparas" de la caridad encendidas para ese encuentro. San Juan de la Cruz decía " al atardecer de la vida, seremos juzgados en el Amor".

 



domingo, 23 de agosto de 2020

" La celebración del misterio cristiano ( CIC 1506-1513)

 

                                                  " Sanad a los enfermos..."


1506   Cristo invita a sus discípulos a seguirle tomando a su vez su cruz ( Cf. Mt 10, 38). Siguiéndole adquieren una nueva visión sobre la enfermedad y sobre los enfermos. Jesús los asocia a su vida pobre y humilde. Les hace participar de su ministerio de compasión y de curación : " Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban" ( Mc 6, 12-13).

1507   El Señor resucitado renueva este envío ( En mi nombre...impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien", Mc 16, 17-18) y lo confirma con los signos que la Iglesia realiza invocando su nombre  (Cf. Hch 9, 34; 14, 3). Estos signos manifiestan de una manera especial que Jesús es verdaderamente "Dios que salva". ( Cf. Mt 1,21; Hch 4, 12).

1508   El Espíritu Santo da a algunos un carisma especial de curación ( Cf. 1Co 12, 9.28.30) para manifestar la fuerza de la gracia del Resucitado. Sin embargo, ni siquiera las oraciones más fervorosas obtienen la curación de todas las enfermedades. Así san Pablo aprende del Señor que " mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza" ( 2Co 12, 9 ), y que los sufrimientos que tengo que padecer, tienen como sentido lo siguiente: " Completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia" ( Col 1, 24).

1509   "¡ Sanad los enfermos!" ( Mt 10, 8). La Iglesia ha recibido esta tarea del Señor e intenta realizarla mediante los cuidados que proporciona a los enfermos, como por la oración de intercesión con la que los acompaña. Cree en la presencia vivificante de Cristo, médico de las almas y de los cuerpos. Esta presencia actúa particularmente a través de los sacramentos, y de manera especial por la Eucaristía, pan que da la vida eterna ( Cf. Jn 6, 54.58) y cuya conexión con la salud corporal insinúa san Pablo (Cf. 1Co 11, 30).

1510   No obstante, la Iglesia apostólica tuvo un rito propio en favor de los enfermos, atestiguado por Santiago: "¿ Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados" ( St 5, 14-15). La Tradición ha reconocido en este rito uno de los siete sacramentos de la Iglesia ( CF. DS 216; 1324-1325; 1695-1696; 1716-1717).

                                             Un sacramento de los enfermos

1511   La Iglesia cree y confiesa que, entre los siete sacramentos, existe un sacramento especialmente destinado a reconfortar a los atribulados por la enfermedad: la Unción de los enfermos:

Esta Unción santa de los enfermos fue instituida por Cristo nuestro Señor como un sacramento del Nuevo Testamento, verdadero y propiamente dicho, insinuado por Marcos ( Cf. Mc 6, 13), recomendado a los fieles y promulgado por Santiago, apóstol y hermano del Señor [ Cf. St 5, 14-15]( Cc de Trento: DS 1695).

1512   En la tradición litúrgica, tanto en Oriente como en Occidente, se poseen desde la antigüedad testimonios de unciones de enfermos practicadas con aceite bendito. En el transcurso de los siglos, la Unción de enfermos fue conferida, cada vez más exclusivamente, a los que estaban a punto de morir. A causa de esto, había recibido el nombre de " Extremaunción". A pesar de esta evolución, la liturgia nunca dejó de orar al Señor a fin de que el enfermo pudiera recobrar su salud si así convenía a su salvación ( Cf. DS 1696).

1513   La constitución apostólica " Sacram Unctionem infirmorum" del 30 de noviembre de 1972, de conformidad con el Concilio Vaticano II ( Cf. SC 73), estableció que, en adelante, en el rito romano, se observara lo que sigue:

El sacramento de la Unción de los enfermos se administra a los gravemente enfermos, ungiéndolos en la frente y en las manos con aceite de oliva debidamente bendecido o, según las circunstancias, con otro aceite de plantas, y pronunciando una sola vez estas palabras: " Per istam sactam unctionem et suam piissimam misericordiam adiuvet te Dominus gratia Spiritus Sancti ut a peccatis liberatum te salvet atque propitius allevet" ( " Por esta santa unción y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad" ( Cf. CIC can. 847, 1).

Comentario:

En este tiempo de pandemia es muy importante que se administre el sacramento de la unción de los enfermos a quienes están enfermos, es por eso, que en los hospitales y clínicas y en las UCI los sacerdotes están prestando un servicio de caridad y amor con los fieles enfermos y por eso muchos de ellos se han contagiado y algunos han fallecido es nuestro deber rezar por ellos y por el personal médico y auxiliares de enfermería que están atendiendo en la primera línea esta emergencia. 

domingo, 16 de agosto de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1499- 1505)

 


                                          Artículo 5: La Unción de los enfermos


1499   " Con la Sagrada Unción de los enfermos y con la oración de los presbíteros, toda la Iglesia entera encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado para que los alivie y los salve. Incluso los anima a unirse libremente a la pasión y muerte de Cristo y contribuir, así, al bien del Pueblo de Dios"        ( LG 11).

                                            I Fundamentos en la economía

                                               de la salvación

                                             La enfermedad en la vida humana

1500   La enfermedad y el sufrimiento se han contado siempre entre los problemas más graves que aquejan la vida humana. En la enfermedad, el hombre experimenta su impotencia, sus límites y su finitud. Toda enfermedad puede hacernos entrever la muerte.

1501  La enfermedad puede conducir a la angustia, al repliegue sobre sí mismo, a veces incluso a la desesperación y a la rebelión contra Dios. Puede también hacer a la persona más madura, ayudarla a discernir en su vida lo que no es esencial para volverse hacia lo que lo es. Con mucha frecuencia, la enfermedad empuja a una búsqueda de Dios, un retorno a El.

                                       El enfermo ante Dios

1502   El hombre del Antiguo Testamento vive la enfermedad de cara a Dios. Ante Dios se lamenta por su enfermedad ( Cf. Sal 38) y de El que es el Señor de la vida y de la muerte, implora la curación ( Cf. Sal 6, 3; Is 38). La enfermedad se convierte en camino de conversión ( Cf. Sal 38, 5; 39, 9, 12 ) y el perdón de Dios inaugura la curación ( Cf. Sal 32, 5; 107, 20; Mc 2, 5- 12). Israel experimenta que la enfermedad, de una manera misteriosa, se vincula al pecado y al mal; y que la fidelidad a Dios, según su Ley, devuelve la vida: " Yo, el Señor soy el que te sana" ( Ex 15, 26). El profeta entrevé que el sufrimiento puede tener también un sentido redentor por los pecados de los demás ( Cf. Is 53, 11). Finalmente, Isaías anuncia que hará venir un tiempo para Sión en que perdonará toda falta y curará toda enfermedad ( Cf. Is 33, 24).

                                       Cristo, médico

1503   La compasión de Cristo hacia los enfermos y sus numerosas curaciones de dolientes de toda clase ( Cf. Mt 4, 24) son un signo maravilloso de que " Dios ha visitado a su pueblo" ( Lc 7, 16) y que el Reino de Dios está muy cerca. Jesús no tiene solamente poder para curar, sino también de perdonar los pecados ( Cf. Mc 2, 5- 12): vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo; es el médico que los enfermos necesitan ( Cf. Mc 2, 17). Su compasión hacia todos los que sufren llega hasta identificarse con ellos:  "Estuve enfermo y me visitasteis" ( Mt 25, 36). Su amor de predilección para con los enfermos no ha cesado, a lo largo de los siglos, de suscitar la atención muy particular de los cristianos hacia todos los que sufren en su cuerpo y en su alma. Esta atención dio origen a infatigables esfuerzos por aliviar a los que sufren.

1504   A menudo Jesús pide a los enfermos que crean ( Cf. Mc 5, 34.36; 9, 23 ). Se sirve de signos para curar: saliva e imposición de manos ( Cf. Mc 7, 32-36; 8, 22-25), barro y ablución ( Cf. Jn 9, 6s). Los enfermos tratan de tocarlo ( Cf. Mc 1, 41; 3, 10; 6, 56) " pues salía de El una fuerza que los curaba a todos" ( Lc 6, 19). Así, en los sacramentos, Cristo continúa " tocándonos" para sanarnos.

1505   Conmovido por tantos sufrimientos, Cristo no sólo se deja tocar por los enfermos, sino que hace suyas sus miserias: " El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades" ( Mt 8, 17; Cf. Is 53, 4). No curó a todos los enfermos. Sus curaciones eran signos de la venida del Reino de Dios. Anunciaban una curación radical: la victoria sobre el pecado y la muerte por su Pascua. En la Cruz, Cristo tomó sobre sí todo el peso del mal ( Cf. Is 53, 4-6) y quitó el " pecado del mundo" ( Jn 1,29), del que la enfermedad no es sino una consecuencia. Por su pasión y su muerte en la Cruz, Cristo dio un sentido nuevo al sufrimiento: desde entonces éste nos configura con El y nos une a su pasión redentora." ( CIC 1499- 1505).

Comentario:

La muerte es una realidad que todos sabemos algún día llegará para nosotros y nuestros seres queridos tengamos muy presente el sacramento de la Unción de los enfermos para pedir su administración a nuestros seres queridos enfermos y a nosotros mismos cuando la enfermedad nos ataca para estar preparados si es el fin de nuestra vida terrena. Recordemos siempre que esta vida  es un cuarto de hora que se nos ha dado para ganarnos la felicidad para siempre! para siempre!

domingo, 9 de agosto de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1485-1498)

 


                                                                  " Resumen


1485  En la tarde de Pascua, el Señor Jesús se mostró a los apóstoles y les dijo: " Recibid el Espíritu               Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les               quedan retenidos" ( Jn 20, 22-23).


1486  El perdón de los pecados cometidos después del Bautismo es concedido por un sacramento                      propio llamado sacramento de la Conversión, de la Confesión, de la Penitencia o de la                           Reconciliación.


1487  Quien peca lesiona el honor de Dios y su amor, su propia dignidad de hombre llamado a ser hijo            de Dios y el bien espiritual de la Iglesia, de la que cada cristiano debe ser una piedra viva.


1488  A los ojos de la fe, ningún mal es más grave que el pecado y nada tiene peores consecuencias                  para los pecadores mismos, para la Iglesia y para el mundo entero.


1489  Volver a la comunión con Dios, después de haberlo perdido por el pecado, es un movimiento que            nace de la gracia de Dios, rico en misericordia y deseoso de la salvación de los hombres. Es                  preciso pedir este don precioso para sí mismo y para los demás. 


1490  El movimiento de retorno a Dios, llamado conversión y arrepentimiento, implica un dolor y una              aversión respecto a los pecados cometidos, y el propósito firme de no volver a pecar. La                          conversión, por tanto, mira al pasado y al futuro; se nutre de la esperanza en la misericordia                 divina.


1491  El sacramento de la Penitencia está constituido por el conjunto de tres actos realizados por el                penitente, y por la absolución del sacerdote. Los actos del penitente son: el arrepentimiento, la               confesión o manifestación de los pecados al sacerdote y el propósito de realizar la reparación y             las obras de penitencia.


1492  El arrepentimiento ( llamado también contrición), debe estar inspirado en motivaciones que                    brotan de la fe. Si el arrepentimiento es concebido por amor de caridad hacia Dios, se le llama             "perfecto"; si está fundado en otros motivos se le llama " imperfecto".


1493  El que quiere obtener la reconciliación con Dios y con la Iglesia debe confesar al sacerdote                    todos los pecados graves que no ha confesado aún y de los que se acuerda tras examinar                        cuidadosamente su conciencia. Sin ser necesaria, de suyo, la confesión de las faltas veniales está            recomendada vivamente por la Iglesia.


1494  El confesor impone al penitente el cumplimiento de ciertos actos de " satisfacción" o de                         "penitencia", para reparar el daño causado por el pecado y restablecer los hábitos propios del                discípulo de Cristo.


1495  Sólo los sacerdotes que han recibido de la autoridad de la Iglesia la facultad de absolver, pueden            ordinariamente perdonar los pecados en nombre de Cristo. 


1496  Los efectos espirituales del sacramento de la Penitencia son:

          - la reconciliación con Dios por la que el penitente recupera la gracia;

          - la reconciliación con la Iglesia;

          - la remisión de la pena eterna contraída por los pecados mortales;

          - la remisión, al menos en parte, de las penas temporales, consecuencia del pecado;

          - la paz y la serenidad de la conciencia, y el consuelos espiritual;

        - el acrecentamiento de las fuerzas espirituales para el combate cristiano.


1497  La confesión individual e íntegra de los pecados graves, seguida de la absolución es el único                  medio ordinario para la reconciliación con Dios y con la Iglesia.


1498  Mediante las indulgencias, los fieles pueden alcanzar para sí mismos y también para las almas             del Purgatorio la remisión de las penas temporales, consecuencia de los pecados." 

         ( CIC 1485- 1498).


Comentario:

Tratemos de recordar los beneficios de una buena confesión y las condiciones para que así sea: clara, concreta y precisa para que al acceder al sacramento recibamos todas las gracias que el Señor quiere regalarnos y nos acerquemos cada día más a la meta " Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto" el Señor nos dá la gracia !!! 

domingo, 2 de agosto de 2020

" La celebración del misterio cristiano" ( CIC 1478- 1484)

    


                                                " Obtener la indulgencia de Dios 
                                                    por medio de la Iglesia



1478   Las indulgencias se obtienen por la Iglesia que, en virtud del poder de atar y desatar que le fue concedido por Cristo Jesús, interviene en favor de un cristiano y le abre el tesoro de los méritos de Cristo y de los santos para obtener del Padre de la misericordia, la remisión de las penas temporales debidas por sus pecados. Por eso la Iglesia no quiere solamente acudir en ayuda de este cristiano, sino también impulsarlo a hacer obras de piedad, de penitencia y de caridad ( Cf. Pablo VI, ibíd. 8; Cc de Trento: DS 1835).

1479   Puesto que los fieles difuntos en vía de purificación son también miembros de la misma comunión de los santos, podemos ayudarles, entre otras formas, obteniendo para ellos indulgencias, de manera que se vean libres de las penas temporales debidas por sus pecados.

                                                 XI La celebración del sacramento 
                                                     de la Penitencia

1480   Como todos los sacramentos, la Penitencia es una acción litúrgica. Ordinariamente los elementos de su celebración son: saludo y bendición del sacerdote, lectura de la Palabra de Dios para iluminar la conciencia y suscitar la contrición, y exhortación al arrepentimiento; la confesión que reconoce los pecados y los manifiesta al sacerdote; la imposición y la aceptación de la penitencia; la absolución del sacerdote, alabanza de acción de gracias y despedida con la bendición del sacerdote.

1481   La liturgia bizantina posee expresiones diversas de absolución, en forma deprecativa, que expresan admirablemente el misterio del perdón: " Que el Dios que por el profeta Natán perdonó a David cuando confesó sus pecados, y a Pedro cuando lloró amargamente, y a la pecadora cuando derramó lágrimas sobre sus pies, y al publicano, y al pródigo, este mismo Dios, por medio de mí, pecador, os perdone en esta vida y en la otra y que os haga comparecer sin condenaros en su temible ritual. El que es bendito por los siglos de los siglos. Amén".

1482   El sacramento de la Penitencia puede también celebrarse en el marco de una celebración comunitaria, en la que los penitentes se preparan a la confesión y juntos dan gracias por el perdón recibido. Así la confesión personal de los pecados y la absolución individual están insertadas en una liturgia de la Palabra de Dios, con lecturas y homilía, examen de conciencia dirigido en común, petición comunitaria del perdón, rezo del Padrenuestro y acción de gracias en común. Esta celebración comunitaria expresa más claramente el carácter eclesial de la penitencia. En todo caso cualquiera que sea la manera de su celebración, el sacramento de la Penitencia es siempre, por su naturaleza misma, una acción litúrgica, por tanto, eclesial y pública ( Cf. SC 26- 27).

1483   En casos de necesidad grave se puede recurrir a la celebración comunitaria de la reconciliación con confesión general y absolución general. Semejante necesidad grave puede presentarse cuando hay un grave peligro inminente de muerte sin que el sacerdote o los sacerdotes tengan tiempo suficiente para oír la confesión de cada penitente. La necesidad grave puede existir también cuando, teniendo en cuenta el número de penitentes, no hay bastantes confesores para oír debidamente las confesiones individuales en un tiempo razonable, de manera que los penitentes sin culpa suya, se verían privados durante largo tiempo de la gracia sacramental o de la sagrada comunión. En este caso, los fieles deben tener para la validez de la absolución, el propósito de confesar individualmente sus pecados graves en su debido tiempo ( Cf. CIC can 962, 1). Al obispo diocesano corresponde juzgar si existen las condiciones requeridas para la absolución general ( Cf. CIC can. 961, 1). Una gran concurrencia de fieles con ocasión de grandes fiestas o de peregrinaciones no constituyen por su naturaleza ocasión de la referida necesidad grave ( Cf. CIC can. 961, 1).

1484   " La confesión individual e íntegra y la absolución continúan siendo el único modo ordinario para que los fieles se reconcilien con Dios y la Iglesia, a no ser que una imposibilidad física o moral excuse de este modo de confesión" ( OP 31). Y esto se establece así por razones profundas. Cristo actúa en cada uno de los sacramentos. Se dirige personalmente a cada uno de los pecadores: " Hijo, tus pecados están perdonados" ( Mc 2, 5); es el médico que, se inclina sobre cada uno de los enfermos que tienen necesidad de él ( Cf. Mc 2, 17) para curarlos; los restaura y los devuelve a la comunión fraterna. Por tanto, la confesión personal es la forma más significativa de la reconciliación con Dios y con la Iglesia" ( CIC 1478- 1484).


Comentario:

Recordemos que desde marzo el Papa Francisco nos animó para hacer el acto  de contrición perfecta antes de la comunión espiritual para tener estos dos sacramentos durante el tiempo que duren cerradas las iglesias por la pandemia y tener el propósito de acudir al sacramento tan pronto se habiliten de nuevo la celebración normal de los sacramentos.