" La unidad del Decálogo
2069 El Decálogo forma un todo indisociable. Cada una de las " diez palabras" remite a cada una de las demás y al conjunto; se condicionan recíprocamente. Las dos tablas se iluminan mutuamente; forman una unidad orgánica. transgredir un mandamiento es quebrantar todos los otros ( Cf. St 2, 10-11). No se puede honrar a otro sin bendecir a Dios su Creador. No se podría adorar a Dios sin amar a todos los hombres, que son sus criaturas. El Decálogo unifica la vida teologal y la vida social del hombre.
El Decálogo y la ley natural
2070 Los diez mandamientos pertenecen a la revelación de Dios. Nos enseñan al mismo tiempo la verdadera humanidad del hombre. Ponen de relieve los deberes esenciales y, por tanto indirectamente, los derechos fundamentales, inherentes a la naturaleza de la persona humana. El Decálogo contiene una expresión privilegiada de la " ley natural":
Desde el comienzo, Dios había puesto en el corazón de los hombres los preceptos de la ley natural. Primeramente se contentó con recordárselos. Esto fue el Decálogo ( San Ireneo, haer. 4, 15, 1).
2071 Aunque accesibles a la sola razón, los preceptos del Decálogo han sido revelados. Para alcanzar un conocimiento completo y cierto de las exigencias de la ley natural, la humanidad pecadora necesitaba esta revelación:
En el estado de pecado, una explicación plena de los mandamientos del Decálogo resultó necesaria a causa del oscurecimiento de la luz de la razón y de la desviación de la voluntad ( San Buenaventura, sent. 4, 37, 1, 3 ).
Conocemos los mandamientos de la Ley de Dios por la revelación divina que nos es propuesta en la Iglesia, y por la voz de la conciencia moral
La obligación del Decálogo
2072 Los diez mandamientos, por expresar los deberes fundamentales del hombre hacia Dios y hacia su prójimo, revelan en su contenido primordial obligaciones graves. Son básicamente inmutables y su obligación vale siempre y en todas partes. Nadie podría dispensar de ellos. Los diez mandamientos están grabados por Dios en el corazón del ser humano.
2073 La obediencia a los mandamientos implica también obligaciones cuya materia es, en sí misma, leve. Así, la injuria de palabra está prohibida por el quinto mandamiento, pero sólo podría ser una falta grave en razón de las circunstancias o de la intención del que la profiere.
" Sin mí no podéis hacer nada"
2074 Jesús dice: " Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí como yo en él, ése da mucho fruto; porque sin mí no podéis hacer nada " ( Jn 15, 5). El fruto evocado en estas palabras es la santidad de una vida hecha fecunda por la unión con Cristo. Cuando creemos en Jesucristo, participamos en sus misterios y guardamos sus mandamientos, el Salvador mismo ama en nosotros a su Padre y a sus hermanos, nuestro Padre y nuestros hermanos. Su persona viene a ser, por obra del Espíritu, la norma viva e interior de nuestro obrar. " Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado"( Jn 15, 12)." ) CIC 2069- 2074).
Comentario:
La formación de la conciencia recta nos ayuda a saber cuando nuestros actos agradan a Dios o cuando estos actos son una ofensa mayor o menor desobedeciendo a su Voluntad.
Seamos cuidadosos en identificar los errores o los aciertos que cometemos a la luz de la norma moral inscrita en nuestro corazón y mirando las huellas que Jesús nos dejó en los evangelios sobre su obrar acorde en todo a la voluntad del Padre " Mi alimento es hacer en todo la voluntad de mi Padre".